Ribeira Sacra. Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil (I). Entorno Privilegiado, el Claustro, la Torre.
En Parada de
Sil, entre bosques de castaños, en el Cañón del Río Sil,
visitamos el Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, monumento
destacado del románico de la provincia de Ourense.
En esta Parte
I vamos a ver el extraordinario paisaje que rodea el Monasterio. Una
vez que lleguemos a estar frente a la fachada de la iglesia miraremos
a la izquierda y nos fijaremos en la puerta de acceso a las antiguas
dependencias monacales. Veremos el claustro, la escalera, la base de
la torre, ricamente decorada. Subiremos a la propia torre y
admiraremos las vistas.
Click Aquí para ver la Parte II: la
iglesia del Monasterio, construida
entre la segunda mitad del siglo XII y principios del XIII,
templo de una sola nave, crucero y tres ábsides.
Click Aquí para ver nuestras visitas a Parada de Sil.
Coordenadas
de situación de Parada
de Sil en
Galicia. Amplíe el mapa y llegará al
Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil: 42.395968, -7.588362
Actualmente
existen diversos trabajos y estudios sobre el Monasterio de Santa
Cristina de Ribas de Sil, interesantes y brillantes. Nosotros hemos
querido recurrir a dos grandes sabios, pioneros. Sirva esto como
modesto homenaje para ambos.
Los
textos que figuran en
cursiva han sido
extraídos del libro titulado Monasterios de Galicia, pags. 236 a
243, de Editorial Everest, 1983, del erudito pontevedrés D. Hipólito
de Sá Bravo.
También
en cursiva destacamos textos recogidos del artículo publicado
por el erudito de Boborás, D. Manuel Chamoso Lamas en Cuadernos de
Estudios Gallegos, tomo XVII, pags. 202-209, 1962.
Dejamos
la parte del breve resumen de la prolija historia del Monasterio en
manos de D. Hipólito y la de la descripción del monumento en las de
D. Manuel.
El propio De
Sá se refiere a la escasez de estudios e incluso menciones sobre el
Monasterio, en el momento en que él mismo escribe su propio
estudio, y cita el trabajo de Chamoso Lamas (1962) como el primero
que describe detalladamente el monumento.
Iniciamos la
visita, estamos en
el interior del mesón Casa Pepe, en
donde hemos parado a tomar un café. Estamos al lado del edificio del
Ayuntamiento de Parada de Sil. Justo aquí: 42.383058, -7.571110
Aquí vamos a
ir intercalando párrafos en los que D. Hipólito de Sá nos acerca a
la historia del Monasterio:
El
P. Yepes, al reseñar el Monasterio de San Esteban de Ribas de Sil,
en su Crónica de la Orden Benedictina (escrita
entre los años 1554-1618),
inserta la lista de los eremitorios y pequeños Monasterios que había
en las riberas del Sil, llamada en un documento de doña Teresa de
Portugal Rivoira
Sacrata, por los eremitorios y pequeños cenobios que en aquellos
parajes se fundaran y muchos de los cuales llegó a conocer el mismo
cronista benedictino.
Tomamos la
carretera
que
va desde
centro
de Parada
de Sil al Monasterio. Algo
menos de 3 kilómetros más adelante nos detenemos en esta curva para
contemplar esta vista
del
Cañón
del
Sil.
Desde aquí la carretera desciende serpenteando hasta el Monasterio.
Estamos aquí: 42.394574, -7.585949
Nos
habla (el
Padre Yepes)
de
la relación que el entonces abad de San Esteban de Ribas de Sil le
facilitara, detallando pormenores de algunos de los Monasterios que
fueron anexionados al de San Esteban al extenderse la reforma monacal
por Galicia, quedando
como prioratos dependientes algunos de ellos y otros como simples
granjas, donde residían menos monjes a cuyo cargo estaba el cultivo
y administración de las tierras y posesiones del antiguo Monasterio
que había sido transformado bien en priorato o en simple granja
monacal.
Entre
los mencionados está el de Santa Cristina de Ribas de Sil, que fuera
Monasterio importante y que en el siglo XVI quedara unido al de San
Esteban por Bula del Papa León X, de 24 de agosto de 1518.
Algo menos de
500 metros continuando por la carretera nos volvemos a detener.
Se
hace necesario hacer estas paradas para admirar el paisaje y saborear
el silencio.
Vemos
la torre de la Iglesia del Monasterio, apenas se ve por la exuberante
vegetación del
bosque de castaños que rodea el Monasterio.
