En
Portomarín visitamos la iglesia románica de San Juan/Xoán. Construida
entre finales del siglo XII y principios del XIII, fue trasladada
piedra a piedra a su emplazamiento actual desde su antigua ubicación
en el Viejo Portomarín, en 1963, al entrar en servicio el Embalse de
Belesar, que anegó por completo el antiguo pueblo. En esta Parte 1
vemos las fachadas de este imponente monumento, el ábside, los
rosetones y las tres portadas.
Click Aquí para ver la Parte 2; El interior de la iglesia.
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Click Aquí para ver nuestras visitas a Portomarín El
Camino de Santiago, Paseo por el cauce del Miño, el antiguo
Portomarín; y Portomarín hoy.
Aquel
día nevaba ligeramente en Portomarín. La iglesia recibe los nombres
de San Juan (el titular de la iglesia) y de San Nicolás
indistintamente. Esto es debido a que San Juan era el barrio del
Portomarín antiguo en el que estaba ubicada la iglesia (el otro
barrio era el de San Pedro, en la margen de enfrente), y San Nicolás
es el patrono de Portomarín.
Coordenadas
de situación de Portomarín
en
Galicia. Amplíe el mapa y llegará a la
iglesia románica de San Juan/Xoán o San Nicolás: 42.807725, -7.615596
Nota:
Los textos que aparecen en cursiva han sido extraídos de los
siguientes dos trabajos. Iremos especificando a cual de ellos
pertenece cada párrafo.
Son,
por un lado, el trabajo titulado: Traslado y Restauración de la
Iglesia Románica de San Juan de Portomarín, cuyo autor es D.
Francisco Javier Ocaña Eiroa. Por otro lado: Galicia, Volumen 2
de la serie La España
Románica, de Ediciones Encuentro, 1979, pags. 348 a 351, cuyos
autores son Manuel Chamoso Lamas, Victoriano González y Bernardo
Regal.
Portomarín,
a la derecha, en su actual ubicación, en el Monte do Cristo, nueva
ubicación motivada por la construcción en 1963 del Embalse de
Belesar, que aquí podemos ver casi lleno.
Comenzamos
con unos apuntes extraídos del trabajo del profesor Ocaña Eiroa:
De
la iglesia de San Juan de Portomarín se nos escapa la condición
humana de quienes la soñaron y la levantaron, pero no del lugar en
que se construyó. Pero sobre todo de las circunstancias que
concurrieron para su traslado y restauración después de anegado el
viejo pueblo. Es como si rescatáramos a los hombres que la
construyeron, ahora reconstruyeron, y las características de su
construcción, ahora reconstrucción.
De
este modo recuperamos la historia física y humana de un edificio tan
singular, como importante, en la historia del románico gallego,
nacional y del Camino de Santiago.
Es
preciso distinguir dos aspectos en este sentido. Por un lado la
historia antigua de la iglesia y la villa, y por otro su renovada
reconstrucción, a la luz de la inundación del Portomarín medieval
y la creación del Nuevo Portomarín.
Vemos
ahora el Miño, a un nivel muy bajo. Esto nos permite ver, en la
margen izquierda, el barrio de San Pedro y en la derecha, el de San
Juan.
El
Viejo Portomarín, que había sido declarado Conjunto
Histórico-Artístico por decreto de 8 de Febrero de 1946, estaba
situado en el margen derecho del río Miño, aproximadamente en la
cuenca media del mismo. Era un pueblo creado al calor del Camino de
Santiago, con la clara dirección provocada por la función del
tránsito hacia Santiago de Compostela de los pueblos medievales.
El
hábitat urbano del Viejo Portomarín se componía de 2 barrios, el
de San Juan y el de San Pedro. Ambos asentamientos reunían una
población de 745 habitantes en el año 1950. El núcleo principal
era el de San Juan, situado en la margen derecha del río, teniendo
muy poca importancia el de San Pedro, en la margen izquierda. Ambos
barrios tenían iglesias románicas medievales, destacando en
importancia la de San Juan.
