Hoy estamos
en Tomiño, al sur de la provincia de Pontevedra, en la parroquia de
Barrantes. Visitamos la iglesia de San Vicente, lo
único que
ha llegado hasta nosotros
del antiguo monasterio benedictino del Salvador, fundado en la
primera mitad del siglo XII, tal como reza en una inscripción sobre
la puerta de acceso a la actual sacristía.
La iglesia
conserva el ábside románico, rectangular al exterior y semicircular
al interior, y sufrió posteriores reformas, en 1594 y hacia 1865,
que le dieron su aspecto actual.
Coordenadas
de situación de Tomiño en Galicia. Amplíe el mapa y llegará a la
Iglesia de San Vicente de Barrantes: 42.015138, -8.762873
Nota:
Los textos en
cursiva han sido
extraídos de la Tesis Doctoral de la
profesora Margarita
Vázquez Corbal, que lleva por título: El Arte Románico en la
antigua Diócesis de Tui; epígrafe 4.2.2.1., dedicado a los
monasterios que pertenecían a la orden benedictina (pags. 48 a 52).
Historia da Arte, Facultade de Xeografía e Historia, Santiago de
Compostela, 2015.
Antes de
llegar a la iglesia, nos detenemos ante este peto de ánimas que hay
en la plaza.
Intercalamos
una serie de párrafos, en cursiva, en los que la autora da
unas breves referencias históricas sobre la iglesia y el monasterio
que aquí existió:
La
iglesia de San Vicente de Barrantes situada en el municipio de
Tomiño, actual diócesis de Tui-Vigo, era la iglesia del antiguo
monasterio benedictino del Salvador de Barrantes, cuyo cambio de
advocación se produce en 1594.
Al
lado del monasterio había una capilla dedicada a San Vicente que en
1560 estaba en estado de ruina, al no poderse reparar el Obispo llegó
a un acuerdo con los feligreses para cederles la iglesia para que
fuera capilla y parroquia.
Subimos las
escaleras de acceso al atrio de la iglesia y nos encontramos con la
fachada
principal.
Existe
abundante documentación referente a este monasterio. Debió de ser
fundado en torno a 1138, cuando Alfonso VII y Doña Berenguela
confirman sus términos y coto en un privilegio en ese año. Según
el Padre Flórez este cenobio pudo ser fundado por el obispo tudense
Pelayo Menéndez (1130-1156) junto a su hermano Suero, Juan Tirante y
otros familiares para acoger a los monjes de Rebordáns (Tui) que no
quisieron acogerse a la regla de los Canónigos Regulares de San
Agustín.
Corroboraría
esta fecha de fundación la existencia de un sillar de granito que
soporta el tímpano septentrional de la nave donde se puede leer
“ANNO MCXXXVIIII POST INCARTIONE DOMINI NSI IHU XPI ERA
MCLXXVII”.
Recibe
donaciones reales en 1151 y 1162 y el primer foro conocido que
concede este monasterio es de 1173.
El
monasterio de Barrantes gozaba de abundantes posesiones en todo el
Bajo Miño y el Val Miñor. Al igual que otros monasterios de la zona
fue anexionado en 1435 a la mesa capitular de Tui, pero no se hizo
efectiva la anexión hasta 1436 cuando el Abad Rodrigo hizo entrega a
la sede de todos los privilegios y documentos del monasterio.
El cruceiro
está
situado en la parte sur del atrio.
La
autora se refiere ahora a los restos
románicos conservados:
En
este templo solo conservamos los siguientes elementos de la primitiva
fábrica románica: el ábside, parte del flanco norte de la
nave, restos de la fachada del muro sur y seis canecillos, restos de
arquivoltas que posiblemente pertenecieron a las portadas occidental
y septentrional, restos de capiteles, dos ménsulas con cabezas de
animales, y un canecillo que junto las arquivoltas al parecer se
utilizaron como relleno y se encontraron bajo el pavimento
actual de la nave; y dos antefijas; una, es una cruz de lazos
y otra combina la cruz latina con una cruz de San Andrés. Fue
reformado en 1594 y en torno a 1865.
Reloj de sol
en el muro sur. Si
afinamos un poco la vista podremos ver marcas de canteros en dos de
los sillares de la imagen.
Nos
desplazamos hacia la parte del ábside de la iglesia. Prof. Vázquez
Corbal: La
iglesia es de planta rectangular con una sola nave y un solo ábside
rectangular, y escalonado exteriormente y semicircular con tramo
recto en el interior.
La
fachada norte está cubierta por la sacristía, pero se conservan
tres saeteras de gran derrame interno y dos canecillos muy
deteriorados.
En
el ápice del ábside y el testero se sitúan las antefijas
mencionadas anteriormente. En el muro plano debajo del la cruz del
testero hay un arco de medio punto de aristas vivas y derrame
exterior con pequeño óculo encima.
