El Apóstol Santiago. Bartolomé Esteban Murillo, ca 1655.
Entre los días 13 de Marzo y 13 de Septiembre del presente año 2015 se ha celebrado la Exposición Camino El Origen en el Museo Centro Gaiás de la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela.
La Exposición aborda tres temas fundamentales:
La figura de Santiago el Apóstol.
El Camino.
El Peregrino.
Las distintas obras de la Exposición se presentan en salas de pequeño tamaño cada una de ellas con el hilo conductor de un texto impreso en la pared que guía al visitante sobre lo que va a ver en cada sala.
El visitante accede a una sala, lee el texto impreso en la pared, observa las obras en exposición y pasa a la siguiente.
Hay 12 salas en la Planta 1 y 11 en la Planta 2.
La Exposición se inicia en la Planta Baja del Museo Centro Gaiás.
Planta Baja. Bastones.
“Recibe este bordón, apoyo de la marcha y del esfuerzo, para el camino de tu peregrinación, para que puedas vencer todas las catervas del enemigo y llegar seguro al sepulcro de Santiago, y, rematado tu recorrido, vuelvas con gozo a nosotros, con la anuencia de aquel que vive y reina, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén” (Códice Calixtino).
Bastones cedidos generosamente y recogidos en la Oficina de acogida al Peregrino de la S.A.M.I. Catedral de Santiago durante los meses de julio y agosto de 2014.
Planta 1
Textos escritos en paneles situados a ras de suelo justo antes de entrar en la Sala 1. Es una introducción a la Exposición acompañada de un relato sonoro:
El Eremita.
En un lugar llamado Arcis Marmaricis, Pelagio el Eremita sale al exterior de su lugar de reposo durante una noche de sueño irregular; a lo lejos vislumbra unas luces extrañas, en el monte donde habitaba, el Libredón.
Con curiosidad y cierto miedo, se aproxima al origen de esos destellos; no duda ni un instante y decide salir a contar su hallazgo al obispo de Iria, Teodomiro.
El Obispo.
Ante la insistencia de Pelagio se traslada al lugar y tras varios días de ayuno, entre la maleza, semioculta y con síntomas de abandono se encuentra una pequeña construcción y en su interior tres tumbas. Teodomiro, consciente de la importancia del descubrimiento que acaba de realizar, decide avisar al rey, Alfonso II el Casto, que reside en Oviedo.
y El Rey.
El rey, para celebrar el acontecimiento, decide trasladarse acompañado de su familia y corte en dirección al lugar donde se encuentra esa pequeña construcción, el edículo donde se encuentra el cuerpo de Santiago y sus dos discípulos, Teodoro y Atanasio.
Sala 1
Aquí comienza la parte de la Exposición que tiene como tema fundamental la figura de Santiago el Apóstol.
El Apóstol Santiago.
Santiago fue uno de los discípulos más cercanos a Jesús. Además de su parentesco con éste, junto a Pedro y Juan fue testigo de algunos de los hechos más significativos de su vida pública: la resurrección de la hija de Jairo, la conversación sobre la destrucción futura de Jerusalén, su Transfiguración y, por supuesto, fue uno de los tres discípulos que lo acompañaron en el huerto de Getsemaní.
A esta parte del relato evangélico se le debe añadir aquella otra que hace referencia a su vocación, junto con Pedro, o la labor evangelizadora en Hispania, a donde llega para retornar a Judea donde será martirizado por Herodes Agripa I.
Estos rasgos, junto con otros como ser hermano de Juan, hijo de Zebedeo y Salomé, o ser testigo de la aparición de Jesús a orillas del Lago Tiberíades, facilitaron que su iconografía y forma de representación superara la idea recurrente de la efigie del Apóstol o el peregrino.
Díptico de la Pasión. Anónimo, c a 1350. Marfil. 22 x 22 x 1,4 cm. Museo de la Iglesia. Cabildo de la Catedral de Oviedo. Catedral de Oviedo.
La vocación y predicación de Santiago, Apóstol del Señor. Taller de Reims, 1618. Tapiz de lana. 202 x 388,5 cm. Musée des Beaux-Arts de Reims (Francia).
Santiago Apóstol. Anónimo, Siglo XVII. Madera policromada. 183 cm. Museo de los Corporales. Parroquia de Santa María de los Sagrados Corporales, Daroca, Zaragoza.
Sala 2
La predicación en Hispania y el martirio de Santiago.
“Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la Iglesia para maltratarlos. Hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan” (Hechos 12. 1-2). Con estas palabras se recoge en la Biblia el momento del martirio y la muerte de Santiago. Estos acontecimientos ocurrieron durante el reinado en Judea de Herodes Agripa I, entre el 41 y el 44, probablemente en los momentos finales del mismo. Sobre estos dos versículos se asienta toda una tradición iconográfica que en la Leyenda Dorada se adorna con episodios como el del mago Hermógenes y Fileto o el de Abiatar y el escriba Josías, que sería bautizado por el Apóstol con el agua de una redoma entregada por su propio verdugo. Pequeños relatos piadosos que perfilan, humanizan la figura de Santiago, al tiempo que nos recuerdan su labor evangelizadora en Judea, Samaria e Hispania, escena central del retablo de John Goodyear.
Según la Leyenda Dorada la degollación de Santiago ocurrió el 25 de marzo, día de la Anunciación y Encarnación del Señor.
Retablo con escenas de la vida del Apóstol Santiago. Ofrenda al Apóstol de John Goodyear, párroco de Chale, Isla de Wright (Reino Unido). Taller de Nottingham ca. 1456. Alabastro policromado y madera. 90 x 186 x 7 cm. Museo Catedral de Santiago, Santiago de Compostela.
