Estamos
en Castro de Rei, municipio de la Terra Cha, interior de la provincia
de Lugo. Visitamos el Castro de Viladonga y su Museo, compuesto por
cuatro salas de exposiciones. Hoy continuamos la visita en la Sala 2,
que hemos dividido en dos partes.
En
este capítulo 1 nos centramos en las vitrinas de la sala dedicadas
al estudio del trabajo de la cerámica: la “terra sigillata”, la
cerámica común romana y la cerámica castrexa.
Click Aquí para ver la visita completa al museo.
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Vitrina
dedicada a la Cerámica Castrexa.
Coordenadas
de situación de Castro
de Rei
en Galicia. Amplíe el mapa y llegará al
Castro de Viladonga: 43.160823, -7.387373
Entrada
en la sala.
Contiene
tres vitrinas en cada una de las dos paredes. Una gran maqueta en el
centro, en un plano inferior. Dos vitrinas en cada uno de los
tabiques que separan esta sala de la anterior y de la contigua.
Vistas
generales de la sala. Recorrido circular.
Comenzamos
con la vitrina situada a la derecha entrando en la sala, en el
tabique que separa esta sala de la anterior (sala 1). Nota: La
vitrina también se puede observar desde la otra sala pero los
paneles informativos están colocados para poder ser leídos desde la
presente.
Piezas
de la parte izquierda de la vitrina.
Recipientes
grandes (ollas, dolia…), para contener líquidos, cereales y otros
alimentos.
(Nota: incluimos enlace para explicar qué es dolia:https://es.wikipedia.org/wiki/Dolium ).
Pieza
de la parte derecha de la vitrina.
Ánforas
de base plana.
Las
ánforas de base plana son una producción típica de los sitios
galaico-romanos del interior, mientras las grandes ánforas de
pivote o remate en punta abundan más en la franja costera.
Seguimos
ahora con la primera de las tres vitrinas del lado derecho, la más
próxima a la entrada. Lleva por título: Cerámica “Terra
Sigillata”.
Contiene
un texto en la parte superior izquierda e ilustraciones en las partes
superior central y derecha. Exposición de piezas en la parte
inferior.
De
izquierda a derecha el texto y las ilustraciones de la parte
superior.
La
“terra sigillata”.
Unos
de los materiales más singulares y característicos en un yacimiento
de la época romana es la terra sigillata, cerámica fina de engobe o
barniz rojo hecha a molde, usada fundamentalmente como vajilla de
mesa y que a veces tiene el sello del taller que lo fabricó:
el sigillum, que también significa “relieve” como los que
decoran estas piezas.
Aparece
siempre en menor cantidad que la común romana, pues es indicativa de
un cierto lujo o posición social sobre todo cuando aparece en los
castros, donde suele salir muy fragmentada y con el barniz perdido,
debido a la acidez y humedad del suelo gallego.
Ilustraciones
de la parte central.
Sigue
el texto:
En
este castro se encontraron dos tipos de terra sigillata: una de
importación del sur de la Galia (s. I d.C.), muy escasa, y otra de
fabricación hispánica (s. I d.C. en adelante), que es la más
abundante y de decoración muy variada.
La
terra sigillata hispánica tardía, mas clara y con barniz de peor
calidad y conservación es relativamente abundante en Viladonga,
indicando una vez más que este castro tuvo su ocupación
principal en época tardorromana.
Ilustraciones de la parte derecha.
Y
sigue el texto...
Otras
piezas de cerámica imitan, tanto en la forma como en la decoración
a la terra sigillata estampada tardía de otras zonas del Imperio,
pero probablemente fueron hechas en el Noroeste y tuvieron una gran
pervivencia, incluso hasta después del siglo V d.C.
A
veces, la cerámica sigillata tiene grafitos o marcas incisas que
suelen indicar propiedad con siglos, letras o nombres.
De
derecha a izquierda, las piezas y conjuntos de piezas expuestas en la
parte inferior de la vitrina.
Cerámica
estampada tardía (s. V-VI) e imitaciones, hecha a torno o rueda.
