Estamos
en el municipio de Muxía, en la Costa da Morte, provincia de A
Coruña. Visitamos el que fue Monasterio de S.
Julián/Xulián/Xian/Xiao de Moraime. Punto de paso del Camino de
Santiago a Fisterra y Muxía. Queda la iglesia, excepcional monumento
de estilo románico, de mediados del siglo XII.
En
esta Parte 1 vamos a centrarnos en el exterior de la iglesia, las
fachadas, portadas, ábsides, en general en el edificio se aprecian
las influencias de la escuela compostelana. Además, haremos un breve
recorrido por la historia del Monasterio.
Click Aquí para ver la Parte 2, el interior y las pinturas murales.
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Coordenadas
de situación de Muxía
en
Galicia. Amplíe el mapa y llegará al
Monasterio de San Julián/Xulián… de Moraime: 43.084997, -9.199677
Click Aquí para ver nuestras visitas a Muxía.
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Nota:
Los textos que figuran en
cursiva han sido
extraídos del libro titulado El Monacato en Galicia, Tomo I, pags.
397 a 399, de Editorial Librigal, 1972, del erudito pontevedrés D.
Hipólito de Sá Bravo.
Llegamos
a Muxía y divisamos el que fue Monasterio de San Julián/Xián de
Moraime.
Vamos
a ir rodeando el monumento, intercalamos párrafos en cursiva
en los que D. Hipólito de Sá nos hace un resumen de los avatares
históricos del Monasterio:
El
Monasterio de San Julián de Moraime, fue uno de los que también
quedaron incorporados a San Martín de Santiago, al iniciarse la
reforma de los Monasterios de Galicia, durante el reinado de los
Reyes Católicos, pasando de abadía a simple priorato, carácter que
tuvo hasta la Exclaustración, en que todos sus bienes pasaron a
manos de seglares.
Se
ignoran sus orígenes, pero la primera prueba documental que denota
su existencia es de fines del siglo XI. Froila Ruiz en unión de su
esposa, hija de la condesa Argelona, donó al Monasterio la villa de
Sartevagos, condicionando la donación a que los colonos existentes
en las tierras donadas fuesen considerados por los monjes como
ingenuos y no como siervos.
Regentaba
entonces el Monasterio el abad Estrarico y dependían del Monasterio
unos eremitorios que estaban en las vertientes de los montes cercanos
al mar. La misma condesa Dª Argelona, puso bajo el régimen del
Monasterio de Moraime el que ella había fundado en Vilanova, lugar
de la parroquia de Borneiros, Ayuntamiento de Cabana, exigiendo que
en él se impusiese la observación de la Regla de San Benito.
En
el año 1105 el Monasterio en parte fue destruido por los normandos,
hecho que refiere la Compostelana, siendo entonces su abad don
Hodorio.
Años
más tarde, en 1115, volvió el Monasterio a sufrir las consecuencias
de la incursión que por las costas gallegas hicieron los almorávides
a las órdenes de su caudillo Ali-ben, Meinón. En esta ocasión fue
destruida la iglesia, y en el lugar que ocupaba la primitiva se
levantó la actual, contando con la protección del Rey Alfonso VII,
quien durante su niñez y algunos periodos de su adolescencia estuvo
refugiado en este Monasterio, así como en las luchas que su madre,
la reina doña Urraca, sostuvo con Alfonso de Aragón, su segundo
esposo.
Este
hecho se hace constar en una donación, documento publicado por López
Ferreiro, hecha por el Rey Alfonso VII al Monasterio de Moraime,
regentado en 1119 año de la donación, por el abad Ordoño. Allí se
dice como el Monasterio ya había sido favorecido por el Rey Alfonso
VI y detalla su destrucción por los sarracenos, a la vez que se le
confirma al Monasterio la propiedad y posesión de todo el coto que
se le había señalado, así como el vasallaje de los hombres
y mujeres que viviesen en él.
Recuerda
además el rey que hace la donación y otorga los privilegios por los
servicios que el abad Ordoño y sus antecesores le habían prestado
en su adolescencia y durante los tiempos de guerra.
Plano
del
recinto, tomado de uno de los paneles informativos situados en el
interior del pórtico que cubre la portada de la fachada principal
(derecha: antigua
rectoral;
parte inferior: cruceiro;
parte central a la derecha: atrio;
izquierda: cementerio).
Fachada
principal, occidental.
La
importancia y posesiones del Monasterio fue grande en este tiempo,
adquiriendo diversas feligresías y pertenencias en tierras de
Nemancos y Bergantiños, en las cuales ejercía su jurisdicción,
gozando de la inmunidad de todo impuesto real y eclesiástico.
