Estamos
en Castro de Rei, municipio de la Terra Cha, interior de la provincia
de Lugo. Visitamos el Castro de Viladonga y su Museo, compuesto por
cuatro salas de exposiciones. Hoy continuamos la visita en la Sala 2,
que hemos dividido en dos partes.
En
este capítulo 2 nos centramos en las vitrinas de la sala dedicadas
al estudio del trabajo del bronce, el hierro y el vidrio. Además,
nos fijaremos en la gran maqueta del centro de la sala.
Click Aquí para ver la visita completa al museo.
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Coordenadas
de situación de Castro
de Rei
en Galicia. Amplíe el mapa y llegará al
Castro de Viladonga: 43.160823, -7.387373
Comenzamos
con esta vista de la
última
vitrina
que hemos
visto en el capítulo anterior (Izquierda)
y la primera de las tres de la pared de la izquierda, que
estudiaremos
en el presente.
Vista
de las tres vitrinas de esta pared de la izquierda, mirando
según se entra en la sala.
Vitrina
de la izquierda, titulada: Trabajo del bronce.
Contiene
un texto en la parte superior izquierda, con ilustración, e
ilustraciones en las partes superior central y derecha. La
ilustración del centro parece estar relacionada con piezas expuestas
en la parte inferior y la de la derecha, también. Exposición de
piezas en la parte inferior.
El
Bronce.
La
tradición de pequeños artesanos del bronce fue relativamente
frecuente en la Antigüedad e incluso había broncistas y caldereros
itinerantes. En la cultura material castrexa/castreña y
galaico-romana, a la que pertenece el castro de Viladonga, los
instrumentos y útiles de bronce para diversos trabajos o para uso
doméstico, representan un conjunto muy importante, posiblemente
debido a que su elaboración no requería infraestructuras muy
complejas. Las técnicas empleadas fueron: el fundido, a la cera
fundida para objetos de calidad y volumen, o en moldes para los más
simples; el batido o martillado para láminas y alambres; y en
menor medida el troquelado.
El
bronce fue la aleación metálica más utilizada en época
galaico-romana; está compuesto por cobre, estaño y, a veces,
también plomo y otros metales.
Para
la fabricación de metales de objetos no ferrosos, se usaban
recipientes de arcilla o de piedra, llamados crisoles, donde se
fundían los metales de la aleación. El metal derretido se vertía
en moldes de los que salían los objetos con la forma definitiva. El
acabado de las piezas requería a veces trabajos de martillado o
pulido de las superficies.
De
izquierda a derecha los distintos conjuntos de piezas expuestos en la
parte inferior de la vitrina.
Pinzas,
compases, punzones y otros instrumentos de bronce.
Izquierda:
Vasija, crisol y torta de fundición. Derecha: Moldes para
útiles de bronce.
Ilustración
de
las situadas en la parte superior que
entendemos que acompaña a las
siguientes
piezas.
Puñal
de antenas, probablemente votivo.
Remates
de puñales “de antenas”.
Posible
reconstrucción de un puñal de antenas.
Remate
de la vaina.
Ilustraciones
de la parte superior derecha, que acompañan,
a su vez, a las siguientes piezas.
Fragmentos
de calderos, cazos y escurridores de bronce (descripción
general). Asas de calderos o situlae de bronce (piezas de la
parte izquierda). Soporte de sítula (pieza situada a la
derecha).
Cadenas
para usos variados: doméstico, de herramienta, de vestimenta...
Continuamos
con la siguiente vitrina, la situada en el centro, en la pared de la
izquierda en la que estamos. Lleva por título: Trabajo del
hierro.
Texto
en la parte superior izquierda, con ilustración, e ilustraciones en
las partes superior central y derecha. La ilustración de la derecha
también se acompaña de un texto. Exposición de piezas en la parte
inferior.
Izquierda.
Texto e ilustración:
El
hierro.
En
el mundo castrexo y galaico-romano fue muy frecuente y de muy diversa
entidad el trabajo del metal y muy numerosas las personas dedicadas a
él. Mineros, orfebres, herreros y broncista debieron tener
una gran importancia en la sociedad; las señales de talleres o
forjas se documentan en algunos yacimientos o están bien supuestos
en otros.
El
hierro, por su elevado punto de fusión (1540 grados centígrados),
no podía ser derretido. Sin embargo, calentando el mineral a unos
1150 grados en un horno alimentado con carbón vegetal, se obtenía
una masa esponjosa de alto contenido en hierro y abundantes escorias;
mediante el martillado se eliminaban éstas y se compactaba la masa
metálica.
Para
conseguir las láminas y barras empleadas en la fabricación de
objetos, se sometía el metal a procesos de forja: calentando,
enfriando y martillando el hierro hasta darle la forma deseada,
aportándole además dureza y resistencia.
Los
objetos que se muestran aquí son, en su mayor parte, útiles de
trabajo empleados en distintas tareas y, alguno de ellos, con
formas y funciones que perviven en la actualidad.
Ilustración
del
centro.
Ilustración
situada a la derecha.
En
el castro de Viladonga también aparecen, aunque con mucha menos
frecuencia, restos de armas, fundamentalmente puntas de lanza o de
pilum, puñales, cuchillos y conteras.
