Ribeira Sacra. Monasterio de S. Estevo de Ribas de Sil (III). Claustro dos Bispos y Claustro do Viveiro.
En
esta Parte III de la visita nos centramos en los dos claustros que
nos quedan por ver: el Claustro dos
Bispos
(o de las Procesiones), el más antiguo de
los tres,
que se empezó a construir en 1220, románico, si bien la bóveda
interior y el cuerpo superior se añadieron en el siglo XVI. Desde
aquí accedemos al Claustro do
Viveiro,
renacentista.
Click Aquí para ver la Parte II (Fachada Principal, Claustro Grande o dos Cabaleiros y la Escalera de Honor).
Click Aquí para ver la Parte IV (Caballerizas, el Bosque y los Antiguos Hornos).
Click Aquí para ver la Parte IV (Caballerizas, el Bosque y los Antiguos Hornos).
Galería
oeste del Claustro dos Bispos.
Coordenadas
de situación de Nogueira de Ramuín en Galicia. Amplíe el mapa y
llegará al Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil: 42.416336, -7.685239
En
este plano podemos ver nuestro recorrido por los claustros, dos
Bispos
y do
Viveiro.
Galería
oeste del claustro. A la izquierda de la imagen vemos la puerta de
acceso desde al Claustro de los Caballeros, al lado de la misma se
encuentra situado un
panel informativo que leemos con
interés:
“Claustro
dos Bispos”.
El
“Claustro dos Bispos” es el más antiguo de Santo Estevo. Comenzó
a erigirse en 1220 como espacio para exaltar la memoria de los nueve
obispos santos. Se halla doblemente comunicado con la iglesia, a
través de unos escalones en la cara Sur y de otro acceso en el
claustro superior. Antaño, el patio se hallaba ajardinado y con una
fuente, la misma que hoy adorna la Plaza do Ferro de la ciudad de
Ourense.
Hasta
hace pocas décadas era escenario de las procesiones, que ahora
tienen lugar frente a la iglesia. El cuerpo inferior es románico,
con arquería apoyada sobre columnas gemelas con capiteles de galibo
decorados. La bóveda interior es de crucería y el cuerpo superior,
ojival decadente (siglo XVI), con pares de ventanas gemelas en
carpanel, coronadas por una hermosa crestería calada. Los muros
cuentan con gruesos contrafuertes, adornados con pináculos, gabletes
y agujas góticas.
Bóveda
de esta galería oeste.
Detalle
de la bóveda en esta parte, esquina suroeste del claustro.
Vistas
de esta galería oeste.
Galería
sur, desde la esquina suroeste, al lado del acceso desde el Claustro
de los Caballeros. Al fondo vemos la escalera de acceso a la iglesia,
en la esquina sureste.
Al
inicio de la galería sur hay estos restos de pinturas y una fuente
que estuvo ahí instalada.
Detalle
de otra parte de la bóveda de esta galería sur.
Ahora
miramos al patio del claustro, estamos en la esquina suroeste.
Desde
el centro de la galería.
Nos
acercamos a la esquina sureste, donde está la escalera de acceso
desde la Iglesia.
Antes
de ver la siguiente galería observamos esta galería sur del
claustro, ahora desde este lado, donde están las escaleras de acceso
a la iglesia.
Galería
este. Al fondo la puerta de acceso al Claustro do
Viveiro.
Otro
panel informativo situado en esta galería este
nos ilustra. Leemos:
Arquitecturas
que se dan la mano.
De
los tres claustros, éste es el más hermoso y complejo. Constituye
un ejemplo paradigmático de la evolución de la arquitectura en los
monumentos. Fue construido en el siglo XIII, con una sola planta y
cubierta de madera. En el siglo XVI se le añade otro nivel, de
estilo gótico, y la cubierta con bóveda de crucería. Su peso, sin
embargo, resultó excesivo y las tensiones acaban deformándolo.
Basta con observar de perfil el murete de la cara Norte sobre el que
se apoyan las columnas para ver el efecto de las tensiones.
Fue
reforzado con los contrafuertes del patio y, ya en el XVIII se
sustituyó la zona dañada de la cubierta. Ésta se diferencia porque
los arcos ojivales fueron sustituidos por arcos de medio cañón, tal
y como se aprecia en esta cara Este y en la Norte. Al principio, se
accedía a él por el doble aro de este lado, uno de los cuales se
halla tapiado.
Galería
este. Vista de la escalera de acceso a la iglesia.
Otra
vista del patio, desde esta parte.
Desde
el patio, primitivo acceso desde el claustro a la sala capitular. Una
de las dos puertas está tapiada.
Capitel
izquierdo situado en la puerta de la derecha de la imagen anterior.
Representa el sacrificio de Isaac.
Capitel situado frente al anterior. Representa una harpía. Sobre el capitel vemos una figura. Según leemos en un panel informativo situado a la entrada de este claustro: Los historiadores relacionan esta figura de figura de piedra del “Claustro dos Bispos” con los talleres mateanos del coro de la Catedral de Santiago de Compostela.
