El
Camino empieza su recorrido por tierras del municipio de Melide. Son
apenas 2,5 kilómetros los que caminamos hoy, pero hay mucho que ver
y que recordar.
Desde
el lugar de O Coto, ya en la parroquia de Leboreiro caminaremos hacia
la aldea del mismo nombre donde destaca la iglesia de Santa María,
gótica, con su maravilloso tímpano con la imagen en altorrelieve de
la Virgen, sedente, coronada, sosteniendo al Niño. También podemos
ver aquí un cabaceiro (hórreo), hecho con varas
entretejidas; y los restos de un antiguo hospital de peregrinos, ya
documentado en el siglo XII. Más adelante, el hermoso puente
medieval de un solo arco, sobre el río Seco, en el lugar de
Desicabo.
Coordenadas
de situación del lugar en el que se inicia nuestro camino de hoy, el
lugar de O Coto: 42.884772, -7.958541
En
el capítulo anterior (Click Aquí)
llegábamos a O Coto. Estamos
en una
antigua curva de la carretera nacional. Hay
aquí un establecimiento
hotelero, en
la imagen.
El
Camino se desvía aquí y toma la condición de sendero, en este caso
de gravilla.
Después
de caminar unos 500 metros llegamos
a esta
placita en la
aldea de
Leboreiro. Los
párrafos que siguen, en cursiva, provienen de la web del Concello de
Melide: http://www.turismomelide.com/index.php/es/caminos-de-santiago/camino-frances/leboreiro:
El
Camino Francés se adentra en Melide por la aldea de Santa María do
Leboreiro. En el Códice calixtino (Codex Calixtinus, siglo XII)
aparece como Campus Leporarius, que significa "monte de
liebres". En 1185 el lugar es donado por Fernando II al
monasterio de Sobrado.
Atravesamos
la aldea y llegamos a laglesia de Santa María de Leboreiro.
Continuamos leyendo lo que nos cuenta la citada web:
Tuvo
hospital de peregrinos, documentado en el siglo XII, rehabilitado por
Vasco de Ulloa en el siglo XV. Actualmente sólo se conservan del
edificio dos paredes con los escudos de los Ulloa. Delante del
antiguo hospital, un cabeceiro (hórreo) hecho con varas entretejidas
recuerda los primitivos celeiros (graneros) para guardar el maíz.
La
iglesia es gótica, aunque persisten en ella concepciones y motivos
ornamentales característicos del Románico. Tiene nave rectangular y
ábside circular. Destaca por su portada principal, con arco y
arquivolta ojivales. En el tímpano aparece esculpida en altorrelieve
la Virgen, sedente y coronada sosteniendo el Niño con ambas manos,
que posa de pie sobre la pierna izquierda de la madre. A uno y otro
lado aparecen esculpidos en bajorrelieve ángeles que aportan
filacterios e incensarios. Los capiteles de las columnas de la
portada representan basiliscos.
El
acceso al presbiterio se hace a través de un arco triunfal de medio
punto. En el testero de la nave hay un Agnus Dei, formado por un
cordero y una cruz acrótera. El alero del ábside está ornamentado
por una serie de canecillos con figuras y cabezas humanas y de
animales y en el lateral sur tenemos unos canecillos sencillos, dos
de ellos decorados con conchas de vieiras.
Es
hora de abandonar este lugar, con la decepción de no poder ver el
interior de la iglesia, como sucede tantas veces. Hemos de
conformarnos con las explicaciones de la web:
En
el interior de la iglesia nos encontramos con una interesante
colección de escultura religiosa de varias épocas y estilos. En el
muro lateral izquierdo hay una imagen de la Virgen sedente, con el
Niño en el regazo, en madera policromada, tal vez del siglo XIV.
También se conserva un panel de pintura mural realizada en el
segundo tercio del siglo XVI, con las representaciones de la
Flagelación de Jesús, la Visitación de Santa Isabel y el Martirio
de San Sebastián. La pared del arco triunfal tiene restos pictóricos
de un Cristo crucificado.
Salimos
de la aldea de O Leboreiro y caminamos unos 200 metros hacia el
puente sobre el llamado río Seco.
Nos
aproximamos al puente. La web del Concello de Melide nos informa
brevemente:
Dejando
O Leboreiro por la antigua calzada romana ya hacia Furelos, nos
encontramos en Desicabo y sobre el río Seco, con un hermoso puente
medieval de un solo arco.
Descendemos
del puente y continuamos.
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