Santiago de
Compostela. Visitamos el interior de la iglesia del que fue
Monasterio de San Martín Pinario. Hoy, en la Parte I, vamos a
fijarnos en la nave de la iglesia, destacando su grandiosidad, con la
magnífica vista desde el coro alto y la impresionante bóveda de
cañón, también las estatuas de San Rosendo y San Pedro de Mezonzo
y el Vía Crucis.
En la Parte
II veremos las seis capillas de la iglesia, tres a cada lado de la
nave, con sus correspondientes retablos. En los siguientes capítulos
continuaremos con la nave del crucero y sus dos retablos y la
cabecera de la iglesia, con el retablo mayor y el coro.
Coordenadas
de situación de la Iglesia del Monasterio de San Martín Pinario en
Santiago de Compostela: 42.882254, -8.543700
Nota:
En
cursiva,
los textos transcritos de los paneles informativos que hay en la
iglesia.
Nota
2:
Para la documentación de las imágenes hemos bebido en las fuentes
de: http://www.museosanmartinpinario.com/80-articulos-destacados/76-la-iglesia-y-el-museo
Antes de
pasar al interior, volvemos a contemplar las
escaleras desde la misma
entrada a la iglesia.
Puerta de
entrada.
Ya en el
interior,
al lado de la recepción.
En
1590 Mateo López crea el proyecto para la construcción de la
iglesia, con planta de cruz latina y cabecera rectangular. A su
muerte, en 1606, Benito González de Araújo continúa con el
proyecto, hasta 1620.
En
1626, el arquitecto Bartolomé
Fernández Lechuga es
contratado y
ejecuta la impresionante cúpula, además
de otros importantes
trabajos
en el Monasterio.
Ya en el siglo XVIII se construye la nueva sacristía (por fray
Gabriel de Casas), el coro alto (de fray Tomás Alonso) y la
ampliación de la Capilla de Nuestra Señora del Socorro (de Fernando
de Casas y Novoa).
A
cada lado de la nave de la iglesia se abren tres capillas, que están
comunicadas entre si, separadas
por arcos de medio punto y
se fueron construyendo a lo largo del siglo XVIII.
En
la cabecera destaca el grandioso retablo mayor, de
dos caras, hacia la nave la cara principal y la otra mirando hacia el
coro
y
que se inicia en 1730, y también la bóveda de cañón que cubre el
presbiterio. El
diseño del
retablo corresponde
a Fernando de Casas y Novoa y su ejecución a
Miguel de Romay, entallador.
En
la nave del crucero dos impresionantes
retablos ocupan los dos lados del mismo, el de San Benito y el de la
Virgen Inglesa. Su
diseño corresponde también,
en
ambos casos, a Fernando de Casas y Novoa y su ejecución a
Romay.
Comenzaron
a construirse en 1742.
Estatua
de San Pedro de Mezonzo.
Situada
entrando
a la derecha. Vista desde el lado opuesto, al lado de la puerta de
entrada.
Panel
informativo. Transcripción:
San Pedro
de Mezonzo.
Ca. 1779.
José
Ferreiro.
Al igual
que la imagen de San Rosendo que se encuentra enfrente, esta talla
representa la exaltación de la Orden benedictina a través de la
monumentalidad de la pieza, gracias a su canon estilizado y alargado.
San Pedro
de Mezonzo fue abad del monasterio de Sobrado dos Monxes y San Paio
de Antealtares y también se le considera autor de la célebre
oración Salve Regina.
El santo
aparece en sentida actitud de recogimiento con la mano apoyada sobre
el pecho, mientras con la izquierda sostiene el báculo que simboliza
su autoridad. A sus pies aparece la mitra como renuncia a su dignidad
episcopal.
Estilísticamente
repite las características de San Rosendo, pues Ferreiro impregna
sus obras de una majestuosidad que se encamina a la época
neoclásica, aunque su factura es propiamente barroca; esto está
presente en la disposición de los pliegues achaflanados y en la
utilización de una policromía blanca como recuerdo de los mármoles.
Esta peana
que soporta la estatua de San Pedro de Mezonzo pertenece a la estatua
de San Rosendo, que está situada enfrente. Parece ser que al hacer
alguna restauración hubo una confusión con las peanas y quedaron
así colocadas, cada una en el lugar de la otra.
Estatua
de San Rosendo. Situada en el lado izquierdo de la nave, justo
al entrar en la iglesia, al lado de la cabina de recepción de los
visitantes.
Panel
informativo. Transcripción:
San
Rosendo.
Ca. 1779.
José
Ferreiro.
La imagen
de San Rosendo, situada a la entrada de la iglesia de San Martín
Pinario, es obra del escultor José Ferreiro, artífice clave en el
tránsito del arte barroco al neoclásico gallego. Según palabras de
Otero Núñez, Ferreiro es “un escultor con ropaje neoclásico pero
con alma barroca”. De su gubia salen algunas de las esculturas más
interesantes que se encuentran en esta iglesia.
El santo
fue abad y fundador del monasterio de Celanova y obispo de Mondoñedo
y de Santiago de Compostela. Como muestra de su renuncia a la
dignidad episcopal, se coloca la mitra a sus pies. Apoya su cuerpo
sobre el báculo que representa su autoridad y con su mano derecha
sostiene el libro de la Regla benedictina.
Esta obra
se caracteriza por el canon alargado del cuerpo, las facciones
impregnadas de suavidad y naturalismo y los pliegues achaflanados
representativos del cincelado del mármol que plasma en su trabajo en
madera.