Este
segundo conjunto de piezas, al no tener ninguna referencia, parece
agruparse con las de la imagen anterior.
Detalle
del segundo conjunto de piezas.
Pieza
perteneciente al segundo conjunto, lleva una nota. Transcripción:
Cuenco
de forma D 37 tardío.
El
siguiente grupo de piezas:
Terra
sigillata hispánica tardía (s. III-V).
Terra
sigillata hispánica (s. I-III).
Nota:
Desgraciadamente, nos faltan las fotos de la piezas más a la
izquierda de la vitrina. Volveremos a estas tierras en breve.
La
siguiente vitrina, titulada: Cerámica común
romana.
Tres
ilustraciones en la parte superior. La ilustración de la izquierda
tiene un texto con el mismo título que el de la vitrina y parece ser
la presentación de la misma. Exposición de piezas en la parte
inferior. Hay tres textos a lo largo de la vitrina que hacen
referencia a los distintos grupos de piezas.
Ilustración
y texto de la izquierda.
Cerámica
común romana.
La
llamada cerámica común romana tuvo sobre todo un uso doméstico, es
decir, de cocina y de mesa, pero también la hubo con utilización
funeraria, ceremonial y ornamental.
Esta
cerámica se fabricaba, en buena parte, en las distintas provincias
del Imperio, siguiendo modelos puramente romanos, pero también
usando formas y decoraciones propias, derivadas de la tradición
local.
Ilustración
situada en el centro.
Nota:
La ilustración o conjunto de ilustraciones situadas a la derecha
hacen referencia a los distintos conjuntos de piezas que se agrupan
bajo uno de los tres textos que acompañan, en la parte inferior, a
las piezas. La ilustración la situaremos junto al texto mencionado.
De
izquierda a derecha los distintos conjuntos de piezas expuestos en la
parte inferior de la vitrina.
Conjunto
de piezas agrupadas bajo el texto situado más a la izquierda.
En
las vasijas de mesa destacan los característicos vasos
llamados de “paredes finas”, que aquí proceden del taller
zamorano de Melgar de Tera, usados para beber. Es corriente y muy
peculiar su decoración impresa a la “barbotina” (barro
líquido), figurando mamilas u ojitas de hiedra.
Otras
piezas como platos, fuentes y jarras, son producciones locales o
regionales que imitan las de los talleres foráneos; se trata de una
cerámica generalmente de tonos rojos o anaranjados y
hecha siempre a rueda.
Conjunto
de piezas agrupadas bajo el texto situado en el centro, bajo la
ilustración del centro.
Parte
de las piezas de este conjunto y el texto.
Las
vasijas de cocina se debieron de destinar para la preparación de
alimentos, para guardar las provisiones sólidas y líquidas y para
otros usos y funciones similares, dolios, ánforas, ollas, ollas
pequeñas con tapadera, asadores o queseras…
Los
demás grupos de piezas que incluimos bajo el contenido de este
texto:
Escurridores
o asadores.
Algunas
piezas de vajilla galaico-romana: jarras, ollas, potes con tapa,
mortero, fuentes, platos, vasos…
Conjunto
de piezas agrupadas bajo el texto situado a la derecha, bajo el
conjunto de ilustraciones de la derecha, con el que guarda estrecha
relación.
Ilustración
o conjunto de ilustraciones a las que nos referimos.
Algunas
de las piezas, jarritas, cuencos o vasitos, a menudo llevan en su
fondo o en las paredes, unas incisiones o marcas hechas después de
la cocción: son los grafitos, que acostumbran a ser la marca de
propiedad o de uso de la pieza, sea de tipo individual (como el que
lleva el nombre Nantius), o sea con un carácter más amplio,
familiar o de grupo.
Grupos
de piezas que incluimos bajo el contenido de este texto.
Cerámica
con decoración de retícula bruñida.
Continuamos
ahora con la vitrina que está a la izquierda de la imagen.
Las
otras dos son la que ya hemos visto.
Vista
general de la vitrina, que
lleva por título: Cerámica
Castrexa
(o
Castreña).
