Estamos
en la parroquia de Santiago de Sargadelos, perteneciente al municipio
de Cervo, en la Mariña Lucense. Visitamos los restos de la antigua
fábrica de fundición creada a finales del siglo XVIII por Raimundo
Ibáñez. En 1804 inició también su actividad la fábrica de
cerámica. Tras la muerte del fundador, en 1809, la factoría pasó
por diferentes etapas, la historia
de la Real Fábrica se divide en cuatro épocas. Cada
una de las etapas se caracterizará por un determinado tipo de loza y
elementos decorativos, siendo
el periodo
de mayor esplendor el
que se
corresponde con la tercera época (1845-1862). Hubo
cambios en la gestión y la propiedad, y continuó funcionando hasta
el año 1875, en que cerró definitivamente.
Veremos
las distintas edificaciones del conjunto, que se declaró Conjunto
Histórico Artístico en 1972, en sus distintos estados de
conservación: la casa de dirección (hoy Museo Histórico), la
posada, las fraguas, los altos hornos, los hornos de calcinación, la
carpintería, taller mecánico, almacenes… todo alrededor del canal
que trae el agua del río Xunco. Siguiendo el canal, el hermoso Paseo
dos Namorados, el prado, la Fonte da Tella… Tras los pasos del
pionero Raimundo Ibáñez, en el s. XX Sargadelos resurgió, pero eso
es otra historia… para otro capítulo.
Ruinas
de los hornos de calcinación de mineral del complejo fabril de
Sargadelos.
Coordenadas
de situación de Cervo en Galicia. Amplíe el mapa y llegará a
Sargadelos: 43.661085, -7.404607
Nota:
Los textos que leeremos en
cursiva
han sido extraídos del trabajo
titulado: La
Arquitectura de la Real Fábrica de Sargadelos,
cuyo
autor es D. Guillermo
Bas Ordóñez, Doctor
en Historia del Arte. Profesor-tutor
de Historia del Arte. Consultor
y Gestor Cultural con especialidad en Patrimonio Histórico,
Documentalista e Investigador Freelance. El
estudio se
publicó en: Espacio,
Tiempo y Forma. Serie VII, Hª del Arte, t. 22-23, 2009-2010, pags.
275-301.
También
hemos recurrido a los textos que figuran en los distintos paneles
informativos situados en la sala que alberga la colección de más de
600 piezas de Sargadelos del Museo de Pontevedra. La colección la
veremos al detalle en próximos capítulos.
Al
llegar a Sargadelos, a la parte de la parroquia en donde están los
restos de la fábrica antigua, lo primero que vemos es este edificio.
Se trata de la llamada Casa de la Dirección, o de la Administración.
Hoy alberga el Museo Histórico de Sargadelos. El día en que
estuvimos allí estaba cerrado, por lo que su visita queda pendiente.
Estamos justo aquí: 43.661085, -7.404607
Dentro
del amplio y detallado trabajo del Prof. Bas Ordóñez, entresacamos
unos breves párrafos tomados del epígrafe titulado: Antonio
Raimundo de Ibáñez y el origen de la fábrica, centrado en la
figura del fundador. Con posterioridad a su muerte, como se ha
indicado, la fábrica sufrió numerosas vicisitudes y cambios en la
propiedad y en la dirección, con altos y bajos en la producción, a
lo largo de su azarosa historia. Se trata de una ligera semblanza de
la vida del pionero Ibáñez.
Comenzamos:
Las
fábricas de Sargadelos y la figura de su fundador, Antonio Raimundo
de Ibáñez, marqués de Sargadelos (1749-1809) han hecho correr ríos
de tinta. Su historia ha despertado el interés de eruditos e
historiadores desde hace casi siglo y medio, vinculada sobre todo a
la producción de loza. Ibáñez fue un hombre de negocios adelantado
a su tiempo, equiparable a grandes industriales extranjeros y a los
empresarios que protagonizarán la Revolución Industrial en nuestro
país a mediados del siglo XIX.
Estatua
de Raimundo Ibáñez en la actual fábrica de Sargadelos, muy cerca
de donde nos encontramos.
El
17 de octubre de 1749 nacía en el lugar de Ferreirela, en la
parroquia asturiana de Santa Eulalia de Oscos, Antonio Raimundo
Ibáñez. A la edad de 18 años, fue enviado al palacio de Guimarán,
en Ribadeo (Lugo).