En
pie todavía la iglesia Monasterial y parte de las que fueron
dependencias monacales, en un lugar agreste del ayuntamiento de
Parada de Sil, y dentro de la parroquia de Cajide de la que depende,
como anejo, la pequeña feligresía formada en torno a la antigua
iglesia que durante varios siglos regentaron y tuvieron los hijos de
San Benito.
Y unos pocos
metros más abajo, cerca de un cerrada curva a la derecha que ya nos
lleva al Monasterio nos detenemos, sí, una vez más.
Estamos
muy cerca del Mirador de Castro, uno de los varios que hay a lo largo
de todo el municipio de Parada de Sil. Estamos aquí: 42.392454, -7.592075
Documentalmente
se prueba la existencia del Monasterio de Santa Cristina en el siglo
IX, aunque Argáiz cree que su fundación es anterior, pues la
remonta a los tiempos de San Martín Dumiense, basándose para ello
en unos documentos, que cita como existentes en el archivo de la
Catedral de Lugo y relacionados con el Monasterio de Samos.
Sin
embargo, el P. Yepes fija su fundación en el siglo IX y menciona una
donación que el presbítero Autesigo hace al Monasterio, en el año
876, y en la que se detalla el lugar donde fuera fundado, que
coincide plenamente con la situación actual.
Paneles
informativos situados en una pequeña explanada aparcamiento que
hay
al llegar al Monasterio, donde acaba la carretera de
acceso al mismo.
Aquí: 42.395313, -7.588768
En
el panel que se ve en el centro se pueden leer estos textos, rodeados
de fotografías del monasterio:
La
vida de nuestros antepasados está escrita en las piedras de este
monasterio.
Usted
se encuentra ante un monasterio medieval, alrededor del cual giró la
vida espiritual, cultural y económica de las gentes de estas
tierras.
¿Sabía
usted que esta iglesia utilizó el arte románico para transmitir los
mensajes espirituales del Cristianismo?
Una
arquitectura elegante y robusta para resistir el paso del tiempo, con
gruesos muros y pocas ventanas, que acercan al espacio interior
solidez y un ambiente oscuro y sobrenatural.
Las
esculturas de los capiteles y de la portada del monasterio son
biblias de piedra, con una función más didáctica que decorativa,
enseñar los principios de la fe a los cristianos.
¿Se
fijó usted en las figuras que sostienen la cornisa del ábside? Son
misteriosas imágenes que murmuran mensajes: de condena, de
esperanza.
Plano
del municipio de Parada de Sil.
Este
otro
panel
explica la ruta de senderismo denominada Ruta del Monasterio de Santa
Cristina:
El
Municipio de Parada de Sil es rico en paisajes de gran hermosura, del
cañón del Sil a las estribaciones montañosas de las tierras de
Caldelas, con sus bancales de vides y sus frondosos castaños.
La
Ruta del Monasterio de Santa Cristina, de 8000 metros de longitud.
Parte del pueblo de Parada de Sil, donde podemos visitar su iglesia
con un arco de acceso renacentista y donde abundan elementos de la
arquitectura popular como petos, hórreos y cruceiros.
Al
pasar Fondo de Vila tomaremos un sendero que nos llevará al mirador
de Os Torgás (Balcones de Madrid) donde podremos deleitarnos con una
vista única sobre un impresionante meandro del cañón del Sil.
Asimismo
podremos contemplar una “lobeira”
trampa para capturar lobos que se usaba hace muchos años.
En
este lugar existe una zona de picnic y juegos infantiles.
Desde
aquí y siempre descendiendo iremos a través de un camino bordeado
de bosques de robles y castaños hasta la Ermita de San Antonio,
donde tomaremos la carretera que termina en el Monasterio de Santa
Cristina.
Camino de
bajada, desde la
explanada aparcamiento en donde están los paneles informativos,
hacia el
Monasterio. Se puede bajar por los escalones de piedra de forma más
directa o bien por el sendero que tiene la barandilla, el sendero
pasa junto al árbol de San Benito. El indicador que apenas se
distingue a la derecha señala que hay 300 metros hasta enlazar con
el sendero homologado PR G 98.
Es el momento
de seguir escuchando las palabras de D. Hipólito de Sá sobre la
historia del Monasterio:
Indudablemente
que los comienzos de este, como el de muchos de los Monasterios de
aquella comarca, están vinculados a los pequeños eremitorios, que a
lo largo de las márgenes del Sil erigieron bien los monjes que
huyendo de las persecuciones de los árabes llegaron a Galicia, o
bien los señores y soldados que cansados de la guerra buscaban la
soledad para dedicarse a la oración y a la penitencia.