Santiago el Mayor Apóstol. Anónimo, primera mitad del siglo XVIII. Madera. 72 x 190 x 66 cm. Museo Nacional de Escultura, Valladolid.
Sala 3
Santiago y la Virgen del Pilar.
La aparición milagrosa de Nuestra Señora la Virgen a Santiago en Cesaraugusta, el 2 de enero del año 40 del siglo primero, es uno de los milagros más conocidos y populares dentro de la tradición hagiográfica del Santo. En él se unen dos devociones singulares, la correspondiente a Santiago y la mariana. Sin embargo, al margen de esta consideración, el episodio sirve para ilustrar la condición humana del Apóstol. En el relato, la aparición “en carne mortal” de Nuestra Señora se explica en un momento de flaqueza de ánimo del hijo de Zebedeo, quien apenas había conseguido evangelizar a un pequeño grupo de conversos. Es en ese instante de desánimo cuando Santiago contempla la aparición de María entre nubes, acompañada de unos ángeles que portan una columna de jaspe - símbolo de la fortaleza que debía su fe -, y escucha su mandato de levantar un templo a orillas del Ebro en su honor.
Una tradición que perdura y se repite en la Basílica zaragozana en la invocación fervorosa de su camarín: “Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza”.
Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago el Mayor. Mariano Salvador Maella, 1780. Óleo sobre lienzo. 131,5 x 99 cm. Colección Concello de Santiago de Compostela.
Venida de la Virgen del Pilar. Boceto de la cúpula sobre la Santa Capilla. Antonio González Velázquez, 1752. Óleo sobre lienzo. 98 x 198 cm. Cabildo Metropolitano de Zaragoza, Basílica del Pilar de Zaragoza.
Construcción de la Santa Capilla. Boceto de la cúpula sobre la Santa Capilla. Antonio González Velázquez, 1752. Óleo sobre lienzo. 98 x 198 cm. Cabildo Metropolitano de Zaragoza, Basílica del Pilar de Zaragoza.
Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago y los siete varones Apostólicos. Pietro van Lint, 1645. Óleo sobre lienzo. 122,5 x 191 cm. Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Sala 4
La Translatio de Santiago.
El relato de la Translatio es una pieza fundamental dentro de la historicidad de los episodios relativos a la muerte de Santiago y el posterior descubrimiento de sus restos en el Finisterre galaico. Al testimonio de un peregrino a Tierra Santa, oriundo de Piacenza, a los versos de Venancio Fortunato, se une el relato más antiguo sobre el traslado de los restos del Apóstol: la epístola del Papa León I o II, incluida en el Codex Calixtinus y en la Historia Compostelana, en la que se dice: “Por temor a los judíos fue recogido durante la noche el cuerpo del bienaventurado Apóstol Santiago por sus discípulos, que guiados por un ángel del Señor, llegaron a Jafa, junto a la orilla del mar… de pronto apareció, por designio de Dios una nave preparada. Y con gran alegría suben a ella llevando al discípulo de nuestro Redentor, e hinchadas las velas por vientos favorables… llegaron al puerto de Iria… Una vez desembarcados, dejaron el muy bienaventurado cuerpo… en un pequeño predio llamado Libredón… donde ahora se venera”.
Son muchos los episodios que se incluyen en este traslado que pasa por las tierras de la Reina Lupa, que supone el encarcelamiento de Anastasio y Teodosio, sus discípulos, o la sumisión de los bueyes que trasladaron su cuerpo.
Sin embargo, entre todos estos datos no se debe olvidar que el traslado del cuerpo de Santiago a Compostela tuvo lugar un 25 de julio.
Translatio. Juan de Vitoria, 1552. Óleo sobre tabla. 86,5 x 93 cm. Museo de Bellas Artes de Murcia.
Desembarco del cuerpo de Santiago Apóstol. Maestro de Astorga, 1501-1525. Óleo sobre tabla. 99 x 77,50 cm. Fundación Lázaro Galdiano, Madrid.
Sala 5
Los milagros de Santiago.
Son muchos los milagros que, a partir del propio Códice Calixtino y la Leyenda Dorada, tienen como protagonista a los peregrinos a Compostela y al Apóstol Santiago. Sin lugar a dudas, al margen de aquellos relativos a la translatio de su cuerpo, el más popular, el que alcanzó mayor difusión y tuvo más representaciones, es el relativo al peregrino condenado a la horca por un robo que no había cometido, cuyo cuerpo se mantiene con vida gracias a que es sostenido por Santiago, mientras que su padre viaja hasta su sepulcro. A su regreso lo encuentra vivo y lo salva. Se trata de un milagro con diferentes localizaciones, como la de Santo Domingo de la Calzada, en el Camino Francés, en cuya catedral todavía se mantiene vivo el testimonio de este prodigio.
En cualquier caso se trata de relatos en los que Santiago en muchas ocasiones adopta la apariencia y condición de peregrino.
Flos sanctorum de las vidas de los santos. Pedro de Ribadeneyra, 1751. Tinta impresa sobre papel. 31 x 22 x 5,5 cm. Museo das Peregrinacións e de Santiago de Compostela.
El puente de la vida. Finales Siglo XV. Óleo sobre tabla. 114 x 135 x 15 cm. Museo de la Catedral de Astorga, León.
La reina Lupa. Anónimo, siglo XV. Óleo sobre tabla. 135 x 115 x 15 cm. Museo de la Catedral de Astorga, León.
Los milagros de Santiago. Fragmento de retablo de Santiago Apóstol. Procedente de St. Jaume de Frontanya (Bergueda – Barcelona). Anónimo, inicios siglo XIV. Pintura al temple sobre tabla. 56 x 208 x 10 cm. Museu Diocesá i Comarcal de Solsona, Lleida.
Fin de la Parte 1.
Vea Aquí la Parte 2.
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