Destaca en
la totalidad de la obra de José Ferreiro la solemnidad que impregna
sus imágenes y su distanciamiento del espíritu barroco en la
sobriedad de las policromías.
La peana de
la estatua de San Pedro de Mezonzo...
Bóveda de
cañón con casetones.
Esta es la
parte más próxima a la entrada a la iglesia, la bóveda tiene menos
altura porque esta es la parte de la misma que soporta el coro alto,
también llamado coro lígneo. Esta parte se hizo ya en el siglo
XVIII, sus casetones son de piedra pero también de madera para que
la bóveda tuviera menos peso.
Inicio de la
bóveda. El arco de la izquierda es el que está sobre la estatua de
San Rosendo y el de la derecha es el de la primera de las capillas
laterales de la izquierda (según se entra).
Aquí se
pueden apreciar los dos niveles de la bóveda. En
la parte superior de la imagen la parte de la bóveda que está más
próxima a la entrada y que soporta el coro alto, también llamado
coro lígneo. En la parte inferior la parte de la bóveda de mayor
altura de
la nave de
la iglesia.
Ahora
avanzamos por la nave hasta el centro de la misma, aproximadamente.
Nos damos la
vuelta y contemplamos la bóveda con sus dos alturas, la parte más
baja soporta el coro alto. Además, a los lados se pueden ver los dos
balcones laterales que parten desde el coro y llegan hasta el
crucero, con
sus fabulosas ménsulas. Los balcones se
hicieron en 1685. Más tarde subiremos a verlos.
Vista desde
el crucero de la nave y la entrada. Aquí
vamos a fijarnos en las rejas que separan la nave principal de la
nave del crucero. Su rica decoración fue obra del genio de quien las
diseñó, Fernando de Casas y Novoa, se hicieron entre 1730 y 1733.
También hay que destacar las otras rejas situadas en cada una de las
seis capillas, que iremos viendo. Estas otras se hicieron más tarde,
ya en 1785 y su autoría pertenece a Fray Plácido Caamiña.
Vista
general de la nave y cúpula. La
cúpula la diseñó el arquitecto Bartolomé Fernández Lechuga que
como hemos mencionado llegó a San Martín Pinario en 1626, tras la
muerte de Mateo López. Lechuga realizó importantes obras en el
Monasterio, entre ellas esta impresionante cúpula nervada con sus
doce ventanas.
Ahora vamos a
centrar nuestra atención en los balcones
laterales que parten del coro alto y llegan hasta el crucero, como
hemos mencionado se hicieron en 1685.
Esta es la parte de los mismos situada sobre la Capilla de Santa
Gertrudis la Magna (que
es la segunda de las capillas situada a la izquierda, según se entra
en la iglesia).
Esta es la
parte de
los balcones situada
sobre la Capilla del
Cristo de la Paciencia
(la
tercera de las capillas de la parte izquierda).
Detalle de
las ménsulas de esta parte. No hemos sabido encontrar información
acerca de los bustos situados en la nave, por lo que pedimos
disculpas.
Ahora nos
fijamos en el balcón del otro lado.
Esta es la parte de los mismos situada sobre la Capilla de Nuestra
Señora del Socorro (la
segunda de las tres capillas situada a la derecha según se entra en
la iglesia).
Y esta
es la parte de los mismos situada sobre la Capilla del Cristo de
Santa Escolástica (la
tercera de la derecha).
Nos
desplazamos ahora por el interior del Museo, al que se accede desde
la nave del crucero, tras subir escaleras y atravesar las diferentes
salas del mismo, nos dirigimos al balcón situado en el coro alto, o
coro lígneo. Abrimos la celosía de madera y se nos ofrece una vista
impresionante. Vamos bajando la mirada, hasta llegar al suelo.
Los dos
balcones laterales que hemos visto desde abajo, con las
extraordinarias celosías de madera.
Recorremos el
balcón de la derecha y...
...al llegar
al extremo del mismo, abrimos la celosía y podemos ver, el otro
balcón, a la derecha y la parte del coro alto, a la izquierda. Allá
abajo vemos los tres arcos de las tres capillas de la izquierda, la
estatua de San Rosendo y la cabina de recepción de los visitantes.
Ahora vemos
el balcón de la derecha, desde el extremo del balcón del otro lado.
Es hora de
volver a pisar el suelo de piedra de la nave para ver el Vía Crucis.
Sus catorce estaciones fueron hechas por Maximino Magariños, en
1910.
Primera
Estación. Jesús es condenado a muerte.
Segunda
Estación. Jesús carga la cruz.
Tercera
Estación. Jesús cae por primera vez.
Cuarta
Estación. Jesús encuentra a su madre María.
Quinta
Estación. Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.
Sexta
Estación. Verónica limpia el rostro de Jesús.
Séptima
Estación. Jesús cae por segunda vez.
Octava
Estación. Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
Novena
Estación. Jesús cae por tercera vez.
Décima
Estación. Jesús es despojado de sus vestiduras.
Undécima
Estación. Jesús es clavado en la cruz.
Duodécima
Estación. Jesús muere en la cruz.
Decimotercera
Estación. Jesús es descendido de la cruz y puesto en brazos de
María, su madre.
Decimocuarta
Estación. Jesús es sepultado.
Bustos de la
nave. Como se menciona más arriba, no hemos podido o sabido recabar
información sobre los mismos, por lo que pedimos nuestras más
sinceras y emocionadas disculpas.
Ahora vamos a
ver las seis capillas, aunque eso será en la Parte II.
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