Monasterio de San Pedro de Rocas en Esgos (II). Ribeira Sacra, Ourense. La Iglesia Rupestre. Las Tumbas.
Parte 2 de la visita al Monasterio de San Pedro de Rocas. Hoy vamos a ver la Iglesia, excavada en la roca y que data del año 573, y sus ampliaciones posteriores, de época románica y de los siglos XVI y XIX. También veremos las tumbas, en el interior y exterior de la iglesia.
Click Aquí para ver la Parte 1: El Exterior, Campanario, Cementerio, Fuente de San Benito, Casa Prioral y Centro de Interpretación.
Ábside de la nave central de la iglesia, excavada en la roca.
En la primera parte de la visita, tras regresar al monasterio desde la Fuente de San Bieito/Benito habíamos pasado ya el arco del campanario y nos dirigíamos a la iglesia.
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Leemos acerca de la iglesia en un panel informativo que hay en el Centro de Interpretación:
La iglesia, así como todo en este recinto, es el resultado de las sucesivas superposiciones y añadiduras que se fueron construyendo a lo largo de su historia.
La iglesia primitiva nace a partir de las cuevas que los eremitas, retirados en este lugar buscando una vida de soledad y oración, fueron excavando en la propia roca.
Dichas cuevas trazaron los ejes de las tres naves que forman la iglesia; la central, como es frecuente, de mayores dimensiones que las laterales. Están cubiertas con un techo en forma de bóveda de medio cañón, cubierta que también fue agujereada en su parte central para dotar de una tenue luz al conjunto.
Al crecer la comunidad y la población, se tuvo que ampliar el recinto, añadiendo una nave transversal en la entrada de la iglesia. En un lateral se lee una inscripción en que se relata que la obra se hizo bajo el mandato del prior Gonzalo de Penalva en el siglo XV. En esa época, la iglesia tendría cinco altares, dos de ellos ya desaparecidos, y un coro superior de madera destruido en 1936.
En la capilla de la izquierda se pintó sobre la pared un mapamundi que, por el momento, es el único que se conoce en época románica.
La fachada actual está fechada en el siglo XIX. Se hizo imitando el estilo de la casa prioral ya existente en esa época.
Vamos a entrar en la iglesia. Leemos en un pequeño panel de metacrilato junto a la puerta de acceso a la iglesia este breve texto: Las capillas excavadas en la roca son la parte más importante del conjunto arquitectónico, remontan su antigüedad al menos al siglo VI.
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Ventana situada sobre la puerta de acceso a la iglesia. Creemos que la inscripción que se ve en la parte superior de la imagen es aquella a la que se refiere el panel y que hace referencia al momento en el que se amplió la iglesia con la construcción de una nave transversal en la entrada de la iglesia, obra que se hizo bajo el mandato del prior Gonzalo de Penalva, en el siglo XV.
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Entramos en la iglesia. La pasarela metálica está construida en la parte de la nave transversal ampliada y detrás de los arcos están las capillas trogloditas excavadas en la roca, las tres naves de la iglesia primitiva.
La roca.
A nuestra izquierda vemos la nave transversal del siglo XV. En 1988 se procedió a levantar el enlosado de esta nave para su reforma y se descubrieron una serie de tumbas que ahora quedan a la vista. Pertenecían a enterramientos que se hicieron en el exterior de la primitiva iglesia, en donde ahora está la nave transversal.
Y a nuestra derecha la otra parte de la misma nave transversal. Vemos más tumbas. Se ha constatado que las sepulturas nos indican que hubo tres períodos diferenciados en la construcción de la iglesia: la primitiva o prerrománica, anterior al siglo X, la románica en el siglo XII y una tercera en reformas posteriores de los siglos XVI y XVII.
Existen más tumbas en la nave central y en la lateral de la derecha y también en el exterior de la iglesia, entre la misma y la casa prioral, como más adelante veremos.
Desde la nave transversal vemos la puerta de acceso a la nave lateral de la derecha de la iglesia primitiva, la decoración de la misma está labrada en la roca y la forma de los arcos indicaría la construcción de las capillas laterales en el siglo X, como ampliación de la primera iglesia.
A la derecha de la imagen se ven, no sin alguna dificultad, dos imágenes yacentes sobre dos sepulcros, que se han datado en los primeros años del siglo XIII.
Los arcos de las puertas de acceso a las naves central y derecha de la iglesia primitiva.
Entramos en la nave central. Vamos a ver la iglesia, en un primer momento, con la escasa luz natural de la que disponían los eremitas y monjes que accedían a la misma. Vemos las escaleras del altar y en la parte inferior, cuatro tumbas que están orientadas de este a oeste. El haz de luz que se observa sobre las tumbas proviene de un agujero hecho en la bóveda de cañón de la nave.
El agujero excavado en la roca al que nos referimos.
Desde lo alto del altar de esta nave central vemos la escasa luz que entra en este espacio.
En el centro de la imagen el hueco que comunica esta nave central con la lateral de la derecha.
Ahora estamos en la nave lateral derecha. Esta es la puerta que veíamos desde la nave transversal con las tumbas a las que nos hemos referido antes.
Desde la nave derecha vemos el acceso a la iglesia primitiva.
Alguien ha encendido las luces. Ahora estamos en la nave lateral de la izquierda y desde aquí vemos parte de la nave transversal.
Altar de esta nave lateral izquierda. A la izquierda del altar está el mapamundi de época románica al que se refiere el panel que hemos transcrito más arriba. El mapamundi hoy apenas se distingue.