Aquí
fue nombrado administrador general (mayordomo) de la casa, y en 1770
comenzó a dedicarse a la importación de aguardientes y vinos (más
adelante también de aceite) de Andalucía, donde tenían intereses
los Rodríguez Arango, y Levante, hasta convertirse en monopolista
del ramo en la comarca del Eo.
En
1774 conoce a Joaquín Cester, ex director de la manufactura de
cerámica de Talavera que había sido enviado a Ribadeo para
establecer una casa-fábrica de textiles. Aunque ese proyecto no se
llevó a cabo, la relación con Cester puso a Sargadelos en contacto
con el mundo de las Reales Fábricas. Su siguiente empresa fue la
constitución de una sociedad juntos
con sede en Carril (Pontevedra) y un capital de 400.000 reales
con el objetivo el transporte de «lino de la Rusia, hierro y acero
de Suecia, ollas de Burdeos y bacalao de Terranova».
Resulta
muy interesante este negocio pues supone el primer contacto comercial
del marqués con la industria del hierro, en ese caso como
importador, que no tardará en interesarle como productor. Esta
empresa se liquidó en 1795.
En
1788 Ibáñez solicita por primera vez autorización para establecer
una fundición «en el Río que nace en los Montes de Rúa, provincia
de Mondoñedo». La idea desató la oposición de las autoridades
locales, oficialmente a causa de los perjuicios ocasionados por la
tala de los árboles necesarios para obtener el carbón vegetal
preciso para los altos hornos.
Ante
la negativa, el marqués acudió a Madrid, obteniendo finalmente el
permiso del rey Carlos IV el 5 de febrero de 1791. La cédula
autoriza a Ibáñez a establecer «una fábrica de olla de hierro,
llamadas vulgarmente potes, a imitación de las que se traen de
Burdeos». Las obras comenzaron pocos meses después y la fundición
de hierro se inició en mayo de 1793.
El
20 de junio de ese año, Ibáñez se ofrece para fabricar municiones
en la factoría. La producción debió de comenzar poco después,
pues la primera remesa de materiales fue enviada a La Coruña el 21
de enero de 1795. El total de la producción balística en 1794-1807
fue de 141.884 quintales. En cuanto a la plantilla, hacia 1798
trabajaban en la fundición 54 operarios.
El
lugar previsto para el establecimiento era la parroquia lucense de
Santiago de Sargadelos, unos metros al sur del pueblo propiamente
dicho y en el valle del río Xunco. Pertenecía administrativamente
al ayuntamiento de Cervo, partido judicial de Vivero. En cuanto a las
comunicaciones, se encuentra a unos 5 kilómetros del puerto de San
Ciprián, a 4 de Burela y a 39 de Ribadeo.
El
carbón vegetal, era obtenido de la madera de los bosques
circundantes y provenía de especies autóctonas (sobre todo castaño,
pero también tejo, abedul, madroño, etc).
En
cuanto al mineral, procedía de minas emplazadas en localidades
vecinas como Vivero o Reinante, e incluso del occidente de Asturias.
En
1804 el marqués había establecido una fábrica de cerámica, con
intención de aprovechar el caolín procedente de Burela.
Amigo
de Godoy, Ibáñez obtuvo la cruz de Carlos III y, poco antes de su
muerte, los títulos de conde de Orbaiceta y marqués de Sargadelos.
Aunque nunca llegó a utilizarlo, es con este último con el que ha
pasado a la historia.
Tras
la invasión francesa de 1808, Galicia secundó el levantamiento
popular iniciado en Asturias el 9 de mayo tras los sucesos de Madrid.
En Ribadeo se formó una Junta Patriótica, de la que Ibáñez fue
nombrado vocal. La Junta mantuvo una actitud expectante, lo que le
granjeó la animadversión popular. En enero de 1809, las tropas
francesas de Fournier ocuparon la villa cometiendo numerosas
tropelías a pesar de las súplicas de la Junta y proclamando rey a
José Bonaparte.
El
2 de febrero de 1809, tropas españolas procedentes de Asturias
penetraron en Ribadeo, expulsando al ejército francés. Los miembros
de la Junta habían huido ya a excepción de Ibáñez, que intentaba
escapar de la localidad a lomos de una mula cuando fue detenido por
una turba y asesinado a puñaladas a las afueras de la villa.
Terminaba cruelmente la vida de este notable emprendedor.
Bajando
por la carretera que nos acerca al complejo. Vemos, tras la verja, el
jardín de la casa de dirección.
