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Basílica de San Martín de Mondoñedo (I) Fachadas. Historia. En Foz (Lugo).


Visitamos en Foz, en la Mariña Lucense, el antiguo Monasterio de San Martín/Martiño de Mondoñedo.

Nos encontramos ante la catedral más antigua que aún se conserva en España. Aunque se han hallado vestigios del siglo VI, la construcción del templo actual se data entre los ss. IX y XII, circunscribiéndose dentro del románico más primitivo, con características más propias del románico del Pirineo catalán que del románico compostelano propio de Galicia.

En esta Parte I, siguiendo el extraordinariamente detallado folleto informativo que se facilita al visitante, haremos un recorrido por la historia del monumento (con la leyenda de San Gonzalo y el Milagro de las Naves) y por sus fachadas, y también veremos el entorno de la iglesia, la fuente de A Zapata (cuyas aguas hizo brotar según la leyenda el Obispo Santo San Gonzalo) y el cruceiro.


Click Aquí para ver la Parte II: Interior de la iglesia, capiteles y canecillos, lainturas murales y el retablo pétreo o antipendium.

Coordenadas de situación de Foz en Galicia. Amplíe el mapa y llegará a la Basílica de San Martín/Martiño de Mondoñedo43.561046, -7.303091


Nota: Los textos que se pueden leer en cursiva han sido extraídos del detallado folleto informativo que se facilita al visitante. Dicho folleto está dividido en siete epígrafes, con exhaustiva información sobre la historia del monumento y las características arquitectónicas del mismo, tanto del exterior como del interior.

Iniciamos la visita en el pequeño parque que hay junto a la Basílica. Mientras nos acercamos, vamos intercalando párrafos en los que se van explicando los avatares históricos de este antiguo monasterio.

Desde el parque, vista de la Basílica, hacia donde nos dirigimos.


Epígrafe 2 del folleto informativo: Algunos apuntes históricos de San Martiño de Mondoñedo.

Siglos de historia contemplan a las insignes piedras de San Martiño; fue sede episcopal (870-1112) -por sus estancias se pasearon figuras como las de San Rosendo, obispo aquí y, posteriormente, fundador del monasterio de Celanova y arzobispo de Santiago- también fue lugar de recogimiento para agustinos y franciscanos, centro cultural, hospital para peregrinos

Es, por todo lo que ha significado, una obligación moral para todos nosotros rememorar este ilustre pasado a través de los ojos del tiempo y del recuerdo. Espero que estas pequeñas anotaciones sirvan para revelar al visitante un poco de la esencia de ese esplendoroso pasado.


Para descubrir los orígenes de San Martiño debemos remontarnos al s. IX. En el año 870, el obispo de San Martín de Dumio, Sabarico, se vio obligado a huir, con algunos de sus monjes, de las invasiones árabes que en aquellos días estaban devastando suelo portugués.

De este modo, la sede dumiense encontró continuidad en San Martiño, donde una vez instalados, el monarca Fernando III les hizo entrega de los territorios que en adelante iban a ser propiedad de la sede episcopal, tomando el cetro de la también desaparecida sede britoniense (actual Bretoña).


Llegaron a pasar por esta sede hasta 15 obispos, entre ellos el citado S. Rosendo y D. Gonzalo, último obispo de esta diócesis, que no debemos confundir con el S. Gonzalo, el Obispo Santo de la leyenda de las naves, al que luego nos referiremos.

A la muerte del obispo Gonzalo, en el año 1112, la reina Urraca, por delegación del papa Pascual II, traslada la sede a Vallibria o Villamayor de Brea, actual Mondoñedo, villa que también adoptó su nombre de la antigua sede de San Martiño.


Despojada de su episcopado, el monasterio quedó ocupado por monjes de S. Agustín hasta finales del s. XV, momento en el que fueron sustituidos por frailes franciscanos. Desde el Concilio de Trento (1542) hubo siempre sacerdotes que ocuparon el viejo cenobio, aunque la gente les siguió llamando canónigos.


En unos documentos de de 1595 encontramos esta interesante descripción del conjunto catedralicio: “Su iglesia es muy buena y grande, de tres naves, con capilla mayor de bóveda y altar mayor un retablo, con dos capillas laterales y en lo demás techumbre de madera muy bien labrada, y con dos altares en el cuerpo de la iglesia, coro alto de madera, órgano, atril y once sillas, diez de los canónigos y la del prelado, que tiene tres puertas, las dos en dirección a los claustros altos y bajos, y que por el alto se entra en el coro… junto a la iglesia está una casa grande del prior, los aposentos para los canónigos, y una grande que se llama refectorio...”.

De las dependencias originales aquí descritas han desaparecido el monasterio, la sede episcopal y la colegiata, quedando solamente en pie la vieja catedral y la casa del prior, que durante años ha servido de rectoral.


La propia catedral ha sufrido la inclemencia de los años y ha pasado por varias restauraciones. De todas ellas destacamos la que se realizó en 1866, la techumbre de la iglesia se había desplomado, dejando la iglesia a la intemperie y al borde de la ruina; casi desahuciada, incluso se llegó a plantear la posibilidad de derrumbar la vieja iglesia para construir otra nueva.