Y volvemos a la nave central. El ábside es semicircular como los de las otras naves, corresponden a reformas hechas ya en época románica. También vemos mejor las cuatro tumbas a las que nos hemos referido anteriormente. El altar, datado en el siglo VI, se conserva en el Museo de Ourense.
Nota:
Aquí incluimos (19-06-17) lo ya publicado sobre la denominada Ara o
Pie de Altar de San Pedro de Rocas en nuestra entrada sobre la
Escolma (exposición antológica) del Museo Arqueológico de Ourense.
Se
conserva en el Museo una pieza singular, un pilar prismático de
granito, con las dimensiones de 43 cm. de frente, 41 cm. de fondo y
77 cm. de altura, procedente de San Pedro de Rocas. Ingresó hace dos
décadas por depósito de la Excma. Diputación Provincial con el fin
de garantizar su conservación, después de diversas actuaciones
vandálicas. Es una muestra representativa de los altares del primer
momento del cristianismo en Galicia.
Su
forma, un bloque prismático, constituye la forma más antigua del
altar cristiano, de los que hay un ejemplar de gran interés en la
iglesia de San Torcuato en Santa Comba de Bande, éste marmóreo, y
otros semejantes, también de una piedra de granito, en Santa María
de Mixós o el más próximo de Ambía, derivando claramente de las
aras romanas.
El
altar está decorado en sus cuatro caras por un doble arco de
herradura, rebajado sobre columnillas sogueadas. Los arquitos
aparecen doblados por motivos incisos y en la enjuta un elemento
triangular. Un motivo de cordón doble remata la parte baja de la
pieza en todo su contorno. En una de sus caras presenta un nexo
epigráfico, hecho por incisión y de difícil lectura e
interpretación, que puede vincularse con Christus, a manera de
crismón con muchas peculiaridades.
Su
ornamentación, calificada por algunos como mozárabe, la podemos
relacionar con uno de los elementos más reveladores de la
arquitectura prerrománica en la provincia: el arco de herradura,
manifestado en numerosas ventanas geminadas procedentes de edificios
de este período o restaurados en ese momento.
Pero
es necesario resaltar que el tema de los arcos de herradura y los
sogueados es frecuente en numerosas estelas romanas del Noroeste
Peninsular, por lo que el peso de la tradición no debe descartarse
y, por encima, está el hecho de la presencia en el mismo lugar de la
lápida fundacional, del año 573, con los mismos temas y,
establecida la relación, cabe pensar que sean coetáneas las dos
piezas.
Así,
atendiendo a su semejanza formal, tanto el ara como la lápida
fundacional, corresponderían a un momento cronológico común, el
momento más antiguo del convento de Rocas, lugar expresivo de la
organización de la vida cristiana del siglo VI en la Ribeira Sacra,
bajo el influjo de Valerio del Bierzo, Fructuoso o Martín de Braga,
en el que el elemento de más peso en la datación será la mención
de la Era que aparece en la lápida: Era 611 (año de Cristo 573).
El
problema de enlazar la fecha de la inscripción (año 573) con la
fecha que mejor cuadraba estilísticamente a los motivos de su
decoración y la del altar (s.IX-X) se intentó salvar considerando
la inscripción como copia circia de otra anterior pero hecha tres
siglos después. Sin embargo, como dice Duro Peña no hay razón para
dudar de la falsedad de la lápida ni de su inscripción y son solo
motivos formales y estilísticos los que parecen cuestionar la
cronología común de inscripción y altar.
Parece
más razonable considerar los dos monumentos de la misma época y dar
validez a la fecha que figura en uno de los testigos, la lápida
fundacional.
Continuamos.
El agujero perforado en la roca para aportar luz.
Nave lateral de la derecha.
¿Recuerdan?
Salimos al exterior de la iglesia.
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Nos encaminamos al espacio que hay entre la iglesia y la casa prioral.
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Hay aquí ocho tumbas antropomorfas, procedentes del primitivo claustro suevo.
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Puerta de acceso a la iglesia, tapiada.
Tumbas.
Parte posterior de la casa prioral.
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Vamos a ver ahora tan solo algunos detalles del Centro de Interpretación ya que éste necesita una visita aparte (próximamente en sus pantallas) por el gran número de cosas interesantes que contiene.
Recreación de una de las celdas en las que descansaban los monjes.
Algunos restos arqueológicos conservados.
Leemos en el respaldo del banco: Cando chega a noite, acobillámonos na casa, a carón do lume, fuxindo da choiva e do frío. Ó pé da lareira os nosos vellos traen historias dun tempo que nos soa moi lonxano, pero coñecido a un tempo. Prende o lume, e escolle algún dos contos que nos traen as nosas xentes.
Traducción libre: Cuando llega la noche, nos refugiamos en casa, cerca de la lumbre, huyendo de la lluvia y del frío. Al pie de la lareira nuestros ancianos traen historias de un tiempo que nos suena muy lejano pero al tiempo conocido. Prende el fuego y escoge algunos de los cuentos que nos trae nuestra gente.
Lareira.
Y aquí termina esta visita al Monasterio de San Pedro de Rocas.
Fin.
Fantástico y bien documentado reportaje fotográfico y bellísimo lugar.
ResponderEliminarGracias Almonleon. El lugar es fabuloso.
Eliminar¿No había en esta iglesia unos restos de pintura románica?
ResponderEliminarUn saludo, perdón por el retraso en contestar a su mensaje, UNAI. Efectivamente, se trataba de un mapamundi, único. No fui capaz de verlo ni recogerlo por lo que habré de volver. Saludos.
EliminarBellísimo el reportaje: las fotos y la narración.
ResponderEliminarHay misterio y belleza en este monasterio.
Gracias por descubrírnoslo tan maravillosamente.