De
izquierda a derecha los distintos conjuntos de piezas expuestos en la
parte inferior de la vitrina.
Hachas.
Formones.
Cencerro
para animales.
Cuchilla
para trabajar la madera o en la cestería.
Piezas
de hierro de usos diversos: asas, cincel, espetos, gancho,...
Compases
o tirapuntos.
Martillos
y picos.
Instrumental
agrícola. Derecha: Hoz. Izquierda: Azada.
Hoja
de tijera.
Posibles
piezas de rueda de carro.
Puñales,
puntas de lanza y cuchillos de diversos tipos.
Continuamos con esta vista
de las tres vitrinas de la pared de la izquierda desde la
parte en donde está
la vitrina que vamos a ver a continuación.
Y
seguimos ahora con la tercera de las vitrinas de la parte izquierda,
titulada: El vidrio. Los materiales perecederos.
Texto
en la parte superior izquierda, con ilustración, e ilustraciones en
la parte superior central. Conjunto de ilustraciones a la derecha que
se acompañan de otro texto. Además, hay cuatro textos en la parte
inferior, debajo de las ilustraciones referidas, que hacen un breve
recorrido histórico. Exposición de piezas en la parte inferior.
Parte
izquierda. Ilustración y texto.
El
vidrio.
En
el siglo I de nuestra Era se generalizó una nueva técnica en la
fabricación del vidrio, el soplado, inicialmente sobre molde. Esto
permitió la producción a gran escala y el abaratamiento de las
piezas de vidrio, dejando de ser un objeto de lujo y llegando a todos
los puntos del Imperio y a todas las capas sociales. De ahí
su presencia en yacimientos como Viladonga, donde algunos de los
vidrios son de importación pero otros pertenecen posiblemente a
producciones regionales del Noroeste peninsular.
Los
recipientes de vidrio eran muy variados. Hay botellas, jarras, vasos,
copas, cuencos, amapolas para perfumes e ungüentos, útiles
para iluminación, y otras formas de usos diversos. Así como
ejemplos de piezas reaprovechadas para fichas de juego.
Centro.
Conjunto de ilustraciones.
Parte
derecha. Ilustración y texto.
Materiales
perecederos.
Los
habitantes de los castros como el de Viladonga utilizarían, además
de recipientes de cerámica, vidrio o metal, otros de material
perecedero, como cuencos y jarras de madera, todo tipo de cestos de
mimbre, sacos de piel o cuero, etc. De estos elementos de los que no
nos quedan restos arqueológicos, sabemos de su uso por las fuentes
escritas de época romana, como por la presencia arqueológica
de algunas herramientas para trabajar aquellos materiales.
De
izquierda a derecha los distintos conjuntos de piezas expuestos en la
parte inferior de la vitrina.
Vidrios
fundidos.
El
vidrio corriente, de color azul-verdoso y soplado al aire, empieza a
producirse en el s. I d.C. y va a predominar sobre las piezas de
vidrio de lujo.
Vidrios
reaprovechados para usos diversos.
Vidrios
romanos altoimperiales (siglos I-III).
A
fines del s. II d. C. y comienzos del III, el color es melado-verdoso
o bien son vidrios incoloros, la pasta es de peor calidad, con
burbujas de aire y otras imperfecciones.
Fragmentos
de cuencos “de costillas”.
Cuencos
de costillas.
Aparecen
en época de Augusto y continúan usándose hasta el s. II d.C.; van
decorados a lo largo de la pared del vaso con resaltes o nervios en
relieve, que reproducen modelos metálicos.
Vidrios
romanos bajoimperiales (siglos III-V).
Parte
superior: Asas. Parte inferior izquierda: Bordes
engrosados. Parte inferior central: Bordes en arista.
Parte inferior derecha: Bordes tubulares.
Fragmento
de vaso “de cabuxóns”.
Los
vasos de “cabuxóns” son típicos del s. IV d. C. y la decoración
consiste en unas gotas de vidrio, generalmente de otro color,
aplicadas al exterior del vaso cuando aun estaba caliente.
Bases
o fondos.
Fragmentos
de vaso tipo diatetron.
Derecha:
Fragmento de lámpara de base cónica. Izquierda: Vidrio
grabado.
Vitrinas
situadas en la pared que separa esta sala 2 de la sala 3. Vista de
ambas vitrinas y la puerta de acceso a la siguiente sala.
Vitrina
situada a la izquierda, mirando frente a la puerta. Contiene dos
piezas de cerámica.
Ollas
de tradición castrexa/castreña, para almacenaje de cereales y otros
alimentos y para líquidos.
Vitrina
situada a la derecha, mirando frente a la puerta. Las piezas de la
vitrina están orientadas hacia la sala contigua, las veremos al
visitarla.
Maqueta
situada en el centro de la sala, en un plano inferior al resto de la
sala.
Recorrido
circular.
Aquí
concluye la visita a la sala 2.
Click Aquí para ver la sala 3. En
su primer capítulo veremos las vitrinas dedicadas a Las
creencias,
La
vida cotidiana en el castro
y El
sistema monetario.
También un panel sobre La
mineria de oro.
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