Dependieron del Monasterio las feligresías de San Tirso y San
Ciprián de Villaestoce en Nemancos y San Juan de Borneiro en
Bergantiños, lo mismo que la villa de Muxía edificada en territorio
cedido por el Monasterio de Moraime.
Antigua
rectoral.
El
Cardenal del Hoyo, en sus Memorias del Arzobispado de Santiago,
vincula, siguiendo a otros historiadores, el origen de la villa de
Muxía al Monasterio de Moraime, pues, destruido por los piratas
ingleses el primitivo pueblo los vecinos de Santiago de Sereza
solicitaron de los monjes permiso para levantar, en tierras próximas
al mar pertenecientes al Monasterio, un pueblo nuevo,
comprometiéndose a pagar un foro.
Foro
que duró hasta los tiempos del emperador Carlos V, que dio la
Monasterio otros lugares próximos al mar en permuta por las tierras
de Muxía, nombre derivado del primitivo Monxía, que recordaba la
denominación de terras monxías o tierras de monjes que encontramos
en algunos documentos medievales.
Cuando
el Cardenal del Hoyo visitó el Monasterio, primeros años del
siglo XVII, ya dependía San Julián de Moraime de San Martín
Pinario, figurando como priorato atendido por cuatro monjes
encargados de las parroquias y anejos del Monasterio. En la iglesia
monasterial estaba la parroquia de San Pedro de Moraime que era
administrada por los monjes, entonces muy pocos para el edificio del
Monasterio, que estaba defendido, dice el visitador, por un fuerte
muro que lo separaba del mar, y que por falta de estar habitado
comenzaba a desmoronarse.
Las
crecientes riquezas del Monasterio suscitaron en más de una ocasión
la codicia de los señores de la comarca en constantes pleitos entre
sí y con los Monasterios e iglesias. Así el conde de Trastámara,
don Pedro Enríquez y Ruy Soga de Lobera se apoderaron de gran parte
de los lugares, cotos y vasallos del Monasterio durante el reinado
del rey Juan I de Castilla.
Fachada
sur.
Los herederos de los mencionados señores, el conde D. Fadrique, don Luis Soga de Lobera y Pedro Mariño llegaron a más, desposeyeron a los monjes de todas sus posesiones y hacienda y se la repartieron sin atender las reclamaciones de los monjes ni de la misma autoridad eclesiástica.
Ante
esto el abad del Monasterio, don Gonzalo Migueles, recurrió al rey
Enrique III, quien en Valladolid, a 15 de Julio de 1401, extendió un
documento declarando que tomaba bajo su protección el Monasterio y
ordenando que se devolviesen al mismo todos los bienes que le habían
sido usurpados. La orden fue cumplida y tanto el conde D. Fadrique
como Luis Soga y Pedro Mariño restituyeron a los monjes los cotos y
la hacienda de la que habían sido despojados.
Estos
actos de piratería obligaron al Monasterio a buscar la protección
de los señores de Andrade y quedar a merced de los encomenderos,
hasta que, a finales del siglo XV, fue anexionado a San Martín.
Los
males no pararon aquí, ya que en las incursiones de los piratas en
los siglos XVI y XVII el Monasterio fue saqueado varias veces, lo
mismo que durante la invasión francesa. Y la famosa Ley de
Mendizábal terminó por acabar con lo poco que se conservaba de las
dependencias monacales, que comunicaban con la iglesia por la puerta
del muro sur., hoy cegada (en
1972, fecha en que D. Hipólito publica El Monacato en Galicia, aún
no se había descubierto esta puerta, hecho que tuvo lugar en 1975,
como veremos).
Ábsides
sur (semicircular) y central (rectangular).
Ábside
norte y fachada norte.
Regresamos
a la fachada principal para verla con más detalle. Don Hipólito
apunta:
Como
recuerdo y testimonio permanente del Antiguo Monasterio, después
priorato de Moraime, nos queda la iglesia Monasterial que sigue en
funciones de parroquial. Es un bello ejemplar románico, obra de
mediados del siglo XII, según el criterio de don Angel del Castillo,
que refleja tanto en su portada principal, como en la estructura de
sus contrafuertes unidos en arcos, las características de la escuela
compostelana. Hácela más interesante el aspecto arcaico y la misma
traza de la portada principal, que está calificada como obra
realizada bajo las influencias de los maestros y artistas gallegos.
