Municipio
de Tomiño, al sur de Galicia, provincia de Pontevedra. Visitamos la
parroquia de Tebra, la iglesia de Santa María.
El
singular ábside, de cinco lados al exterior (con su colección de
canecillos) y semicircular al interior (con la riqueza de sus
capiteles y el magnífico sepulcro renacentista), es casi la única
parte románica que se conserva desde su construcción, a mediados
del siglo XII. Originalmente la iglesia tenía una sola nave y
posteriormente se añadieron las capillas laterales y la sacristía,
así como la fachada principal y la torre.
Coordenadas
de situación de Tomiño en Galicia. Amplíe el mapa y llegará a la
Iglesia de Santa
María de Tebra: 42.042067, -8.736257
Nota:
Los textos en
cursiva han sido
extraídos de la Tesis Doctoral de la
profesora Margarita
Vázquez Corbal, que lleva por título: El Arte Románico en la
antigua Diócesis de Tui; epígrafe 4.2.2.5., (pags. 135 a 137).
Historia da Arte, Facultade de Xeografía e Historia, Santiago de
Compostela, 2015.
También,
en referencia al
sepulcro
que hay en la iglesia, nos
ilustra
el
trabajo titulado: La
representación de la muerte en Galicia durante el siglo XVI, cuya
autora es M.ª Dolores Villaverde Solar. Universidad
de A Coruña. Cuadernos
de Estudios Gallegos, LV. N.º
121, enero-diciembre (2008), pp. 235-262.
Al
llegar
vemos la iglesia desde
la plaza que
hay en las inmediaciones.
Mientras
recorremos los escasos 50 metros que nos separan de la iglesia
divisamos a lo lejos la Torre
de Tebra.
Torre
y Castillo de Tebra, en
Tomiño: Castillo
medieval del S. XIV del que sólo se conserva la torre del homenaje,
que hoy forma parte de un pazo, de
propiedad privada.
Fachada
principal
de
la iglesia desde
el exterior de la verja de entrada.
Nos
fijamos en la torre,
de
planta cuadrangular y que en esta imagen parece estar inclinada (pero
no lo está),
y la
parte
norte, la
capilla de este lado con la puerta de acceso que más tarde veremos
desde el interior.
Portada
de
la fachada principal.
A
la izquierda, junto a la base de la torre, vemos una
pila bautismal, de tradición románica.
Vamos
a dar un breve paseo circundando la iglesia. Empezaremos por la
parte sur.
Tapa
de un sarcófago apoyado en el muro sur, próximo
a la fachada principal.
Poca
información de la época medieval del monumento conocemos. La autora
señala: Las
primeras menciones
documentales de esta iglesia datan del siglo XIII: en 1217 tiene
Tebra Juan Fernández y en 1228 hay un cambio con el monasterio de
Oia de dos partes del realengo de la iglesia de Santa María de
Tebra.
Sale
el sol. Rodeamos
la capilla de la parte sur y llegamos a la cabecera.
La
capilla mencionada queda a la izquierda.
Prof.
Vázquez Corbal:
En
planta se trata de una iglesia de una sola nave y un ábside
semidecagonal (de cinco lados, para entendernos) precedido de
un tramo recto. Hipólito de Sá cree que es una planta de cruz
latina y construida sobre una iglesia anterior, si bien, nada hay en
la iglesia que nos permita corroborar esta hipótesis.
Hemos
de destacar que ábsides de carácter poligonal también aparecen en
la iglesia de Santiago de Bembrive (Vigo, Pontevedra) y en las ruinas
de la iglesia de Casteláns (O Covelo, Pontevedra).
A
la derecha del ábside,
la
sacristía,
en
el lado
norte.
Exteriormente
no apreciamos elementos que compartimenten el ábside (como
podrían ser columnas).
Canecillos
del ábside, vista general.
En
su alero, canecillos diversos: uno de planos superpuestos, una figura
humana (muy deteriorado), uno de planos superpuestos, otro con figura
humana (muy estropeado), uno de hoja en espiral, uno de cabeza de
bóvido, uno doble, uno muy deteriorado, una hoja picuda en espiral,
un acróbata, un animal, una cabeza de cáprido sobre hoja picuda con
poma, una hoja picuda con baquetón, un personaje bebiendo de un
tonel, un canecillo mutilado, un cuadrúpedo sin cabeza, uno de
planos superpuestos con botón y uno estropeado.