La
actividad del pueblo era fundamentalmente agrícola por el cultivo de
las fértiles tierras de las márgenes del Miño, completando su
organización económica con la ganadería en explotación doméstica
para el uso de la familia. Para algunos vecinos la pesca del río
constituía un ingreso notable en su economía.
A
la derecha, en donde termina la rampa del edificio del Club Náutico
de Portomarín estaba situada la iglesia de San Juan.
A
principio de la década de los años 50 la empresa hidroeléctrica
FENOSA tenía una concesión para el mejor aprovechamiento hidráulico
de la cabecera del Miño, que consistía en la construcción de 2
presas de aproximadas dimensiones, unos 100 mts. cada una de ellas.
Las presas eran las de Peares y Belesar.
De
este modo las aguas del embalse de Belesar llegaban en su cola hasta
el pueblo de Portomarín sin llegar a inundarlo. Inmediatamente aguas
arriba del pueblo se había proyectado una pequeña presa de 35 mts.
Todo esto que figuraba en un proyecto inicial, fue modificado debido
a la mala regulación de las aguas que se conseguía con esas dos
presas de 100 y 35 mts. Se pensó entonces en elevar hasta 135 mts.
la de Belesar y no construir la pequeña, lo que suponía la
inundación del Viejo Portomarín.
En
el año 1955 se realiza un proyecto por el Gabinete Técnico de
FENOSA, encargado a los arquitectos Francisco Pons Sorolla y
Manuel Moreno Lacasa, para la inundación del viejo pueblo y la
creación de uno nuevo en sus cercanías, si bien Pons Sorolla se
ocupará fundamentalmente de lo relacionado con el traslado y
restauración de todos los elementos artísticos que deberían ser
conservados en el Nuevo Portomarín.
Se
decide el traslado y montaje de ciertos edificios y elementos de
importancia histórico-artística, entre los que figura como pieza
fundamental el traslado y posterior restauración de la iglesia de
San Juan, declarada Monumento Histórico-Artístico por decreto del 3
de junio de 1931, que corre exclusivamente a cargo del arquitecto
Fco. Pons Sorolla.
Ahora,
la rampa del Club Náutico queda a la izquierda. Vemos pues, la
ubicación original de la iglesia de San Juan y la actual, en el
Nuevo Portomarín.
Nos
situamos en la pequeña plaza que hay detrás del ábside.
Continuamos
con el profesor Ocaña Eiroa:
Con
el traslado de la iglesia al nuevo emplazamiento hubo que
replantearse la nivelación del edificio en todas sus partes, dado
que su nueva ubicación no era la que tenía en el Viejo Portomarín.
El efecto que se produjo con la nivelación casi total de la iglesia
fue el de un “desenterramiento” de la misma, pudiéndose
comprobar en algunos paramentos los límites del antiguo terreno.
Este proceso tuvo que ver, en mayor o menor medida, con todas
las fachadas.
El
ábside sufría un profundo desnivel, de tal modo que en su lado
norte no se podían casi apreciar las basas de las columnas que
separaban los paños del mismo. La parte sur del ábside lo sufría
en menor medida.
La
situación actual es de una casi total nivelación, existiendo sólo
el pequeño desnivel que permite liberar las aguas de la pequeña
plazoleta que se constituyó en esa fachada. Hoy es posible
contemplar ese desnivel en el oscurecimiento de los sillares
inferiores, aunque resulta difícil debido a las nuevas humedades
surgidas como consecuencia de la nueva ubicación.
La
parte superior del paramento estaba compuesta en su antiguo
emplazamiento por dos torres, una de mayor altura que la otra.
Cuando
se trasladó el edificio al nuevo emplazamiento se procedió a
su restauración siguiendo los parámetros por los que se
reconstruyeron las partes defensivas de los cuatro paramentos.
La
restauración consistió en reponer a igual altura las 2 torres con
sillares regulares y bien escuadrados. Estas torres acaban hoy
en terrazas almenadas, no con tejadillos como en su antiguo
emplazamiento.
