En
Ourense se celebró la exposición:
In Tempore Sueborum. El tiempo de los Suevos en la Gallaecia
(411-585). El primer reino medieval de occidente.
Tuvo lugar entre el 15 de diciembre de 2017 y el 6 de mayo de 2018,
desarrollándose en tres espacios distintos: El Centro Cultural
Marcos Valcárcel, la iglesia de Santa María Nai y el Museo
Municipal.
La
Parte II, aquí, en Santa María Nai, lleva por título:
Cristianización y territorio en
la Gallaecia de época sueva.
Veremos
las etapas de este proceso de cristianización: una primera de
implantación, entre los siglos IV y la primera mitad del VI, y otra
de desarrollo, a partir de la segunda mitad del siglo VI, en la que
se constituye
en religión
oficial. Es en este momento cuando surge la figura de S. Martín de
Dumio, conocido como el “Apóstol de los Suevos”, figura
trascendental cuyo efecto se ve reflejado en la creación del
denominado “Parroquial Suevo”.
Click Aquí para ver la Parte I, que se desarrolló en el Marcos Valcárcel.
Click Aquí para ver la Parte I, que se desarrolló en el Marcos Valcárcel.
Tumbas
antropomorfas en el exterior de la iglesia rupestre de San Pedro de
Rocas, procedentes del primitivo claustro suevo. En
el año 573, Eufrasio, Euga, Quinedio, Eato y Flavio reciben una
iglesia en herencia. La
lápida
fundacional o conmemorativa.
Reza:
+[H]
EREDITAS : N / EVFRAXI : EVSANI / QUINEDI : EATI : FLAVI / RVVE : ERA
D A C X A I
«EL
PATRONATO HEREDITARIO DE ESTA IGLESIA ES DE NOSOTROS CO, EUFRASIO,
EUGA, QUINEDIO, EATO Y FLAVIO, QUE LA HEMOS EDIFICADO Y DOTADO,
SIENDO VITIMER OBISPO (DE ORENSE) EN EL AÑO 573».
Click Aquí para ver el capítulo anterior.
Click Aquí para ver el capítulo anterior.
Nota:
Todos los textos que no son
propios, como las transcripciones de los textos de los paneles de la
exposición, descripciones de las piezas y obras expuestas,
transcripciones de los textos
de los paneles informativos que iremos viendo en nuestra salida de
hoy a San Pedro de Rocas,
irán en cursiva.
En
el capítulo de hoy continúa nuestro recorrido por la exposición,
estamos en la parte de la nave de la iglesia, en el lado norte. En el
capítulo anterior llegábamos hasta el panel que se ve sobre el
audiovisual, tras lo cual emprendíamos la visita a Santa Mariña de
Augas Santas, en Allariz. Hoy seguimos por los paneles situados a la
derecha de la imagen, el presente capítulo nos llevará también a
otra visita “extramuros” de la exposición, nada menos que a San
Pedro de Rocas, en Esgos, Ourense.
Más
tarde seguiremos en la pared norte, con las tres piezas que vemos,
empezando por la de la vitrina a la derecha de la imagen.
A
la derecha de estos dos paneles, de los cuales el que está situado
en la parte inferior está dedicado a San Pedro de Rocas, se han
colocado dos importantes piezas arqueológicas halladas precisamente
en Rocas, a las que más adelante dedicaremos la atención que
merecen y que actualmente están en el Museo Arqueolóxico de
Ourense.
Los
susodichos dos paneles.
Panel
de la parte superior.
La
construcción de iglesias.
Símbolo
de la organización eclesiástica del territorio y de la autoridad
episcopal.
La
edificación de iglesias en propiedades particulares, por parte de
miembros de las élites rurales galaico-romanas, estaba muy extendida
en la Gallaecia. Esta «proliferación» de iglesias rurales
construidas únicamente por motivaciones pecuniarias fue duramente
condenada en el II Concilio de Braga, prohibiendo a los obispos
consagrar las que no se erigiesen por motivos piadosos.