Seguían
en la vida aislada los ermitaños hasta que se unían formando
comunidades bajo la autoridad de un abad y comprometiéndose a la
observancia de un pacto, en los primeros tiempos y de la Regla de San
Benito a partir del siglo IX. A la oración unían el trabajo
material y de ahí las grandes extensiones de terreno inculto
convertidas en
tierras de labor y cubiertas de viñedos, naranjos, frutales e
incluso olivos que dejaron a uno y otro lado de los ríos Sil y Miño,
abarcando la denominada Rivoira Sacrata.
El indicador.
El
sendero homologado PR G 98 recorre en sus casi 20 kilómetros algunos
lugares destacados del municipio de Parada de Sil.
Entre
los cartularios del Monasterio de San Esteban de Ribas de Sil se
conservan noticias y documentos del de Santa Cristina, que también
fue protegido con
distintos privilegios por los reyes Alfonso VI y su nieto Alfonso
VII.
Otros
beneficios y prerrogativas disfrutó el Monasterio de Santa Cristina
de Ribas de Sil, que
fueron confirmados
sucesivamente desde Alfonso VI hasta el rey Juan II, a los diversos
abades conocidos desde Gundesindo, que figura como abad en el año
969, hasta el último abad comendatario don Fernando de Sequeira, en
el siglo XVI, en cuyo mandato pasó el Monasterio a depender del de
San Esteban de Ribas de Sil, perdiendo su categoría de abadía para
quedar como simple priorato.
Camino de
bajada por los escalones de piedra.
El
P. Sarmiento (1695-1772)
llegó a conocer y
visitar este cenobio (en
su viaje a Galicia en 1745)
que en su tiempo ni carácter de priorato tenía. Menciona la
impresión que le produjo la fábrica de la iglesia que él califica
entre las buenas de la comarca del Sil, y en la cual los monjes
atendían espiritualmente a los pocos vecinos que vivían en las
proximidades del antiguo Monasterio.
Si
descendemos hacia el Monasterio por el sendero de la barandilla,
vemos
el árbol de San Benito desde
este punto.
El árbol de
San Benito, testigo de la historia del monasterio benedictino de
Santa Cristina de Ribas de Sil, queda a nuestra derecha, si bajamos
por los escalones de piedra. En él se depositan ofrendas.
Y aparece el
Monasterio. La
iglesia y, a la izquierda, la portada de acceso a las dependencias
monacales, el claustro, la torre, que vamos a ver en esta Parte I.
También vemos, a la derecha de la imagen, la barandilla que hemos
visto antes y que acompaña parte de la otra bajada que hay.
Los escalones
por
los que hemos bajado.
Nos dirigimos
a las antiguas dependencias monacales. Atendemos ahora a las sabias
palabras de Chamoso Lamas:
La
puerta de acceso a las dependencias del Monasterio constituye un
ejemplar constructivo ricamente decorado.
Trátase
de un arco con su rosca decorada con palmetas y otros varios motivos
florales y animados que alcanzan el intradós de las dovelas, y que
descansa sobre columnas acodilladas con capiteles finamente
esculpidos y dos figuras que, a manera de mochetas, aparecen
sedentes portando libros en las manos.
Esta
obra muéstrase ya, como una madura floración ornamental que ha
conocido suficientemente las portentosas creaciones de Mateo en
Compostela. Tanto la disposición general como el modelado de las
figuras y aun la calidad naturalista de los motivos ornamentales
fitomorfos de la arquivolta y capiteles, constituyen un eco de
conocidos prototipos compostelanos.
Ahora vamos a
pasar a la parte del claustro.
Una vez
traspasada la puerta, miramos a nuestra derecha y vemos el interior
del lado sur del claustro y a la izquierda asoma el otro lado del
mismo, el oriental.
Antes de ver
el interior del claustro caminamos por aquí, hasta el final del
muro.
Al llegar al
final del muro giramos 180º.
Desde aquí
vemos asomar la torre entre el verdor de los castaños.
Más
tarde nos referiremos a ella.
Traspasamos
el muro y nos desplazamos al espacio entre los dos lados del
claustro, lo que sería el patio.
Parece una
lápida funeraria aprovechada como parte del muro.
Estamos ahora
en el interior del claustro, en su lado sur, el que está “pegado”
a la nave de la iglesia.
A la derecha
vemos la base de la torre. Chamoso Lamas se refiere a la misma en
estos términos:
Réstanos
referirnos a un notable elemento constructivo que posee este antiguo
Monasterio. Es la torre que, adosada al costado norte del templo, se
eleva a gran altura. Su base constituye un curioso y bello recinto
constructivo.
Está
formado por cuatro machones que
centran medias columnas con bien tallados capiteles que apean arcos
apuntados.