Ahora
incorporamos el siguiente esquema de las construcciones del complejo,
extraído del trabajo del prof. Bas Ordóñez:
Esquema
de la disposición de edificios de Sargadelos en su última época,
hacia 1855-1870. Pueden distinguirse: 1) Fábrica de hierro
dúctil; 2) Casa de dirección; 3) Almacén; 4) Mesón; 5) Casa y
almacén; 6) Carpintería; 7) Taller mecánico; 8) Fraguas; 9)
Almacén de ollas (originalmente también habitaciones para obreros);
10) Altos hornos; 11) Hornos de calcinación de mineral; 12)
Almacén de productos siderúrgicos.
Nos
situamos frente a la entrada principal a la casa de dirección. Al
fondo apenas se divisa la fábrica de hierro dúctil.
El
prof. Bas apunta:
Los
edificios se disponen en el valle del río Xunco, por encima del
cauce de agua, en su margen derecha y en uno de sus meandros,
quedando entre el recinto y el arroyo un amplio prado que nunca ha
sido edificado. La fábrica forma una parcela rectangular que sigue
un eje aproximadamente NE-SW a 93 metros sobre el nivel del mar.
El
recinto fue allanado sobre la suave falda de la montaña, para lo que
fue preciso realizar varios desmontes y muros de contención y una
plataforma nivelación con muros de soporte de sillería que
constituye el límite del conjunto por sus lados N y W. La fuerza
motriz hidráulica proviene de una presa levantada en el río,
situada a unos 300 metros al sur de la fábrica.
De
ella parte un canal que va progresivamente alejándose del cauce
fluvial para atravesar el complejo y finalizar en una amplia represa
perpendicular al propio canal. A su vez de la represa salía un corto
canal que proporcionaba energía a la fábrica de hierro dúctil
antes de desembocar de nuevo en el río.
El
canal atraviesa la finca, pasa junto a la casa de dirección y sigue
hacia la fábrica de hierro dúctil.
La
canalización de agua formaba el eje articulador de la primitiva
factoría. A su margen derecha se emplazaba la zona fabril y
administrativa. En su extremo oeste se situaba la fundición
propiamente dicha, seguida por dos bloques de edificaciones que
albergaban la fragua, las oficinas y la posada para forasteros.
Enfrente, al otro lado del canal, se encontraban las carboneras y
tras ellas, los almacenes y hornos de calcinación. Ante estas
construcciones se abría una amplia plaza que debió de utilizarse
para el trasiego de materiales y, probablemente, para hacer las pilas
para obtener el carbón vegetal necesario para el proceso
siderúrgico.
Al
otro lado de la carretera empezamos a ver las instalaciones de la
fábrica. Aquí vemos el edificio de mayor tamaño era el mesón y
posada. A la izquierda, el edificio de menor tamaño era un almacén.
Cruzamos
la carretera y caminamos junto al canal. A la izquierda vemos el
mesón y más allá divisamos el edificio contiguo, donde se
encontraban las fraguas.
Según
vamos caminando vamos viendo otras edificaciones del complejo
original de Sargadelos. A nuestra derecha vemos el edificio que
albergaba la carpintería: La primitiva carpintería, construida
entre 1791 y 1803, fue posteriormente ampliada y finalmente
transformada en vivienda particular. En la actualidad, aloja un
pequeño bar; paradojas de la reutilización de espacios…
Hay un amplio espacio, la plaza mencionada por el autor:
...una amplia plaza que debió de utilizarse para el trasiego de
materiales y, probablemente, para hacer las pilas para obtener el
carbón vegetal necesario para el proceso siderúrgico.
El
taller mecánico, a nuestra derecha según caminamos, pegado al
canal, ...levantado entre
1846 y 1849 aproximadamente. Representante de la última fase
constructiva de Sargadelos, en él se construyeron dos máquinas de
vapor para la propia empresa.
En
esta imagen vemos también el llamado almacén de ollas
(originalmente también habitaciones para obreros) y el almacén de
productos siderúrgicos.
Volvemos
a cruzar el canal. Desde aquí miramos hacia la carretera y la
palmera que hay en el jardín de la casa de dirección.
Dependencia
del mesón, con chimenea. Más tarde veremos la chimenea desde el
interior.
Enfrente
del taller mecánico, a este lado del canal, están las fraguas.
Escaleras
de subida al interior de la fragua a la derecha de la imagen.
Una
de las dos fraguas.
Vamos
a pasar al interior de la misma.
Subimos
las escaleras de acceso al interior de la fragua.
Interior
de una de las fraguas.
Salimos
al espacio, callejón, calle que discurre paralelo al mesón y las
fraguas, por la parte de atrás. Vamos a recorrerlo en sentido
contrario para ver algunas estancias de la posada.
