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Monasterio de Santa María de Montederramo, Ribeira Sacra. Parte 1. Exterior y… Cruceiro de Marrubio.


Visitamos Montederramo, en tierras de la Ribeira Sacra, provincia de Ourense, en el valle del río Mao, muy cerca de la Sierra de San Mamede. El Monasterio de Santa María, fundado a principios del siglo XII, benedictino en sus inicios, y ya cisterciense desde 1153, es un monumento de extraordinaria importancia. La iglesia (de principios del siglo XVII), sus naves, seis retablos, el retablo mayor, la sillería del coro. La Escalera de la Sacristía, los dos claustros, el de la Portería y el de las Procesiones, o Reglar.

En esta Parte 1 vamos a ver el exterior, la llegada al Monasterio y las fachadas, y haremos un breve repaso histórico. También aprovechamos la ocasión para acercarnos al Cruceiro de Marrubio, de 1788, policromado, con dos petos de ánimas y un baldaquino.

Click Aquí para ver todos los capítulos de la visita.

Vista del Monasterio desde el lado sur. La linterna sobre la majestuosa cúpula; el campanario, sobre el brazo sur del crucero. En la parte inferior, la Escalera de la Sacristía y la propia sacristía. A la derecha, el ábside central.

Coordenadas de situación de Montederramo en Galicia. Amplíe el mapa y llegará al Monasterio de Santa María42.274618, -7.501862


Nota: Los textos referidos a la historia del Monasterio, que figuran en cursiva, han sido extraídos del libro titulado Monasterios de Galicia, pags. 254 a 263, de Editorial Everest, 1983, del erudito pontevedrés D. Hipólito de Sá Bravo.

Nos detenemos al lado de la carretera, al lado de este pequeño monumento, a escasos 700 metros del centro urbano de Montederramo. Estamos justo aquí: 42.279927, -7.506275

En primer término vemos el río Mao. Al fondo, la parte norte de la Sierra de San Mamede, en donde se encuentra el Bidueiral de Montederramo, extraordinario paraje único, con un bosque de abedules (bidueiral).

Divisamos la iglesia del Monasterio.



El monolito está dedicado a las víctimas del 11 M. Fue promovido por la Asociación “Amigos de Montederramo”, para albergar la imagen de la Virgen de la Ribeira Sacra, cedida por la escultora orensana Maite Vázquez.



Virgen de la Ribeira Sacra.



Antes de continuar, vamos a acercarnos a ver el Cruceiro de Marrubio. Hemos de retroceder unos dos kilómetros por la carretera OU-0602 y torcer a la izquierda en un cruce perfectamente señalizado, para recorrer algo menos de tres kilómetros y llegar al cruce en el que se encuentra el cruceiro y la capilla de San Antón. Estamos aquí: 42.296558, -7.474785


Hay un panel informativo. Transcripción:

Cruceiro de Marrubio.

Los cruceiros son, sin duda, uno de los monumentos más enraizados en las tierras gallegas.

Se trata de construcciones religiosas, constituidas por una cruz de piedra sobre un pilar, que se localizaban, en general, en las encrucijadas de camino y en aquellos lugares donde se llevan a cabo cultos paganos a la naturaleza.

El que está Ud. viendo, datado en 1778, es un singular conjunto formado por tres elementos: cruceiro y dos “petos de ánimas” (huchas de almas), con la particularidad de su policromía, estar cubierto por baldaquino y figurar al lado de la hermosa capilla de San Antón, lo que lo convierte en uno de los más hermosos y singulares de nuestra geografía.



Mientras giramos alrededor del cruceiro disfrutamos extasiados de la belleza del paisaje.










Emprendemos el camino de regreso al centro urbano de Montederramo.



Antes de regresar nos permitimos recomendarles la visita al Bidueiral (bosque de abedules) de Montederramo. Hay una ruta de senderismo que parte de la inmediaciones del Monasterio, eso sí, son algo más de 27 kilómetros, hay que llevarse el bocadillo...






Finalmente llegamos al centro urbano de Montederramo. Al fondo ya vemos el Monasterio.


Aquí iniciamos el breve repaso histórico, en cursiva, como es habitual, con el que D. Hipólito de Sá nos ilustra, una vez más:

Una de las reliquias de Galicia es sin duda el antiguo Monasterio cisterciense de Santa María de Montederramo, en la provincia de Orense, con sus claustros y su iglesia de extraordinaria importancia. Un viaje de placer en contacto con la naturaleza, en los declives del valle del río Mao.

Mucha historia en todo el contorno y la admiración hacia la obra colonizadora del Monacato, que buscaba lugares aislados para sus fundaciones y pronto se convertían en centros de colonización. Los monjes no buscaban a las gentes al erigir sus Monasterios, sino que eran las gentes quienes se acogían a las ventajas que les ofrecían los Monasterios. Un dato interesante que es necesario calibrar al estudiar el pasado de Galicia.