Su
disposición adosada al costado de la iglesia la declara posterior a
ésta; sin embargo, a juzgar por la fina talla de los capiteles, la
conocida decoración que exhiben sus cimacios, tan ligada al románico
compostelano, y el propio desarrollo arquitectónico en general de la
torre, permiten suponer la obra realizada dentro de la primera mitad
del siglo XIII, en fecha quizá no lejana de la conclusión de la
nave a la cual se adosa.
Desde la
parte inferior de la torre, las tres siguientes imágenes:
En el recinto
del claustro hay varios paneles informativos. Este el unos de ellos.
Transcripción:
“Las
Iglesias Luciérnagas”.
Dentro del
Plan de Dinamismo Turístico de la Ribeira Sacra se ha prestado
primordial interés en destacar el patrimonio eclesial de la zona con
una intervención dedicada a las Iglesias Luciérnagas: templos
singulares que desde su privilegiado entorno, con el que se
mimetizan, nos cuentan su historia encerrada en la erección y
simbolismo de sus piedras.
La
sosegada belleza del silencioso enclave en el que se sitúan se
fractura tan sólo con las resplandecientes luces que emanan de sus
edificios, aumentando el ambiente mágico de un espacio de
recogimiento espiritual y vida armónica.
Pero a la
vez, las Iglesias Luciérnagas se convierten en el testimonio más
evidente de la preeminencia del poder de una orden monástica, la de
san Benito, dotada de privilegios reales y bulas Papales que les
confieren una autonomía jurídico-económica similar a la de un
pequeño estado.
Ahora vemos
la base de la torre desde el otro lado.
Capitel de
una de las columnas de la base de la torre.
Volvemos a
girar 180º y nos encontramos con la escalera. D. Manuel Chamoso
Lamas hace una breve referencia a la misma y al claustro en general:
El
resto de las dependencias, como las alas del claustro, son obras de
los siglos XVII y XVIII, destacando la amplia escalera, en cuyo
descanso se conserva empotrada una lauda sepulcral que representa
esculpida en bajo relieve la figura de un Abad. La inscripción que
la rodea en orla en avanzados caracteres góticos, muy gastada y
afectada, por un rebaje, en la parte en que figura el nombre, parece
llevar la fecha de 1516.
Ahora nos
disponemos a recorrer el otro lado del claustro, el oriental.
Aquí hay
otro panel informativo.
El
visitante agradece la existencia de estos paneles que amenizan
nuestros pasos entre estas piedras milenarias.
Transcripción:
“Los
Monasterios Benedictinos de la Ribeira Sacra”:
A partir
del siglo VI san Martín Dumiense y san Fructuoso de Braga
impulsarían dentro de la orden benedictina los asentamientos
eremíticos, que más tarde darían origen a los grandes monasterios.
El máximo
esplendor de la vida monacal bajo la regla del gran Patriarca san
Benito se alcanzaría entre los siglos X al XIII, en los que se
construyen los grandes cenobios en despoblados, desiertos de gente,
ajenos al mundanal bullicio, en donde el ora et labora se pueda
llevar a cabo en la soledad y el silencio requeridos.
La
sugestiva belleza natural de la Ribeira Sacra se presenta, pues, como
el marco idóneo de la vida eremítica, como un Jardín del Edén en
la tierra, vergel de oración, silvae sacrae regada por las sinuosas
aguas del Miño y el Sil. En este contexto de aislamiento se erigen
las iglesias de estos monasterios con una clara y eficaz misión
pastoral.
Dependencia
situada en esta nave, al lado de la lápida que está en el suelo de
la imagen siguiente.
Y otro
panel informativo situado en este
lado del claustro.
Transcripción:
La Rivoyra
Sacrata.
Corría el
año de 1124 cuando la reina Teresa de Portugal fundaba el monasterio
de Santa María de Montederramo (Orense) bajo el título de san Juan,
en un inhóspito espacio cuya abundancia de monasterios y ermitas
dispersas por los últimos tramos del Sil, llevaron a calificar el
lugar de Rivoyra Sacrata.
Décadas
más tarde, la hermana de Alfonso VII, doña Sancha anexionaría este
boyante cenobio a la orden del Císter con monjes de Claraval,
sometiéndolo a la dureza de la regla benedictina.
Con el
paso del tiempo la Ribeira Sacra ampliará sus límites geográficos
a las márgenes del río Miño, desde Portomarín a Os Peares.En esta
Ribeira Sacra, paraje de excepcional belleza natural, se localizan
dieciocho monasterios medievales, cuyas iglesias representan algunos
de los modelos más emblemáticos del románico peninsular.