Fue entonces, cuando el maestro de obras del obispado, Francisco Lanteiro, se comprometió a mantener la catedral en pie; para ello dotó a San Martiño de los espectaculares contrafuertes que hoy podemos contemplar apuntalando los ábsides que rematan su cabecera, y que le dan ese formidable aspecto de fortaleza medieval.

Fuente de A Zapata. Reza la inscripción: ...que brotó según la tradición por milagro de Gonzalo el Obispo Santo.


Su valor histórico y artístico fue reconocido ya en tiempos de la II República, momento en el que fue declarada Monumento Nacional, distinción que todavía hoy conserva.

El 7 de febrero de 2007 esta antigua catedral es distinguida por el Papa Benedicto XVI, con el título honorífico de Basílica menor. Este reconocimiento coincide con otros hechos como la celebración del Año Jubilar de San Rosendo, prelado de Mondoñedo siendo sede episcopal San Martiño y con el comienzo de nuevas obras de rehabilitación de esta Basílica y de la rectoral.


Después del repaso histórico, ahora leemos el epígrafe 3 del esquema del folleto informativo, titulado: La leyenda: San Gonzalo y el Milagro de las Naves.

Más por tradición popular que por evidencias históricas, se cree que existió en San Martiño un obispo llamado S. Gonzalo, conocido por todos como el Obispo Santo.

Cuentan las gentes que en tiempos de las invasiones bárbaras, San Gonzalo, ya viejo y enfermo, guió al pueblo de Foz a lo alto de un monte, para salvarlos del inminente saqueo de las hordas normandas que a punto estaban de arribar a nuestras costas:

...no fiando la defensa a las fuerzas humanas, se valió de las divinas, y vistiéndose túnica de cilicio, desnudos los pies, y con una cruz a cuestas, ordenó una procesión de lágrimas y preces con sus canónigos, clero y pueblo en dirección a lo alto del monte donde a la presente se halla la capilla...


Doblegado por el peso de los años y de la cruz, el Santo Obispo tenía que descansar a cada poco: “...lo cual se había quedado (…) de rodillas y enarbolando la Cruz (…) Se hizo esto muchas veces, de suerte que permitió que Dios nuestro Señor que se abravase el mar de tal manera que se vino a averiguar que tantas veces como el Santo Obispo había adorado la Cruz de rodillas, (…) otras naves faltaban de los enemigos, que las inundaba el mar con sus olas (…).

Viendo el santo prelado que no habían quedado de la armada sino las naves que no podían hacer ofensa alguna, suplicó nuevamente al Señor las dejase, para que llevasen la noticia de aquel terrible castigo y no volviesen; el Señor oyó su oración, se sosegó la mar y las naves que quedaron libres se dieron a la vela, quedando todo el pueblo ,y aun todo el Reino, lleno de admiración por este prodigio...

Vamos a subir por esta parte, por el acceso a la casa rectoral y los ábsides de la iglesia.


Todos los años, a finales de mayo o principios de junio, se celebra en este monte, conocido como monte de “O Obispo Santo”, una romería popular en su honra, en conmemoración del Milagro de las Naves. Esta fiesta, de gran arraigo entre las gentes de Foz, congrega a familias enteras y multitud de grupos de amigos dispuestos a pasar allí un buen rato y a dar buena cuenta de sus meriendas. Ésta es, sin duda, una de las fiestas que cuenta con una mayor tradición en toda la zona.


Ahora continuamos con el epígrafe 4 del folleto informativo, titulado: San Martiño de Mondoñedo: la Catedral.

El tiempo parece fluir más lentamente por San Martiño. La solidez y sobriedad de sus viejos muros le confieren una belleza sosegada y apacible, que logra transmitir a quien la contempla la sensación de serenidad y plenitud que le concede el poseer la certeza de haber vivido y sobrevivido a la historia.

Imperturbable, ajena al transcurrir de los años, parece haber sido construida para durar eternamente. Por todo esto, esta visita pretende ser, más que un recorrido cultural, una visita al pasado. Disfruten del paseo.

Ya hemos subido las escaleras, a la izquierda la antigua casa del prior, que funcionó como casa rectoral. Hoy alberga o albergará un museo sobre la Basílica. A la derecha, los ábsides asoman.


Seguimos en adelante con el epígrafe 5 del folleto, Estilo arquitectónico exterior.

Ante todo, está en nuestro deber incidir en que nos encontramos ante la catedral más antigua que aún se conserva en España. Aunque se han hallado vestigios del siglo VI, la construcción del templo actual se data entre los ss. IX y XII, circunscribiéndose dentro del románico más primitivo, con características más propias del románico del Pirineo catalán que del románico compostelano propio de Galicia, que fue traído desde Cluny por el Camino de Santiago y cuyo máximo exponente es la catedral de Santiago de Compostela.