Escribo todo esto pensando en el Monasterio de Montederramo, origen de la Villa que surgió en su contorno. El primitivo Monasterio tuvo como titular a San Juan y fue fundado por doña Teresa de Portugal, hija de Alfonso VI y madre de Alfonso Enríquez. Se duda de la autenticidad de este documento fundacional, que figura otorgado en Allariz, el 21 de agosto de 1124, a nombre del Abad y los monjes de San Juan de la Rivoira Sacrata, sometido a a la observancia de la Regla de San Benito.

El que se diga en dicha escritura, aunque no sea auténtica, que el Monasterio estaba en la Rivoira Sacrata, Ribera Sagrada, nombre dado a las márgenes del Sil, hace suponer que el primitivo emplazamiento del Monasterio fue más hacia el norte, en un lugar próximo a la desembocadura del río Mao en el Sil, aunque no falta quien crea que en este nombre el autor del documento quiso incluir todo el Valle del río Mao.


En el año 1144 Alfonso VII le donó nuevas posesiones, ampliando su coto y sus privilegios, denominándose todavía Monasterio de San Juan, señal de que aún pertenecía a los monjes negros (benedictinos).

El P. Manrique, en sus Anales Cistercienses, señala el año 1153 como el de ingreso del Monasterio de San Juan de Rivoira Sacrata en la observancia del Císter, llegando de Claraval los primeros monjes que la implantaron, a instancias de la infanta doña Sancha, hermana del rey Alfonso VII.

En el año 1163 el Papa Alejandro III acogió al ya entonces Monasterio de Santa María de Montederramo bajo su protección, otorgando una Bula en la que le confirma en la posesión de todos sus bienes y privilegios.


A la izquierda vemos el edificio del Ayuntamiento de Montederramo. Allí se encuentra la Oficina de Turismo. Damos las gracias de corazón a las dos personas que tan amablemente nos atendieron en nuestras dos visitas a este lugar inolvidable. Volveremos, claro.


Entre los bienes que se menciona en la Bula del Papa como propiedad del Monasterio, figura la granja de San Juan, que se cree que estaba en el lugar de la primitiva fundación, así como la ermita existente en la cumbre de la Sierra de San Mamede, a donde los monjes de la época fundacional se retiraban a hacer vida eremítica, cual sucedía en el Monasterio de Ribas de Sil, íntimamente relacionado con los eremitorios de la Rivoira Sacrata.

De aquí el que muchos crean que San Mamede, cuyo nombre lleva la sierra, fuese un monje de Montederramo, que se santificó haciendo vida eremítica en el lugar donde está la capilla a él dedicada y que fue pertenencia del Monasterio. Fue sepultado en la iglesia monasterial en 1160.


Fueron muchas las granjas que tuvo el Monasterio, entre las que recordamos la de Seoane de Trives y Vilachá de Salvador, así como los prioratos de Queixa, Santa Marta, San Tirso y Verín, además de otros lugares dedicados a la cría de ganado, que aprovechaban para el laboreo de las tierras y la producción de leche con que fabricaban quesos.

No es de extrañar que este balance de posesiones suscitase pleitos y controversias, sobre todo con los grandes señores, opuestos siempre a reconocer los derechos de los Monasterios en favor de los colonos. Sin embargo, no tuvo Montederramo las inquietudes que inquietaron a otros Monasterios, a causa de los abusos de los Abades comendatarios.


El P. Yepes y Manrique tan sólo dan noticia de don Pedro, Cardenal de San Eusebio, que en tiempo del Papa León X renunció a la encomienda, con lo que el Monasterio pasó a formar parte de la Congregación cisterciense de Castilla, siendo su primer Abad trienal, en el año 1518, el P. Fr. Antonio Palomero.

En el año 1590 creó la Congregación en Montederramo un Colegio de Artes, continuando como abadía. El número inicial de estudiantes fue tan sólo de 17, pero años más tarde su número se incrementó llegando hasta 28, con lo que la Comunidad se hizo más numerosa.


Siguieron años de estudio y trabajo, emprendiéndose obras de renovación y ampliación en el Monasterio y la iglesia, pero a todo aquello puso punto final la tan comentada exclaustración, con las secuelas de la desamortización, cuyos resultados todavía hoy se pueden ver visitando todo aquello (Nota: en el momento en que D. Hipólito de Sá visita y redacta su análisis sobre el Monasterio, éste aún se encontraba en un estado de conservación manifiestamente mejorable).


