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Camino de Santiago. Portomarín. Recuerdo. Paseo por el cauce del Miño.


Hoy, en nuestro Camino a Compostela pasamos por aquí y el embalse está en un nivel muy bajo. El Miño pasa por Portomarín y se muestra tal como era antes de, y nos deja ver lo que era el pueblo, que se extendía por ambas márgenes. Descendemos al cauce del río y por un tiempo parece que volvemos al pasado y a otra vida. En homenaje a aquellos que hubieron de dejarlo atrás.
Portomarín. Su historia está ligada al Camino, al Río Miño y al Puente medieval de origen romano por el que cruzaban los peregrinos ya desde la Edad Media. La vida de Portomarín cambió cuando en 1963 se construyó el Embalse de Belesar con su central hidroeléctrica, unos 30 kilómetros río abajo. El pueblo en su totalidad quedó anegado y se construyó uno nuevo en el cercano Monte do Cristo, a donde se trasladó y reedificó piedra a piedra la Iglesia Románica de San Xoán (también llamada de San Nicolás), así como otros monumentos.


Coordenadas de situación de Portomarín en Galicia. Amplíe el mapa y llegará a nuestro inicio de hoy: 42.802062, -7.615571

Nota: Los textos en cursiva han sido extraídos del detallado estudio titulado: Traslado y Reconstrucción de Portomarín, realizado por Ana Belén Moure Domínguez (Máster de Rehabilitación Arquitectónica 2008/09).
Iniciamos el recorrido de hoy en el mirador que hay junto al puente moderno, construido en 1962, cuando se hizo el embalse. Estamos justo aquí: 42.802062, -7.615571


El puente desde el mirador, embalse lleno (mayo de 2014).



Estamos ahora en el cruce en el que confluyen las carreteras LU-633 y LU-613. Vamos a cruzar el puente.


Nos asomamos a la barandilla del puente y miramos río abajo. A la izquierda, las ruinas del antiguo barrio de San Pedro, en esta margen, y el malecón. A la derecha, en la otra margen, parte del barrio de San Xoán. Allí, al lado de las instalaciones del Club Náutico, estaba ubicada la iglesia románica de San Xoán (o San Nicolás), que fue trasladada piedra a piedra al nuevo Portomarín.


Ahora vemos desde el mismo punto el embalse lleno, otra vez.


Cruzamos la carretera para pasar al otro lado del puente.


Nos asomamos ahora para mirar río arriba.


Llenamos el embalse otra vez.


Giramos la vista un poco a la izquierda. A la izquierda, el actual Portomarín, en el Monte do Cristo.



Volvemos a cambiar de lado. Nos vamos acercando al final del puente. Al fondo vemos la escalinata que conduce a la Capilla de As Neves, la escalinata y la capilla están situadas sobre un arco del antiguo puente medieval, de origen romano, que también fue trasladado desde su ubicación original en 1963, al construirse el nuevo pueblo de Portomarín.



Unos pasos más adelante seguimos mirando a nuestra izquierda. Como se ha mencionado, esta es la margen en la que estaba ubicado el barrio de San Xoán. En la parte inferior de la imagen vemos las escaleras por las que vamos a bajar a continuación al cauce del río.


Hay dos accesos con escaleras a ambos lados del puente, al lado del cruce donde está la escalinata y la Capilla de As Neves. Miramos desde lo alto de la escalinata, en la parte inferior de la imagen, al lado de las señales, están las escaleras por las que vamos a bajar.


Allá vamos.


Ya estamos sobre el verde cauce seco.


Caminamos un rato río arriba, nos damos la vuelta, pasamos entre los enormes pilares del puente de 1963, puente moderno. Lo distinguimos del otro puente, que veremos un poco más adelante, este de 1930, llamado Ponte Nova (Puente Nuevo). Por cierto, para saber mucho más, recomendamos la visita a: http://portomarincidre.blogspot.com.es/2013/04/portomarin-rio-y-puentes.html.

A partir de aquí intercalamos los textos que figurarán en cursiva, extraídos del estudio titulado: Traslado y Reconstrucción de Portomarín, realizado por Ana Belén Moure Domínguez.

Sin duda, el monumento más significativo era el puente romano de 152 m de largo por 3,30 m de ancho, que sobrevivió hasta épocas medievales, cuando fue destruido por doña Urraca durante sus luchas con su segundo esposo Alfonso el Batallador. Será ella también quien posteriormente encargue su reconstrucción a Pedro Peregrino en el año 1120. En 1895 dará comienzo su lenta desaparición con el desplome del arco central, conservando solo un arco en el medio del río y uno en el estribo del Barrio San Juan cuando se inundó el Viejo Portomarín.

La importancia histórica de Portomarín como villa la adquiere en el siglo XII gracias al empuje decisivo que le dieron las peregrinaciones compostelanas, formando parte del Camino Francés como una de sus etapas importantes recogida en el Códice Calixtino. Esto pone en valor al antiguo Hospital de Peregrinos, obra de Pedro Peregrino. Y durante el siglo XIII se llevará a cabo la construcción de la iglesia parroquial de San Juan.

El devenir de la villa a orillas del río, a ambos lados de la orilla, en la derecha con el barrio de San Juan y en la izquierda con el de San Pedro, discurría ajena al futuro que le esperaba. Un puente moderno hacía entonces de enlace de ambos barrios, que juntos reunían un total de 745 habitantes en el año 1950. Tras ser declarada conjunto histórico artístico, el 8 de febrero de 1946, nada hacía presagiar lo que a punto estaba de suceder.
Los dos puentes, el de 1930 y el de 1963.