Nos
centramos ahora en el cruceiro que hay en la plazoleta. Vemos la
sacristía, pegada al ábside y, más a la derecha, parte de la casa
rectoral.
Hay
aquí un panel informativo que nos habla brevemente sobre el
cruceiro. Transcripción:
Cruceiro
de San Nicolás.
Seña
de identidad del paisaje gallego y expresión de la devoción
popular, los cruceiros se levantan en cruces de caminos o cerca de
ermitas, iglesias o cementerios.
Castelao
decía que un cruceiro es “un perdón del cielo”, pues según el
gran escritor gallego los cruceiros se eligen para hacerse perdonar
algún pecado. Dado que en Galicia hay unos 12.000 cruceiros,
nuestras faltas deben ser grandes… Pero también se dice que los
cruceiros protegen a los viajeros, así que para los que andan por
estas tierras la protección está garantizada.
Cruceiro
de San Nicolás situado en los alrededores de la iglesia. Conserva
únicamente la cruz gótica, con la imagen de Cristo por las dos
caras y cuatro figuras a sus pies. Es una de las pocas cruces
de este estilo que se conservan en Galicia.
Recogemos
ahora las palabras que Chamoso, González y Regal dedican al ábside:
El
ábside se halla hoy libre de aditamentos que impedían antes su
perfecta visión. Sobre una base cuadrada se yerguen cuatro columnas.
Dos de ellas en el encuentro de la parte recta y la semicircular, y
las otras dos dividen la circular en tres espacios.
En
estos espacios se abren tres ventanas que parten de una moldura de
billetes que corre a media altura. Son simples saeteras, que se abren
bajo el amparo de un arco sostenido por un par de columnas de
pequeñas dimensiones.
Los
motivos ornamentales son predominantemente geométricos, como puede
apreciarse en los sostenes del tejaroz y en el espacio abarcado por
el baquetón del arco de las ventanas.
Parte
recta norte del ábside.
Parte
semicircular norte.
Parte
central del ábside.
Vista
del ábside y la fachada sur, desde debajo de los soportales que hay
frente a esta parte de la iglesia.
Hay
dos rosetones en la iglesia de San Juan, vemos el que está situado
en esta parte este.
Parte
sur del ábside. D. Francisco Javier Ocaña puntualiza aquí:
Cabe
destacar la presencia de
una sacristía anexa al ábside con puerta de entrada en el muro
rasgado este-sur. Fue obra que se realizó por la necesidad de las
funciones litúrgicas. Esta edificación añadida fue construida en
1619 según constaba en un escudo que lucía en su paramento
exterior.
Todavía
es posible contemplar en el actual ábside el lugar que ocupaba la
vieja sacristía, pues el ocultamiento de siglos de los sillares que
incluía interiormente adquirieron por tal motivo un color distinto a
los expuestos al exterior. La diferencia de colorido de los sillares
actuales del ábside marca perfectamente el volumen que alcanzaba
dicha sacristía en la obra románica.
Obsérvese
en esta parte todavía se ven los sillares que hubieron de ser
numerados al trasladar la iglesia piedra a piedra desde su antigua
ubicación en el Viejo Portomarín.
Continuamos
hacia la fachada sur.
Fachada
sur. Prof. Ocaña Eiroa:
Esta
fachada fue la que menos alteraciones tuvo, dado que el nivel de
enterramiento con respecto a las otras 3 apenas era perceptible, por
lo que al ser trasladada no fue preciso hacer una gran labor
de desenterramiento del paramento.
En
el antiguo emplazamiento esta fachada tenía ante sí un gran espacio
libre que sólo estaba limitado por el río. Este espacio
estaba vacío de edificaciones, sólo ocupado por el palco de la
música y los árboles que poblaban la zona más oriental del
recinto. Era en ese lugar sombreado donde se celebraba la feria del
ganado vacuno, del que tomó nombre el espacio como Campo de la
Feria.