La fachada de la iglesia forma el consabido ángulo con la de lo que fueron dependencias del Monasterio. Poco queda de la traza original, dado el número de puertas y ventanas que allí se abrieron, en consonancia con los negocios y viviendas instaladas en el viejo Monasterio.

Contrasta la policromía de la que fue fachada monacal con la severidad herreriana que tiene la fachada de la iglesia. Se dice que la escuela de Herrera nos entró en Galicia por Montederramo, obra de Juan de Tolosa, que durante su juventud trabajó en las obras de El Escorial a las órdenes de Juan de Herrera.



Nos encaminamos a la parte norte de la iglesia. Más tarde volveremos para ver más en detalle las fachadas, de la iglesia y del edificio monacal.






La linterna situada sobre la cúpula de la iglesia. Nos hubiera gustado ver la vista desde allí. Tal vez en otra ocasión.



Regresamos a la fachada principal y caminamos ahora bordeando el pretil que separa la carretera del recinto del Monasterio. Encontramos esta ventana, que no sabemos si fue puerta, pues da al interior a una portada, en el brazo norte del crucero.



Extraemos el siguiente párrafo, en cursiva, del trabajo de D. Manuel Chamoso Lamas titulado: El Monasterio de Montederramo, 1947, publicado en la revista Archivo Español de Arte, tomo 20, N.º 78. En su exhaustivo análisis sobre el Monasterio, las fachadas de la iglesia y de las antiguas dependencias monacales apenas le merecen este breve comentario:

La fachada del cuerpo de la residencia monacal forma ángulo con la fachada de la iglesia, determinando una enorme plaza, que normalmente garantiza el disfrute de una cuidada perspectiva. En Montederramo, la fachada del convento constituye una discreta obra del siglo XVI, actualmente tan alterada que sólo puede adivinarse su época en la amplia puerta, providencialmente salvada de la mutilación sufrida por el resto de los vanos.



La fachada se terminó en 1607. Está dividida en tres cuerpos. En el central vemos la portada, con dos pilastras estriadas a cada lado de la puerta. Sobre ésta un tímpano con un jarrón con una planta. Sobre la estatua de Santa María, una ventana, que es la que ilumina el coro, como veremos en el interior. Sobre la ventana, la fachada se remata con otro tímpano, con el escudo de la Congregación.

Don Hipólito se Sá: ...la severidad herreriana que tiene la fachada de la iglesia. Se dice que la escuela de Herrera nos entró en Galicia por Montederramo, obra de Juan de Tolosa, que durante su juventud trabajó en las obras de El Escorial a las órdenes de Juan de Herrera.



La estatua de Santa María (1610).




Ahora giramos 90º para ver la fachada de lo que fueron las dependencias del Monasterio, con la puerta de entrada y la puerta de acceso al claustro de la Portería.


Los siguientes párrafos, en cursiva, han sido extraídos del trabajo titulado: La traza de montea en la construcción de la Escalera de la Sacristía del monasterio de Santa María de Montederramo en Ourense, perteneciente a las Actas de VII Congreso Nacional de Historia de la Construcción, que edita el Instituto Juan de Herrera, cuya autora, es María Inés Pernas Alonso:

En sus inicios las dependencias comunitarias del monasterio se organizaban en torno a un único claustro adosado al muro sur de la iglesia. Actualmente, el edificio presenta una estructura compuesta por la iglesia abacial y dos claustros.

El ala norte del claustro de la Portería constituye la fachada principal del monasterio. El aspecto original de la fachada aparece bastante modificado debido al tapiado de huecos y a la apertura de otros nuevos que se hicieron para dar servicio a las viviendas y negocios que se instalaron en las dependencias del antiguo monasterio.

De la obra perteneciente al siglo XVI, sólo se conservan los restos de la amplia puerta de entrada que estaba coronada por un frontón formado por un círculo completo, en cuya mitad superior estaba inscrito el escudo de la monarquía, del que hoy sólo se conserva la mitad inferior.



A la izquierda de la puerta se encuentra el acceso al claustro de la Portería, con arco de medio punto. El claustro lo veremos en detalle al visitar el interior del Monasterio, en próximos capítulos.




Una vez cruzado el claustro de la Portería, salimos, por la puerta que se va a la derecha de la imagen, a la fachada trasera, sur, de las dependencias del Monasterio.




Gato tomando el sol.



Desde aquí caminamos por el sendero que corre paralelo a la parte sur del edificio del Monasterio. A nuestra derecha hay fincas de labor.




El sendero por el que hemos venido.



Aquí concluye esta Parte 1.

En próximos capítulos veremos el interior, la iglesia con sus naves y retablos y la sillería del coro, la Escalera de la Sacristía, los claustros, el de la Portería y el de las Procesiones (o Reglar). Y el único resto románico que se conserva.



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