Tras la Guerra Civil la necesidad de recuperación del país traerá consigo el impulso a las energías hidroeléctricas, haciendo necesaria la construcción de presas que permitiesen aprovechar la fuerza de las aguas de los ríos Miño y Sil. Por ello, con la decisión de la construcción del embalse de Belesar la historia de Portomarín da un vuelco, quedando anegadas sus viejas calles y pasando a ocupar un pueblo de nuevo trazado en el Monte del Cristo.

Al principio, se había proyectado una presa menor de 35 m, que junto a la otra proyectada de 100m resultaban insuficientes para producirse el aprovechamiento de todo el potencial posible. Esto lleva a considerar finalmente la necesidad de elevar hasta 135 m la presa del Belesar y no construir la otra menor. En consecuencia, el pueblo portomarinense será anegado por completo.
En el 1955 el Gabinete Técnico de FENOSA redacta un proyecto para la realización de dicho embalse, y encarga a Joaquín Pons Sorolla y a Manuel Moreno Lacasa la responsabilidad del traslado. Por ello, una vez resueltos los trámites necesarios para comenzar la obra ingenieril, se inician en una loma cercana las labores de construcción del nuevo poblado.
Vamos a cruzar ahora el río Miño por el Puente Nuevo.

Un texto del viajero Cunqueiro narra con resignación la experiencia portomarinense: "el arco de la antigua Ponte MIña preside la corriente. Otro junto a la orilla derecha, lo están desmontando con la ayuda de una grúa. Construyen el elevado puente nuevo junto el actual. En lo alto, blanca, la nueva villa, con aire de cuartel o de casas baratas de suburbio (...). Cruzamos el puente y por donde está ahora el desnudo solar en que se alzó la iglesia de San Juan, nos perdemos por las estrechas callejas, Santa Isabel, Santiago, Rúa Nova...Todo quedará sumergido, porchas, balcones de hierro en los que florece una maceta clavel rojo, esas parras que sombrean un salido, las pequeñas galerías al sol de mediodía”.
Vista río arriba, ya desde el Puente Nuevo, o Ponte Nova.

Las gentes de la villa de origen medieval se veían ahora obligadas a abandonar el hogar en el que sus antepasados y ellos habían vivido siempre, aquel en el que descansaban sus seres queridos. La resistencia se tornaba respuesta al traslado. Fueron momentos llenos de rabia contenida para aquellos que veían como sin remedio las aguas morarían sus casas y destrozarían el trabajo de sus vidas lleno de esfuerzo.
A pesar de tratarse de un pueblo declarado Conjunto Histórico Artístico en febrero de 1946, y de tener entre sus bienes monumentales la iglesia-fortaleza de San Juan y San Nicolás, monumento histórico artístico desde el 3 de junio de 1931, la única solución que se proponía era el traslado, advirtiéndose intocable el trazado ingenieril de la infraestructura.
Y río abajo...

Se trataba de un pueblo dedicado a la agricultura que iban a perder sus tierras más fértiles en pro del progreso. Con la construcción del nuevo pueblo se trataba de compensar las pérdidas ocasionadas a sus habitantes y mejorar su nivel de vida, entendiendo “el sacrificio afectivo de abandonar sus viejos y antiguos hogares, cuna de sus antepasados que vieron pasar tantos peregrinos hacia Santiago de Compostela”.
La memoria del Viejo Portomarín vive ya, en aquellos que un día lo habitaron, que narran su historia vislumbrada entre los restos de ese trazado medieval que aun se ven en las bajadas del río.
Caminando por el puente.

El trazado de sus calles era propio de un crecimiento orgánico medieval, componiendo un entramado de calles sinuosas, pensadas para moverse a pie. Su núcleo urbano estaba formado por dos largas calles, una en cada barrio, a las que desembocaban otras transversales cortas y angostas, flanqueadas por casas pequeñas a excepción de los pazos nobles. Se trata de un pueblo de crecimiento lineal a lo largo del río.
En el cruce de la calle principal con la calle procedente del derruido puente se produce un ensanchamiento del viario que daba lugar a la conocida como plaza de Sta. Isabel.

La edificación que ocupaba las calles de la villa eran viviendas de dos, tres o cuatro plantas. La falta de espacio por el gran desnivel hacía que no existiesen prácticamente patios y corrales, y que las únicas edificaciones de una planta fuesen bodegas o cuadras aisladas y en un número muy reducido. Las plantas bajas eran pues casi siempre establos o locales artesanos mientras las superiores se destinaban a la vivienda.
En cuanto a edificios religiosos se encontraban las dos iglesias parroquiales de ambos barrios, la iglesia de San Juan y la de San Pedro, ambas trazadas en la época medieval y la Capilla de Santiago (o de As Neves).
Ya casi llegando a la otra margen, nos volvemos un momento.






Ya hemos cruzado, vamos a caminar un poco más río arriba.




Una vez que hemos llegado hasta aquí, volvemos.


Ahora caminamos otro poco río abajo.




La iglesia de San Xoán (o San Nicolás) asoma entre los pilares del puente.



Este verde césped crece sobre el limo del lecho del río. Es muy verde.


La canalización en v que se ve en la imagen es un caneiro. Se utilizaba para pescar, sobre todo anguilas. La pequeña construcción que hay en el vértice se llama pía y ahí se colocaban unas redes en las que se recogía la pesca.

Con la extraña sensación de que el embalse puede volver a llenarse en cualquier momento (lo que es una absurda estupidez…), regresamos. En el siguiente capítulo vamos a ver el pueblo “nuevo” de Portomarín, subiremos al Monte do Cristo, donde se ubica, partiendo de la Capilla de As Neves, al lado del puente.

Continuará.


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