A
la derecha, al fondo, vemos
las edificaciones que el autor numeraba en su esquema como 3 y 5,
casa y almacén. El muro de la derecha entendemos que es uno de los
muros de contención que se hicieron para allanar el terreno, tal
como el prof. indica algo más arriba.
Recorremos
pues el callejón en sentido contrario y entramos ahora en
dependencias del mesón-posada.
Cruzamos
el callejón y subimos las escaleras de la derecha. Se trata de las
edificaciones 5 del esquema, casa y almacén.
Desde
la parte superior miramos a nuestra derecha: el mesón.
Mirando
al frente distinguimos los edificios de la antigua carpintería, en
el centro, y, a la izquierda, el taller mecánico.
Mirando
hacia nuestra izquierda vemos las dependencias de las fraguas, con
sus chimeneas. Vamos a bajar al callejón para continuar el paseo.
Llegamos
al final del callejón. Al
otro lado, el acceso a los altos hornos.
Doblamos
la esquina y a nuestra derecha vemos uno de los dos altos hornos.
Señala el prof. Bas: ...bajo el arco carpanel pasaba el
eje de la rueda hidráulica (el canal se sitúa inmediatamente
detrás) y la fosa situada ante él albergaba la máquina soplante.
A la izquierda, los restos de la tobera.
El
callejón queda a nuestra espalda.
Alto
horno. Detrás, a la derecha, el taller mecánico. Enfrente, el
edificio definido por el autor en el esquema como: Almacén de
ollas o
Almacén para productos terminados. Se sitúa en la zona
norte de la fábrica y data de la primera fundación de 1791.
Parece que en los primeros momentos se utilizó también como
vivienda para operarios.
Desde
aquí, a nuestra izquierda, iremos hacia los llamados hornos de
calcinación, detrás, el Paseo dos Namorados. A la derecha el
almacén de productos siderúrgicos asoma.
Mirando
a nuestra espalda, el callejón, el alto horno.
Al
lado del alto horno pasa el canal. Hay una pequeña pasarela de
madera para acceder al otro lado.
Desde
la pasarela, a nuestra izquierda, el almacén de productos
siderúrgicos. A la derecha, el almacén de ollas.
Hemos
cruzado por fin la pasarela.
A
este lado del canal hay un espacio verde con mesas y bancos de
piedra.
Continuamos
caminando junto al canal.
Vamos
a acercarnos a los hornos de calcinación del mineral.
Ruinas
de los hornos de calcinación, realizados durante la etapa de Luis de
la Riva, antes de 1849.
Esta es la llamada tercera
época (1845-1862), en la que la fábrica de cerámica vivió su
máximo esplendor. Luis de la Riva fue el arrendatario de la empresa
en esta época, hasta que la dirección volvió a la familia Ibáñez.
Muy
cerca de los hornos llegamos a este punto en el que vemos este
indicador. A la derecha indica: Paseo dos Namorados. A la izquierda:
Senda botánica.
A
la izquierda, el sendero que conduce a la Senda Botánica. A la
derecha, el Paseo dos Namorados, que discurre a ambos lados del
canal, hasta llegar a la presa que recogía las aguas del río Xunco.
La presa se levantó en 1791 y se reformó a mediados del siglo XIX.
Panel
informativo acerca de la Senda Botánica, que se inicia aquí.
Paseo
dos Namorados y canal.
Desde
aquí miramos a nuestra espalda y divisamos los
distintos edificios del complejo.
Mientras
continuamos el paseo, vamos a ir intercalando unos párrafos,
extraídos de los paneles informativos de la sala del Museo de
Pontevedra que alberga la colección de piezas de Sargadelos:
La
Real Fábrica de Loza de Sargadelos, fundada en el municipio lucense
de Cervo por D. Antonio Raimundo Ibáñez, fue la primera fábrica de
loza moderna creada en España por iniciativa empresarial de carácter
particular.
La
historia de la Real Fábrica se divide en cuatro épocas que abarcan
desde 1805 hasta 1875, año en que se cierra definitivamente. Cada
una de las etapas se caracterizará por un determinado tipo de loza y
elementos decorativos así como los correspondientes sellos y marcas
de fábrica.
El
periodo de mayor esplendor se corresponde con la tercera época
(1845-1862), en la que se introducen las últimas novedades en
técnicas decorativas, una gran variedad de motivos y un nuevo tipo
de loza muy blanca, resistente y brillante, la china opaca.
La
colección del Museo de Pontevedra, una de las más importantes, está
compuesta por más de 600 piezas.