Tres
ilustraciones con tres textos en la parte superior. La ilustración
de la izquierda tiene un texto con el mismo título que el de la
vitrina y parece ser de presentación de los contenidos de la
vitrina. Exposición de piezas en la parte inferior.
Ilustración
y texto situados a la izquierda.
Cerámica
castrexa (castreña).
La
cerámica es, con mucha diferencia, el elemento arqueológico más
abundante entre los hallazgos del castro. Aparece muy fragmentada y
presenta una gran variedad de formas, tipos y decoraciones.
Algunas
piezas de esta cerámica castreña fueron hechas a mano pero la
mayoría se elaboraron a torno o rueda.
Predominan
los perfiles globulares, con una o más asas, los bordes hacia
fuera y los pies sin realce; las paredes presentan señales de
alisado, unas veces con espátula y otras muy pulidas, dando la
sensación de estar engobadas o casi barnizadas.
Hay
ollas grandes y medianas, cazuelas más o menos globulares, jarras y
cuencos, una variedad de tipología de asas, fragmentos de
escurridores, etc.
Ilustración
y texto situados en el centro.
Usos.
El
uso que se le daba a estos recipientes era muy variado, y hay
que tener en cuenta que se complementaba con recipientes de cestería,
madera y cuero. Las piezas grandes eran para guardar el grano o como
depósito de líquidos; otras para usos diversos en el hogar y las
más pequeñas para comer y beber; también aparecen asadores (o
escurridores o queseras) con agujeros en el fondo y en las paredes.
Ilustración
o conjunto de ilustraciones y texto situados a la derecha.
Decoraciones.
Hay
un gran número de temas decorativos comunes en la plástica
castrexa/castreña: incisiones en forma de líneas oblicuas,
horizontales o verticales paralelas, o bien componiendo triángulos,
así como estampaciones en forma de espina de pez, “estrigilos”,
eses o figuraciones entrelazadas, y también, aplicaciones en
forma de mamilas o de cordones o de otros motivos ornamentales.
De
izquierda a derecha los distintos conjuntos de piezas expuestos en la
parte inferior de la vitrina.
Asas
y bordes.
Decoración
incisa y estampada.
Torta
de cerámica decorada, de uso indeterminado (izquierda).
Fragmentos de asadores, escurridores o “queixeiras”.
El
siguiente conjunto no lleva ninguna descripción.
Decoración
incisa y aplicada.
Retrocedemos
y nos dirigimos a la vitrina situada a la izquierda entrando en la
sala, en el tabique que separa esta sala de la anterior (sala 1).
Nota: La vitrina también se puede observar desde la otra sala pero
los paneles informativos están situados para poder ser leídos desde
la presente.
Texto:
En
el castro se ejercían diversas actividades y oficios, relacionados
con el hábitat, con la explotación de los recursos naturales, con
la guerra, etc.
En
ellos se empleaban diferentes herramientas y útiles de piedra como
pesas, mazas, afiladores, alisadores y otros que, a veces, podían
servir de eventuales armas, si bien el uso más corriente era en la
construcción, en la minería, en los curtidos y tejidos, en la
fabricación y arreglo de otras herramientas, labores domésticas
variadas, etc.
Piezas
situadas en la parte inferior. Las piezas situadas en las dos filas
inferiores se agrupan bajo el texto: Pesas,
mazas y percutores.
As piezas de la fila superior lo hacen bajo este otro texto: Piedras
de afilar y alisadores.
Piezas
situadas en dos expositores, a la derecha de la vitrina, en un plano
superior. Texto:
Hachas
de piedra de tradición neolítica.
Nota:
La ilustración que hay al lado de las piezas de la parte inferior
hace referencia a estas otras piezas de la parte superior.
Aquí
concluye este primer capítulo sobre la Sala 2 del Museo del Castro
de Viladonga.
Click Aquí para ver la Parte 2. En
este
capítulo
segundo
nos centramos en las vitrinas de la sala dedicadas al estudio del
trabajo del bronce, el hierro y el vidrio. Además, nos fijaremos
en la gran maqueta del centro de la sala.
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