Como ya hemos mencionado, el conjunto de San Martiño estuvo compuesto en su origen por el templo actual y, adosadas a su derecha, las dependencias monásticas y episcopales (claustro, sala capitular y refectorio).


Algunas características que pueden identificar el estilo de San Martiño con el románico pirenaico son las bandas lombardas (1) y las grecas de tacos o ajedrezado (2) que decoran los vanos y algunos tramos de la parte superior de la fachada.

(1) Banda lombarda: Pilastras alargadas ligeramente salientes del muro, que forman serie con otras generalmente unidas por su parte superior mediante unas series de arquillos ciegos, también llamados lombardos.

(2) Ajedrezado: Decoración de cuadrados alternativamente en sobrerrelieve y bajorrelieve.

Asimismo también es propio del estilo de esta zona, la piedra pequeña e irregular usada para su construcción.



Esta es la parte de la fachada sur que se puede ver.


En el lado derecho (sur) podemos encontrar hileras de aparejo del templo primitivo, así como algunas pequeñas ventanas de arco de herradura. En este muro existen señales manifiestas de haber tenido adosadas las dependencias monacales.

Los canecillos de desagüe presentan formas de dibujos vegetales, animales o geométricos, algunos de ellos de clara influencia morisca.




Ábsides.



Ábside sur.


La decoración de las ventanas de los ábsides laterales, añade a las bandas lombardas, una decoración en zig-zag, también atípica en el románico gallego.



Ábside central.




En el ábside central se abren tres pequeñas ventanas, rematadas con grecas de ajedrezado en su contorno, tanto por el exterior como por el interior. Desde esta perspectiva, sin duda, llaman la atención los grandes contrafuertes que los sostienen, fruto, como ya hemos mencionado, de una restauración en 1866.







Ábside norte.



Vista desde aquí del cruceiro.



Fachada norte.

El muro norte en su parte exterior está dividido en dos partes, la más próxima al ábside es de mayor altura, al igual que sucede en el muro sur.

Contrafuerte entre los ábsides y la fachada norte.




Aquí se ve la diferencia de altura entre las dos partes de la fachada.




Canecillos del alero de esta parte de la fachada. Como hemos podido leer en el folleto informativo y, al igual que en la otra parte de la fachada: Los canecillos de desagüe presentan formas de dibujos vegetales, animales o geométricos, algunos de ellos de clara influencia morisca.





Continúa la fachada norte.


En el lateral izquierdo (norte) se conservan los restos más primitivos del templo, que se corresponden con los vestigios del muro de la iglesia prerrománica primigenia, datada en el s. VI, como así lo demuestra el arco de herradura que aparece enmarcando una antigua puerta que puede verse en este muro. En él se abre una puerta posterior, actual puerta de servicio para acceder al templo.




Canecillos de esta parte de la fachada norte. Son 34.













Hacemos un paréntesis antes de continuar con la fachada principal. Vamos a subir ahora por la escalera principal de acceso.




Placa conmemorativa. Transcripción:

El Año Jubilar del Nacimiento de San Rosendo (807-2007) siendo Obispo de Mondoñedo-Ferrol el Excmo. y Rvdmo. D. Manuel Sánchez Monge, Alcalde de Foz el Ilmo. D. José María García Rivera y párroco de San Martín el Rvdo. D. Serafín Rodríguez García, la benevolencia de Su Santidad Benedicto XVI concedió a esta iglesia la dignidad de basílica.

La Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, en prueba de filial agradecimiento a Su Santidad y para perpetua memoria.

18 de septiembre de 2007.




Nos detenemos a contemplar este magnífico cruceiro.







Y ahora nos dirigimos a la fachada principal.




Escudo de armas situado frente a la fachada principal.



Observamos la fachada desde fuera del muro que circunda la Basílica por esta parte.



A la derecha del pórtico, se erige una torre de dos cuerpos, obra del siglo XV. El segundo cuerpo, que data del s. XVIII, da cobijo a las campanas y está rematado por una cupulita coronada en lo alto por pequeñas esferas.


La fachada es del s. XII. En ella podemos observar un sencillo pórtico dotado de cuatro columnas, de piedra las dos exteriores y de mármol del país las dos interiores. De éstas últimas de cree que pudieron pertenecer al templo primitivo, lo mismo que sus capiteles, ambos con características propias del arte visigodo. Uno de estos capiteles representa a dos poderosos atlantes con un rostro humano entre ellos.


Si nos fijamos con detenimiento, en las jambas de la puerta también podemos encontrar grabadas dos cruces, símbolo de la consagración del templo.









Sobre el dintel, en lo alto del tímpano, está representado el cordero pascual (Agnus Dei) con la cruz a cuestas, enmarcado por una aureola y en el que todavía se pueden observar restos de antigua policromía.


El tímpano de la puerta descansa su peso directamente sobre el dintel, en el que se encuentra tallado un crismón (símbolo adoptado por los primeros cristianos), muy similar al de la catedral de Jaca.




Ahora dirigimos nuestros pasos hacia nuestra izquierda...


...es hora de pasar al interior.



Continuará.


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