Las
necesidades urbanísticas del Nuevo Portomarín hicieron que esta
fachada perdiera su esplendor de perspectiva, dado que en este lado
sur se situaron edificaciones muy cercanas a la iglesia.
Y
Chamoso Lamas, González y Regal apuntan:
La
distribución externa de los muros laterales se lleva a cabo mediante
contrafuertes unidos por arcos. En los vacíos se colocan las
ventanas escoltadas por un par de columnas; el ajedrezado y los
billetes son la ornamentación que lucen, tanto al exterior como al
interior.
Portada.
Seguimos
aquí con los tres autores:
Después
del cuarto contrafuerte se abre una puerta en cada uno de los lados.
La
puerta Sur se halla enclavada entre unas estrechas columnas que se
adosan a los contrafuertes, unidos entre si por quitalluvias formados
por pequeños arcos. Las mochetas, en las que aparecen figuras
grotescas, sostienen un tímpano, cuyos personajes son discutidos. No
nos parece que el central, con mitra y casulla gótica, represente al
Salvador, acompañado de Moisés y de David. ¿San Nicolás, patrón
de la iglesia? No se puede asegurar.
Lo
que sí es cierto es que el autor de estos tímpanos hubo de ser uno
distinto del que confeccionó los capiteles y las molduras de las
tres arquivoltas que unen, dos a dos, las seis columnas acodilladas
que tiene cada puerta.
Cuatro
canecillos separados, en los contrafuertes.
Un
músico.
Ahora
nos dirigimos a la Plaza Mayor. Fachadas sur y oeste, o principal.
Una
pincelada de los profesores Chamoso, González y Regal sobre la
iglesia. Algo más abajo continuarán ilustrándonos sobre la portada
de esta fachada oeste:
Los
constructores de la nueva villa intentaron dar un aire de antigüedad
a las calles, a las formas de las casas, a diversos motivos urbanos,
y lo lograron, dentro de lo que cabe. En el centro, atrayente,
dominadora, la iglesia de San Juan. En el centro…, en el corazón
mismo de la villa, en lo más íntimo de la existencia de
Puertomarín, la iglesia de San Juan.
Incluso
para el más ingenuo, una simple mirada al conjunto le hará
preguntar acerca de posibles relaciones militares de la iglesia.
Nosotros ya no lo dudamos. El aspecto exterior es sorprendente. La
dureza del castillo se junta, sin mezclarse, con la suavidad de la
ornamentación. Hay que relacionar el binomio iglesia-castillo con el
de monje-caballero, para así poder comprender el porqué que ofrece
lo que tenemos delante.
Puntualiza
el profesor Ocaña Eiroa:
Esta
fachada oeste sufrió una gran remodelación al ser trasladada al
nuevo emplazamiento. También fue importante la ordenación de su
entorno, si lo comparamos con el que tenía en el Viejo Portomarín.
La
fachada oeste en el antiguo emplazamiento estaba limitada por una
extensa propiedad que no permitía la contemplación de la misma en
toda su aparatosa frontalidad.
Cuando
se traslada la iglesia al Nuevo Portomarín se instala en el centro
del pueblo, como era deseo de Pons Sorolla, que así lo hace constar
en el proyecto. El nuevo trazado regulador del Nuevo Portomarín al
situar la iglesia en el centro del pueblo hace que tenga una
perspectiva muy diferente a la que poseía en su antiguo
emplazamiento.
Se
buscó garantizar la buena visibilidad del monumento en la fachada
oeste para no perder el aspecto de mole de imponente grandiosidad en
relación con el pueblo. El efecto conseguido ha sido
sorprendente, la contemplación de toda la monumental
frontalidad es ahora perfectamente posible.
Y
volvemos a Chamoso, González y Regal:
En
la fachada principal un arco de descarga parece que quiere
distinguir precisamente esas dos fuerzas (binomio iglesia-castillo),
que, unidas, dan expresión a la iglesia. El arco es de grandes
dimensiones, casi llega hasta arriba. Se halla claramente dividido en
dos zonas, de las que la superior da campo a un rosetón finamente
trabajado, y, además , de unas proporciones gigantescas dentro del
románico gallego (5,25 metros, anchura interior).