Estos
canecillos refieren temas en relación con el pecado. Los canecillos
del tramo recto norte no se pueden apreciar porque dicho tramo está
cubierto por una sacristía de época moderna.
Los
aleros de las naves presentan también canecillos, pero estos son muy
simples, de proa de barco.
Empezando
por la derecha (norte):
Lado
1, los tres de la derecha.
Lado
2. Los
cuatro
siguientes.
Lado
3. Los
cuatro
siguientes.
Coincide el de la derecha (esquina) con el de la izquierda de la
imagen anterior.
Lado
4, los dos de la izquierda. Tristemente,
los canecillos del lado que llamamos 5 no se los podemos mostrar.
Ahora
vemos la parte
norte, la capilla lateral y, a la izquierda, asoma la sacristía.
Gárgola
situada
entre la sacristía y la capilla lateral del lado norte.
Vamos
a pasar al interior.
Entramos.
Muro
sur.
Amablemente
nos han encendido las luces de la iglesia, algo que agradecemos.
Continuamos.
Ahora
vemos el muro norte.
El
púlpito, llegando casi al crucero.
Desde
el crucero nos encaminamos a la capilla del lado norte.
Desde
aquí vemos a la izquierda la puerta de acceso desde el exterior, que
hemos visto anteriormente.
A
la derecha vemos ahora la puerta que da acceso a la sacristía.
Vamos
a ver la capilla del lado sur.
Nos
situamos frente a la capilla mayor.
En
el interior se aprecia el arco triunfal peraltado, doblado y con arco
fajón paralelo. Se apea sobre dos pares de columnas de fustes
monolíticos y adosados, con basas de perfil ático decoradas con
garras; el espacio entre plinto y toro está decorado con una cinta
con bolas. Los capiteles son historiados.
Esta
otra puerta también da acceso a la sacristía.
Tramo
recto del ábside, el
de
la izquierda, (lado
del Evangelio),
y parte del tramo semicircular. En primer término, la columna que
sostiene el arco triunfal, detrás, la del arco fajón. Entre ambas
el sepulcro de Don Álvaro de Deza, que veremos con más detalle.
Él
ábside se cubre con bóveda de cañón en el tramo recto y bóveda
de horno (también se
llama media naranja, cuarto
de esfera o cascarón) en el semicircular.
Parte
inferior de esta
columna de
la izquierda del
arco triunfal...con
basas de perfil ático decoradas con garras; el espacio entre plinto
y toro está decorado con una cinta
con bolas.
Vamos
ahora a
ver
el capitel de esta columna que
sostiene
el arco triunfal.
El
capitel norte (izquierda,
mirando de frente al altar, es
el lado del Evangelio) del arco triunfal
presenta dos grandes leones que remiten a los que encontramos
en la Catedral de Tui y en otros ejemplos de la diócesis tanto en
Galicia como en Portugal; están perfectamente adaptados al espacio
del capitel agarrando sus garras al collarino.
En
la cara lateral del capitel se aprecia una figura humana que sostiene
algo circular en su regazo y se tapa sus genitales. Esta figura
podría interpretarse como un eco de la mujer adúltera de la Portada
de Platerías (Santiago de Compostela, A Coruña), por su
disposición.
Su
significado que podría sustentarse tanto por el resto de figuración
del capitel: leones enseñando sus fauces como símbolo del Mal, como
por la decoración del resto de capiteles del ábside: la presencia
de una sirena, de representaciones vinculadas a castigo de los
pecadores, etc. Otra hipótesis es que se trate de una representación
de un avaro que tendría paralelos en ciertos capiteles de las
ventanas de la iglesia de Santa Eulalia de Donas (Gondomar,
Pontevedra).
Esta
es la parte
recta norte del ábside, con los dos capiteles de este lado, a
la derecha el de la columna que sostiene el arco fajón, que veremos
a continuación.
Base
de la columna del arco fajón.
El
capitel septentrional (norte, izquierda, mirando de frente al altar)
del arco fajón tiene dos culebras entrelazadas que atenazan a
un personaje barbado; se trataría de una representación de castigos
infernales que remitiría a las de los capiteles del ábside de San
Bartolomé de Rebordáns (Tui, Pontevedra) pero cuyo paralelo estaría
en el triforio de la Catedral de Tui.
Antes
de continuar con los capiteles del lado sur, nos fijamos en el
sepulcro que hay en este lado. Acerca del mismo nos ilustra el
trabajo titulado: La representación de la muerta en Galicia durante
el siglo XVI, de María Dolores Villaverde Solar:
Don
Alvaro de Deza.