La
fachada sur presenta el alero románico con cobijas en nacela y seis
canecillos: uno de tres volutas, uno antropomorfo (sostiene un tonel
sobre su espalda), uno con cabeza de cáprido (¿carnero?), un animal
de difícil identificación (¿ave?, cuya cabeza asoma sobre sus
patas), uno antropomorfo (hombre bebiendo de un tonel) y uno con
cabeza de bóvido.
Estos
canecillos son comunes en el área de Tomiño por ejemplo el del
animal de difícil identificación, que tal vez podamos relacionar
con un águila, que aparece en la iglesia de Santa María de Tomiño;
y los de personajes con toneles se vuelven a repetir en Santa María
de Tomiño y en las iglesias de Tebra.
Estos
canecillos según la interpretación de Tobío Cendón, podrían
responder a un programa complejo alusivo a la salvación, aunque la
presencia de un águila y un buey puede ser una referencia a dos de
los símbolos del Tetramorfos, concretamente a los de Lucas (bóvido)
y Juan (león).
Por
otra parte el tonel, además de la referencia a ese posible
instrumento musical, puede referirse tanto al pecado y a la ebriedad
como a una representación de la vida cotidiana de una tarea
vinculada al mundo agrícola como es la del transporte del
vino, frecuente en el mundo románico.
Pasamos al
interior.
Pila
bautismal justo al lado de la puerta principal, a la derecha.
En el muro
sur.
Hacia la
mitad de la nave echamos la vista
atrás
para ver
la entrada y coro de la
iglesia.
Seguimos.
A
la izquierda, la puerta de la sacristía, a la que se refiere la
autora en el párrafo siguiente.
En
el interior de la nave encontramos en el muro septentrional una
puerta de arco semicircular sobre jambas molduradas en arista
viva. Llama la atención su tímpano que presenta una cruz patada
calada inscrita en un círculo, apoyado en un sillar rectangular
donde encontramos la inscripción referente al año 1139 que
mencionamos con anterioridad (más arriba, en la referencia
histórica).
En
el muro meridional tenemos un arco hoy tapiado que pudo ser la puerta
de acceso a la iglesia.
El
arco triunfal tiene gran similitud con los de las iglesias de su
entorno municipal como Santa María de Tomiño, Santa María de Tebra
y con la cercana de Donas; es de medio punto, doblado y en arista
viva que se apea en dos columnas entregas.
Sobre
el arco triunfal se abre una ventana completa con arquivolta
semicircular de arista viva sobre columnas con capiteles vegetales de
doble orden de hojas gruesas y puntiagudas, muy comunes en el área
gallega de la diócesis tudense medieval, con fustes monolíticos
lisos, basas áticas que descansan en plintos de escasa altura; estos
capiteles se relacionarían con los de la Catedral de Santiago de
Compostela.
Los
capiteles son vegetales, muy voluminosos, de un orden de hojas
gruesas, vueltas hacia el exterior con pomas y caulículos, tienen
ábaco con moldura y decorado con bolas. Ambos tienen su modelo en
diferentes capiteles del crucero y de las naves de la Catedral de Tui
y en los de la Catedral de Santiago de Compostela.
El
tramo semicircular del ábside se cubre con una bóveda de horno y en
el muro se abre en el centro una ventana tipo saetera con arco
semicircular sobre imposta ancha y lisa y columnas entregas, y en los
laterales saeteras de medio punto más pequeñas que la central, de
derrame interno, con aristas baquetoneadas.
En
el tramo recto tenemos cubierta de bóveda de cañón y en él se
abrían otras dos saeteras de las que sólo queda la del muro
sur.
Según
Bango Torviso la estructura del ábside correspondería a una
estructura de cabecera tripartita, pero abortada.
Terminamos la
visita con un comentario de la profesora Vázquez Corbal acerca de la
datación histórica del monumento:
Desde
un punto de vista estilístico podemos decir que estamos ante una
iglesia construida a mediados del siglo XII, si bien por la
fecha de la inscripción de la puerta norte de la misma podíamos
datarla en 1139 aunque tal vez esta data se refiere a la consagración
de la misma.
Otro
aspecto a destacar y que reafirmaría la fecha de datación está en
la vinculación artística con la iglesia del antiguo monasterio
benedictino de Santa María de Tomiñoy
con otros como el de Santa Eulalia de Donas,
que, a pesar de la escasa documentación al respecto, podemos también
datar a mediados del siglo XII. Posiblemente estamos ante un mismo
taller, itinerante,
que trabajó tanto en el área tudense gallega como en la portuguesa
que contaba con maestros
canteros de ambos lados del Miño que conocían el lenguaje artístico
galaico y portugués y que estaban vinculados a la orden benedictina.
Fin.
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