Enmarcan
la portada dos contrafuertes, que señalan el arranque de las naves y
dividen la fachada en tres cuerpos. En los cuerpos laterales,
ventanas semicirculares y rosetones encima, y, en el central, el
pórtico que cobija la portada.
Alzado.
Este
plano, al igual que otros que veremos, como se ha mencionado, figura
en uno de los paneles informativos situados en el interior del
pórtico de esta fachada principal.
En
el cuerpo lateral norte de la fachada, al lado de la base de la
torre, encontramos estos restos arqueológicos, lápidas y otras
piezas, esparcidos por el suelo y sin ninguna protección de los
elementos, ni de los amigos de lo ajeno.
En
1972, en el mismo año en que fue declarado Bien de Interés
Cultural, se realizaron unas excavaciones dirigidas por D. Manuel
Chamoso Lamas, a la sazón Delegado de Bellas Artes para Galicia. El
yacimiento reveló restos romanos y germánicos, con once tumbas del
siglo VII y otros hallazgos, entre los que se encontraban una cruz y
un broche, de época visigoda.
Los
restos arqueológicos fueron encontrados en la parte sur, en el
terreno a la izquierda del muro que se ve en la imagen, que corre
paralelo a la fachada sur.
Parte
de los restos fueron expoliados y parte continúan allí, por
ahora...
Al
lado de las piezas arqueológicas, algo a nuestra derecha vemos la
ventana y el rosetón de esta parte, tal como señalaba D. Hipólito
de Sá. A la derecha de la imagen, el pórtico que protege la portada
principal.
Ahora
entramos en el pórtico, bajamos las escaleras, la portada se halla
en un plano inferior. A la izquierda los paneles informativos a los
que nos hemos referido anteriormente.
La
portada con tres pares de columnas acodilladas
con figuras superpuestas, que según algunos autores representan a
los apóstoles; las archivoltas con figuras en forma radial, que
evocan a los veinticuatro ancianos del Apocalipsis, esculpidos en el
Pórtico de la Gloria de la catedral compostelana y en las portadas
principales de Carboeiro y Portomarín; y en el tímpano, figuras
bíblicas a ambos lados de la imagen del Salvador.
Columnas
de la izquierda.
Columnas
de la derecha.
Tímpano
y arquivoltas.
Salimos
otra vez al exterior para ver la ventana y rosetón de este cuerpo de
la fachada, al sur.
La
fachada principal tiene en los ángulos dos cuerpos de torres de
campanas. El del lado sur está modificado. Sobre el primitivo cuerpo
de sección cuadrada se construyeron dos más, el de las campanas con
aberturas semicirculares en las cuatro caras y un cupulino de base
octogonal.
Fachada
sur.
Alzado.
Escaleras
y portada.
Contrafuertes.
Desde
la esquina sureste, fachada y la
antigua rectoral.
La
portada estuvo tapiada durante un largo período de tiempo, hasta
1975, en que fue descubierta. Esta puerta comunicaba la iglesia con
el resto de dependencias monacales, hoy desaparecidas. Tiene tres
arquivoltas, con dos pares de columnas, con motivos geométricos, en
cada lado. Capiteles historiados, bastante desgastados. En una de las
mochetas se representa a San Benito, con el Libro y, en la otra, a un
obispo. En el tímpano se representa una escena que puede ser la
Última Cena, con Jesucristo en el centro y tres apóstoles (?) a
cada lado. A su derecha hay una figura coronada, de menor tamaño que
las otras seis.
Izquierda.
Un
obispo.
Derecha.
San
Benito (?).
Tímpano
y arquivoltas.
Ábsides.
Alzado.
Los
ábsides laterales son semicirculares y el central es de planta
rectangular, reconstruido con posterioridad a la obra original.
La
fachada norte tiene, en palabras de D. Hipólito de Sá,
...estructura
de sus contrafuertes unidos en arcos, característica de la escuela
compostelana.
Los
contrafuertes señalan los
cinco compartimentos de las naves al interior. En
esta zona
del recinto
está situada una parte del cementerio. La sacristía, en el centro,
es de época posterior.
La
cornisa y canecillos del ábside norte.
Cementerio.
Antigua
casa rectoral.
A
finales del siglo XVI, el Monasterio de Moraime es anexionado al de
San Martín Pinario, de Santiago de Compostela. Con posterioridad a
este hecho es cuando se construye la casa rectoral, dado que las
antiguas dependencias monacales estaban en muy mal estado.
Escudo
con
el pino representativo de San Martín Pinario con dos conchas de
vieira a ambos lados.
Fin
de la Parte 1. En el siguiente capítulo veremos el interior de la
iglesia y las pinturas murales.
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