Bajo
arco escarzano, en el lado del Evangelio de la iglesia de Santa María
de Tebra (Tuy), está la figura yacente del caballero con armadura.
En este caso, con la cara tapada por el casco, rasgo infrecuente en
este tipo de representación. Como suele ser habitual se apoya en dos
almohadones, flexiona los brazos en la espada y un perro está
a sus pies.
Unos
apuntes de carácter general por parte de la autora:
Sepulcro
renacentista en Galicia.
Los
sepulcros gallegos del siglo XVI son bellas muestras artísticas de
la época. Para fechar estos sepulcros contamos con las fuentes
documentales y epigráficas, los testamentos dejan dicho como debe
ser el enterramiento y dónde. La elección del artista o condiciones
del contrato son cuestión de herederos o albaceas.
Existe
una tipología muy uniforme: estructura que se basa en un nicho
hundido en la pared con mayor o menor decoración, y en su interior
el difunto yacente u orante.
La
mayoría de los localizados son de yacentes, pero a medida que avanza
el siglo XVI aparecen con la mano apoyada en la cara como durmiendo y
el modelo más novedoso en Galicia va a ser el de orante que se
desarrolla a finales del siglo y seguirá todo el XVII.
Toda
una serie de elementos son comunes a todos los sepulcros: perro,
ángel, almohadones, la presencia de heráldica... sin olvidar la
importancia de la vestimenta del
difunto.
Perro:
Suele aparecer a los pies del difunto. Alude a la caza cuando va con
hombre de armas y parece indicar una relación de
cotidianeidad con el difunto así como una alusión a la fidelidad.
Si está con un hombre de armas se elige un perro de caza por ser
este uno de los pasatiempos de los nobles y una dama llevará siempre
un perro de lanas.
Almohadón:
Es un elemento imprescindible en cualquier sepulcro. Pueden ser de
uno a tres pero lo más habitual es que sean dos sobre los que se
apoyan las cabezas de los difuntos. Son almohadas elegantemente
talladas decoradas con borlas y si
es una figura orante suele aparecer bajo las rodillas del difunto.
Heráldica:
La aparición de la heráldica pone de manifiesto la importancia del
linaje del fallecido. El escudo de armas aparece siempre
visible. La inscripción es fundamental para identificar al
personaje, puede haber una o varias.
La
vestimenta es expresión de la condición social del difunto, puede
ser de caballero, hábito de alguna Orden, de pontifical…
Hombre
de armas: Aparece vestido con armadura de guerra y en ella son
visibles todas las partes de su arnés y portan el distintivo del
caballero de guerra: la espada y el puñal de misericodia (que sirve
para rematar a los heridos incurables caídos en combate). Lo
habitual es dejar la visera levantada para permitir que se vea el
rostro. Con la armadura intentan inmortalizar su estatus, es la idea
del hombre de armas con un
sentido religioso.
Seguimos
ahora por la parte
recta sur del ábside, con los dos capiteles de este lado.
El
capitel sur del arco triunfal (derecha,
mirando de frente al altar, este
es el lado de la Epístola)
presenta dos leones flanqueando a una sirena de largos cabellos que
agarra su cola con ambas manos; se trata de otra advertencia frente
al pecado, la lujuria y las bajas pasiones de ahí su situación en
el presbiterio.
El
capitel sur del arco fajón tiene un águila que atrapa con sus
garras un ovino y a ambos lados dos águilas con sus alas
desplegadas. El águila es un motivo común en la propia
catedral tudense y a lo largo de toda la diócesis. Estos
capiteles volverían a un tema recurrente en las obras estudiadas, la
lucha entre el Bien y el Mal.
El
ábside se cubre con bóveda de cañón en el tramo recto y bóveda
de horno en el semicircular.
Antes
de concluir la visita subimos
al coro.
Unas
breves conclusiones de la Prof. Vázquez Corbal acerca de la datación
de la iglesia:
En
resumen, la iglesia de Santa María de Tebra se podría datar a
mediados del siglo XII, por sus concomitancias con otros ejemplos que
ya hemos mencionado a lo largo del análisis.
Se
trata de una construcción donde se hace muy patente el influjo de la
catedral tudense por su programa iconográfico que podemos suponer
que está destinado a las clases populares no a un público monacal o
especializado, de ahí la insistencia en la advertencia ante el
pecado y la aparición de tipos populares representados.
Nos
despedimos de Santa
María de
Tebra.
Fin.
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