Ya hemos
llegado al otro extremo de este lado oriental del claustro. Vemos la
lápida antes referida y, al fondo, las escaleras.
Hay otro
panel
informativo más,
situado junto a la lápida. Transcripción:
La Piel
del Territorio.
La Ribeira
Sacra se encuentra situada en un enclave de espectaculares paisajes
de sinuosa y adversa orografía: escarpadas laderas de escasa
accesibilidad, talladas a conciencia en caprichosas formas por el
erosivo Sil, que el hombre ha sabido ganar no sin esfuerzo
escalonando bancales, soporte de apreciadas vides.
Bosques de
centenarios castaños que junto a una exhuberante vegetación
atlántica dan cobijo al huidizo corzo o al negruzco urogallo.
Paisaje que pergeña la piel de un territorio en el que la realidad y
lo fantasmagórico se entremezclan en narraciones y leyendas, que
aumentan el encanto de todo aquel que la visita. Historia, arte,
naturaleza, cultura en general proyectados en un espacio único e
irrepetible.
Subimos las
escaleras, parte
superior
del claustro. Estamos otra
vez en el lado en el que está la torre, a la izquierda de la imagen,
adosada a la fachada norte de la iglesia.
A
la derecha vemos un parladoiro,
uno de los bancos de piedra situados junto a las ventanas.
Ahora vamos a
atender a la explicación que la Profesora Dª Concepción Fontenla
nos aporta, en su libro titulado Restauración e historia del arte
en Galicia, 1997, pags. 260 y 261.
Dentro de su
extenso y admirable trabajo, la autora pone los ejemplos de distintos
tipos de restauraciones de monumentos y compara las restauraciones
llevadas a cabo en los monasterios de Santo Estevo (San Esteban) de
Ribas de Sil y en el de Santa Cristina de Ribas de Sil.
Aquí tomamos
unas breves notas sobre el claustro de Santa Cristina. Como es
costumbre, las palabras de la autora son las que están en
cursiva.
En palabras
de Dª Concepción Fontenla:
Las
dependencias monacales medievales, distribuidas alrededor del
claustro, sufrieron importantes modificaciones y reestructuraciones
que, por distintas causas, han ido alterando profundamente la
configuración original del edificio. Sólo se conservan dos de sus
alas y el inicio de una tercera crujía, quedando incompleto el
conjunto arquitectónico.
En la
planta baja se encontraban la sala capitular y el refectorio,
mientras que en el ala norte se disponían las dependencias monacales
de la comunidad, trasladadas a la galería oriental de la primera
planta durante la reforma renacentista del claustro lugar en el que,
hasta ese momento, se ubicaba el dormitorio de los monjes.
Salimos a
este balcón.
En el
siglo XV el monasterio estaba prácticamente deshabitado y se
encontraba en un avanzado estado de ruina, según podemos deducir de
la lectura del acta de visitación del año 1437.
A partir
de 1517, tras su adhesión como priorato a San Esteban de Ribas de
Sil, muchas de sus dependencias perdieron su función original, lo
que motivaría la reestructuración de las fábricas medievales con
el fin de adaptarse a las nuevas necesidades del monasterio.
Vista de los
ábsides y
el crucero de
la iglesia desde el
balcón de la imagen anterior.
Los
accesos a las dependencias monacales de la planta baja de la galería
oriental se ampliaron en la segunda mitad del siglo XVI. A esta misma
campaña constructiva se debe la reconstrucción del claustro
medieval que es sustituido por un claustro renacentista muy sencillo
que refleja la decadencia que estaba sufriendo el monasterio.
Una
arquería con escasa decoración se dispone sobre columnas apeadas en
en gran basamento corrido; el corredor resultante se cubre con
cubierta de madera. En el encuentro de las dos crujías se sitúa la
escalera de piedra con doble derrame que da acceso a la parte
superior, se redistribuye la primera planta del ala oriental para
adaptarse a los nuevos usos.
Volvemos por
esta nave hacia la otra, en
donde se encuentra
el acceso a la parte
superior de la torre.
Puerta
estrecha de acceso a la torre.
En lo alto de
la torre.
Vista del
Cañón del Sil desde
aquí arriba.
Ahora
descendemos y nos dirigimos a ver la iglesia del Monasterio. Aquí
vemos la puerta de acceso a las dependencias monacales y los
escalones de piedra por los que hemos bajado hace ya un buen rato.
En la Parte
II veremos la iglesia.
Click Aquí para ver la Parte II: a
iglesia del Monasterio, construida
entre la segunda mitad del siglo XII y principios del XIII,
templo de una sola nave, crucero y tres ábsides.
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