Visitamos
el municipio de Vila de Cruces, en el interior de la provincia de
Pontevedra. Aquí se encuentra situado el que fue Monasterio de
Camanzo, benedictino, primero de monjes y posteriormente de monjas.
Fundado en el siglo X, se conserva la iglesia, románica, del siglo
XII, de planta basilical. Llaman la atención sus ábsides, sus
portadas y las pinturas murales en el interior, del siglo XVI. Y, por
supuesto, el claustro.
En
esta Parte 2 veremos el claustro, alrededor
del cual estaban los almacenes, la
sala capitular, las celdas, la cocina y el refectorio de la Comunidad
benedictina. Y donde se encuentra una parra de más de 300
años. Destaca la portada de acceso a la iglesia, y la arcada, con
influencia de la escuela compostelana.
Coordenadas
de situación de Vila
de Cruces en
Galicia. Amplíe el mapa y llegará al
Monasterio de Camanzo: 42.794562, -8.321108
Nota:
Los textos que figuran en
cursiva han sido
extraídos del libro titulado Monasterios de Galicia, pags. 360 a
368, de Editorial Everest, 1983, cuyo autor es D. Hipólito de Sá
Bravo.
Desde
el interior de la iglesia, en su nave norte, nos acercamos a la
puerta de acceso al claustro.
Don
Hipólito de Sá:
Se
trata de una obra de extraordinaria importancia, única dentro
de estas pequeñas construcciones monacales de la época del
románico.
Al
salir, mirando a nuestra derecha, las arcadas.
De
frente, las escaleras.
A
nuestra izquierda, la parte central del claustro, al fondo la parte
oeste con el portalón de entrada. Y la parra de una antigüedad
estimada de 300 años. Buen vino...
Y
algo más a la izquierda, la parte sur del claustro, pegada al lado
norte de la iglesia, y la torre campanario.
Ya
hemos girado totalmente en redondo y nos encontramos con la portada.
En
el muro norte (de la iglesia),
puerta románica de archivoltas ligeramente peraltadas ornamentadas
por arquitos superpuestos y un par de columnas acodilladas en las
jambas.
En
el tímpano un Agnus Dei enmarcado por una franja floral en arco de
herradura.
En
el dintel de la puerta norte hay una fecha, Era 1204, que corresponde
al año 1166, notándose en algunos sillares diversos signos
lapidarios.
Nos
centramos ahora en la arcada.
Del
Monasterio quedan algunos restos, al norte de la iglesia, en
los arcos que parecen fueron de la sala capitular que estaba,
como en todos los Monasterios, en el tramo Este del claustro bajo.
Tres
arcos de medio punto con archivolta de bolas sobre dos pares de
columnas exentas, apoyadas en un podio corrido ornamentado con un
bocel en la arista. Ornamentación
de hojas en sentido radial.
Paramento
de sillarejo, que en el tramo del comienzo de la escalera fue rehecho
con sillares de otra construcción. Por lo que queda se ve que la
arcada era de más arcos, que desaparecieron al hacer la escalera
actual.
La
arcada de Camanzo denota una marcada influencia de la escuela
compostelana en la ornamentación de sus arquitos superpuestos,
aunque dentro de las reminiscencias del estilo visigótico reflejadas
en la directriz de herradura de los arcos.
Desde
el interior de la sala capitular.
Antes
de subir las escaleras, vamos a pasear bajo la parra.
Aunque
pesen sobre todo aquello los años y las obligadas reparaciones que
contribuyeron a modificar la traza inicial de la construcción
monacal, el visitante fácilmente se forma una idea de lo que fue
claustro o patio abierto, que comunicaba la vivienda con la iglesia y
alrededor del cual estaban los almacenes, la sala capitular,
las celdas, la cocina y el refectorio de la Comunidad benedictina.
Giramos
en redondo, otra vez. Esquina
noreste.
Mirando
a la parte norte.
Parte
oeste, otra
vez el portalón de entrada.
Parte
sur.
Parte
este, ahora ya nos dirigimos hacia la escalera.
Desde
lo alto de la escalera.
Nos
dirigimos ahora al interior de la iglesia. Concluye la visita a este
lugar inolvidable que es el claustro del que fue el Monasterio de
Camanzo. Un saludo y muchas gracias a D. Manuel, sacristán, por su
amabilidad y su paciencia.
Fin
de la Parte 2. En el siguiente capítulo veremos el interior de la
iglesia.
Continuará.
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