La
primera etapa de Sargadelos (1806-1832) se caracterizó por la
producción de lozas de tipo inglés (cream ware),
en un tono blanco cremoso, ligeras y con barniz cristalino. Con ese
acabado se comercializaron una gran variedad de piezas de vajilla así
como objetos de aseo y tocador o porrones.
A
éstas hay que añadir las placas decorativas con bajorrelieves de
temas alegóricos, mitológicos y bíblicos; floreros de
jardín; bustos de filósofos griegos para adornar jardines y
palacios y también floreros con figuras humanas o animales.
La
pieza estrella de esta primera época es la gran placa de loza con un
relieve conmemorativo de la Defensa del Parque de
Monteleón, de la cual únicamente se conservan cuatro
ejemplares, uno de ellos el que posee el Museo de Pontevedra.
En
la segunda etapa de Sargadelos (1835-1842) los catálogos de la
fábrica ofrecerán a sus clientes una gran variedad de productos -
realizados en una pasta de
mayor calidad más blanca y resistente (pearl ware) -, introduciendo
nuevas formas como los candelabros o los centros de mesa calados de
estilo neogótico.
Las
primeras lozas pintadas tendrán como decoración motivos florales de
factura sencilla combinando los colores rojo, rosa, verde, azul y
negro.
En
la misma línea temática se encuentran las piezas que, a partir de
la tercera época y mediante el sistema de estampación, presentan en
la superficie ramitos de rosáceas y campanillas trepadoras
iluminadas en tonos pastel,
dando como resultado objetos de aspecto más fino y delicado.
En
la tercera etapa (1845-1862), Sargadelos introduce el
sistema de estampación mecánica para aplicar la decoración en los
distintos tipos de piezas. Entre los temas frecuentes se encuentran
los paisajes y vistas fantásticas inspiradas en las lozas inglesas.
El jardín victoriano con una embarcación tipo góndola y una gran
crátera de estilo clásico (modelo góndola) se
convertirán en unos de los más populares.
Junto
a los anteriores destacan las viñetas con vistas reales en las que
se reproducen diferentes escenarios de ciudades españolas (Sevilla,
Córdoba, Madrid, Santiago de Compostela, Carril, Ferrol…) y
extranjeras, concretamente de La Habana (vistas
de Cuba).
Vista
atrás.
Aquí
vamos a dar la vuelta. Algunos metros más allá está la presa.
Miramos ahora a la derecha y vemos la carretera y el río Xunco. Hay
también bancos y mesas de madera.
Al
regresar hacia los edificios vemos el prado de la imagen. El río se
separa de la carretera. Nos acercamos al hermoso prado. Al fondo
vemos un panel informativo que trataremos más tarde.
Cruzamos
el prado y nos acercamos al río. Hay un pequeño puente de madera.
Antes
de llegar al puente sobre el río vemos el edificio que estaba
dedicado a almacén de productos siderúrgicos.
Desde
el puente, el Xunco río arriba.
Río
abajo.
Fonte
da Tella, al cruzar el puente.
Volvemos
a cruzar el puente, ya de regreso. Hay un panel informativo sobre el
llamado Sendero peatonal Sargadelos-Rueta que a lo largo de 5,1
kilómetros nos lleva por lugares de esta parte del municipio de
Cervo. En otra ocasión volveremos, para poder ver también la Senda
Botánica y, por supuesto, el Museo Histórico, hoy cerrado.
Volvemos
hacia la carretera que atraviesa el antiguo complejo industrial.
Mientras regresamos por el prado observamos que lo que fue el almacén
de productos siderúrgicos es hoy una instalación ecuestre (https://www.facebook.com/cabalinodepao/).
..
Sus
nombres son Chispa y Sira.
A
nuestra derecha divisamos, a lo lejos, los hornos de calcinación y
la senda botánica.
El
taller mecánico y las fraguas, a la izquierda. Llegamos al punto
final de este capítulo dedicado a la antigua fábrica de Sargadelos.
Aquí, donde hoy todo es silencio, se desarrolló una intensa
actividad fabril, desde finales del siglo XVIII, durante varias
décadas. Todo por iniciativa del pionero Ibáñez, de los que
siguieron con la empresa a su muerte y de aquellos que trabajaron
aquí.
En
el capítulo siguiente veremos la moderna fábrica de Sargadelos,
inaugurada en 1970, por iniciativa de otro pionero, D. Isaac Díaz
Pardo (y los que lo acompañaron).
Click Aquí.
Click Aquí.
Fin.
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