En
la parte inferior, separada de la superior por un quitalluvias cuyos
pequeños arcos guardan diversos motivos geométricos, se abre la
puerta principal. Se abocina con tres arquivoltas sobre tres pares de
columnas de fustes monolíticos, coronados por capiteles de motivos
florales, que también veremos en el interior de la iglesia; aquí
están mucho más trabajados y con rasgos más variados.
En
la parte exterior se desarrolla un arco de piñas; le sigue un
baquetón de toro bajo un arco de lobulados. La arquivolta del medio
presenta grandes rosetas.
Dos
figuras, una grotesca y otra que parece representar un ángel
sostienen el tímpano. Quizá San Miguel y el dragón.
La
arquivolta interior tiene el tema de los 24 ancianos. Los ancianos
están sentados en grupos de a dos; un grupo de un lado está con las
piernas cruzadas; los demás, no. Se cubren con largos mantos que les
llegan hasta los pies. Sus cabelleras son medianas, algunos lucen
barbas, y todos tocan diversos instrumentos.
Los
24 ancianos rodean el tímpano en el que se presenta un Cristo
mayestático en círculo almendrado, sentado, cuya mano derecha está
en actitud de bendecir, y la izquierda sostiene, apoyándolo en las
rodillas, un libro abierto.
La
imagen está bastante destrozada por el tiempo, sobre todo la faz, lo
mismo que la de varios de los ancianos que le rodean. A pesar de
todo, se puede apreciar bien su belleza.
El
tema y otros motivos ornamentales de la puerta hacen resonar en
nuestros oídos el eco de Santiago y del camino francés. No en vano
era Portomarín una de las etapas más importantes del
Camino.
Antes
de continuar con la fachada
norte podemos
tomar un café.
Muy
cerca de la terraza, al lado de la fachada del Ayuntamiento vemos
esta estatua de Santiago.
Volvemos
a escuchar al profesor Ocaña Eiroa:
La
fachada norte tenia en su antiguo emplazamiento una caracterización
muy diferenciada y distinta a como hoy se puede contemplar. La
iglesia de San Juan estaba situada al final del Viejo Portomarín y
de la calle de Santa Isabel, que era la arteria principal y
dorsal del pueblo.
A
partir de la iglesia se iniciaba una pequeña pendiente que era el
antiguo Camino de Santiago. Tal ascensionalidad había
de marcar el edificio de la iglesia en forma de un progresivo
enterramiento de Este a Oeste, pero principalmente en esta vertiente
Norte.
El
traslado del edificio a un nuevo lugar supuso una consideración
diferente del emplazamiento. La iglesia fue situada en el
centro del nuevo pueblo con una visión de perspectiva general de la
que antes no gozaba. La fachada norte pasó de poder
ser contemplada con dificultad debido a la angostura del Camino de
Santiago a poder ser admirada con gran amplitud, pudiendo apreciarse
ahora perfectamente su monumental verticalidad, y toda su
horizontalidad.
Y
respecto a la portada, Chamoso, González y Regal nos explican:
La
puerta del lado Norte representa en el tímpano la
Anunciación. Los rasgos bastos de las figuras del tímpano, de
sabor primitivo, contrastan vivamente con las refinadas de los
capiteles que cubren las seis columnas. Algunos de estos capiteles
ofrecen motivos florales; otros, en cambio, grifos y aves con cabezas
humanas, en piezas de mármol. Pero todos trabajados con gran
perfección y cuidado por el detalle. Los adornos de las tres
arquivoltas ocupan un puesto medio y de enlace.
Hemos
llegado a la conclusión de esta visita por las fachadas de la
iglesia de San Juan, o San Nicolás de Portomarín. En el próximo
capítulo veremos el interior de este extraordinario monumento.
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