Un
panel informativo situado en el Claustro do Viveiro, contiguo a este,
se refiere al capitel que vemos en la imagen. Texto: Detalle
de un capitel del Claustro dos Bispos, decorado con motivos animales
y humanos y una concha de peregrino.
Detalle
del capitel al que se nos referimos.
Capitel
situado en la esquina noreste del claustro.
Estamos
ahora en la galería norte. Detalle de la bóveda. En la clave se lee
“Reedificose
Año de 1722”.
Vista,
desde esta galería norte, del patio del Claustro y una de las torres
de la Iglesia.
Pasamos
ahora al Claustro do
Viveiro.
Accedemos al mismo desde la esquina noreste del Claustro de los
Obispos. Encontramos un panel informativo, en el que podemos leer:
La
“piscifactoría” de los monjes.
Este
claustro lleva el nombre “Do Viveiro” porque antiguamente
albergaba una fuente gigantesca, llena de agua, que ocupaba toda la
superficie del patio. Era el vivero de los monjes, donde conservaban
salmones, sábalos, lampreas, anguilas y truchas que se traían vivas
de las pesquerías del Sil y del Miño. De esta forma, en el
monasterio siempre había pescado fresco. Los cotos de pesca de una
amplia zona pertenecían a los monjes, que además gestionaban los
puertos o pasos de barcas, donde se cobraba a los caminantes, salvo
si trabajaban en el monasterio o acudían a él para pagar tributos.
Tanto
el Claustro Grande
(también llamado como hemos visto Claustro de la Portería o de los
Caballeros) como
éste son de estilo renacentista y fueron construidos en el siglo
XVI, después del gran incendio de 1562. Tiene dos cuerpos, formados
por arcos de medio punto sobre columnas de orden dórico.
Entramos,
pues, en el claustro desde el Claustro de los Obispos, giramos a la
izquierda, recorremos su galería sur. Miramos hacia nuestra espalda.
Al fondo vemos una de las puertas de acceso al Refectorio. No se
puede visitar, está dedicado a salón para banquetes y celebraciones
del Parador.
Sí
hay un panel informativo sobre el refectorio. También da algunos
detalles de como era la vida en el Monasterio. Transcripción:
El
refectorio de la abadía.
Este
Salón, que actualmente tiene capacidad para unas 180 personas, es el
antiguo refectorio de los monjes de Santo Estevo. Aquí comían en
silencio, en mesas alargadas, mientras escuchaban las oraciones y los
pasajes que uno de ellos leía desde el púlpito, que aún se
conserva.
La
vida en Santo Estevo transcurría prácticamente sin palabras, ya que
los monjes estaban dedicados a la oración y al trabajo. El fraile
pasaba buena parte del día en la iglesia y tenía abundancia de
libros litúrgicos a su disposición. Los había que pertenecían a
la jerarquía del monasterio. El resto tenía asignado un oficio,
como sacristán, boticario, cillerero, cocinero, archivero u
organista. Asimismo, el cenobio tenía a su servicio a jueces,
escribanos, alguaciles y abogados, así como un buen número de
criados que se encargaban del ganado, los cultivos o el vestuario.
Desde
la esquina suroeste, donde nos encontramos vemos la galería oeste,
que nos disponemos recorrer.
Galería
este desde el centro del patio.
Galería
oeste desde el otro extremo, esquina noroeste.
Y
desde el mismo punto giramos la vista un poco a la izquierda y vemos
el patio y la galería sur.
Galería
norte.
En
esta galería norte encontramos otro panel informativo.
Leemos:
La
cuestión del salmón.
Un
incidente diplomático acontecido en el siglo XII le costó a Santo
Estevo una pérdida importante de recursos y poder. La “cuestión
del salmón” ocurrió durante una visita del rey Alfonso VII a la
localidad ourensana de Allariz. Ejercía de anfitrión el Conde
Fernando de Trastámara, que trató por todos los medios de conseguir
pescado fresco para ofrecérselo en la mesa al monarca.
Fernando
Yáñez, caballero residente en Allariz, recibió en ese momento un
salmón de parte de su hermano Alfonso, abad de Santo Estevo. Al
enterarse el conde, montó en cólera al considerar que el salmón
debería de habérsele entregado a él. En venganza, el conde invadió
las haciendas del monasterio, que acabó perdiendo 17 iglesias, cien
casales en tierras de Limia y otros treinta en Búbal. Hasta el siglo
XIII, el rey Alfonso IX no deshizo el entuerto.
Estamos
ahora en la esquina noreste del claustro. Ante nosotros, la galería
este, se ve al fondo el acceso al Claustro de los Obispos y la
escalera de la iglesia.
En
este punto la parte III de nuestra visita al Monasterio de Santo
Estevo de Ribas de Sil toca a su fin.
Continúa
en la Parte IV.
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