«Que
el obispo no exija nada por la consagración de una basílica: Se
tuvo por bien que cuantas veces los obispos son
invitados por algún fiel, a consagrar las iglesias no reclamen del
fundador algún regalo como si les fuere debido. [El obispo] tendrá
ante todo muy presente el no consagrar una iglesia o basílica, si
antes no recibe la dote de la iglesia, y los dones de la misma
conformados por escritura de donación».
Canon
V del II Concilio
de Braga. Año 572.
«Que
no sea consagrado el oratorio construido por alguno en su heredad con
fines lucrativos: Se tuvo por bien que si alguno construye una
iglesia, no por fe y devoción, sino por codicia y lucro, para
repartirse lo que allí se reúna de las ofrendas del pueblo a medias
con los clérigos (…). Que ningún obispo dé su asentamiento a una
propuesta tan abominable, atreviéndose a consagrar una basílica que
no ha sido fundada para alcanzar la protección de los santos, sino
más bien con fines tributarios».
Canon
IV
del II Concilio de Braga. Año 572.
Ahora
vamos con el panel dedicado a San Pedro de Rocas.
Imagen
tomada en nuestra visita a Rocas. La descripción del panel dice así:
Interior
de la iglesia de San Pedro de Rocas (Esgos, Ourense), con las tres
capillas excavadas en la roca.
San
Pedro de Rocas.
Los
orígenes eremíticos de una construcción todavía plagada de
interrogantes.
La
arquitectura cristiana no es el resultado únicamente de la
plasmación sobre el territorio de una edilicia ligada a la
ortodoxia, personificada en el obispo y sus representantes
(sacerdotes y diáconos), sino en complejos culturales cristianos que
debemos relacionar también con el movimiento monástico, como San
Pedro de Rocas (Esgos, Ourense).
Nos
desplazamos al municipio de Esgos, a San Pedro de Rocas, para rendir
visita a este lugar. Al llegar al recinto, lo primero que vemos, al
final de la explanada empedrada es la Casa Prioral.
Un
poco de historia:
Según
la inscripción en la
lápida que actualmente se conserva en el Museo Arqueológico de
Ourense, que
figuró en la exposición y que más adelante veremos con detalle, en
el año 573 seis herederos reciben San Pedro de Rocas.
Los
musulmanes hacen una razzia en el siglo VII y el monasterio es
abandonado, sigue el llamado período oscuro hasta el siglo IX. Según
la leyenda, el cazador Gemondo, descubre la iglesia abandonada y se
va a vivir allí, dedicando su vida a Dios. Otros cazadores lo
acompañan. Alfonso III, y posteriormente Alfonso V, tras un gran
incendio en el siglo X, les otorgan privilegios. Ahora el monasterio
depende del de Celanova.
El
prior Aloito restaura el monasterio en el siglo XI. En los siglos XII
y XIII se amplía, son siglos de auge en los que hubo hasta trece
monjes aquí. El
siglo XIV es de decadencia para en el XV ser parte de la reforma
benedictina apoyada por los Reyes Católicos.
Siglos
XVI y XVII, vuelve la decadencia y hay un gran incendio. Se empieza a
construir otra vez el monasterio, la Casa Prioral. Posteriormente se
suceden diversos abades hasta la desamortización del XIX. Una vez
más, el monasterio es pasto de las llamas en 1928, los monasterios
de la zona en general van quedando en el olvido, hasta que hacia 1950
vuelven a despertar el interés en su recuperación.
En
2006 se rehabilita la casa prioral y se crea el Centro de
Interpretación de la Ribeira Sacra.
El
panel de la parte inferior de la imagen, en el muro de la Casa
Prioral, nos hace una breve introducción sobre el monumento:
Iglesia
rupestre y Monasterio de San Pedro de Rocas.
Declarado
monumento histórico-artístico en 1923, es el monumento cristiano
más antiguo e interesante de Galicia. Data del siglo VI, época en
que se excavaron en la roca las tres capillas trogloditas.
En
el siglo XII, el recinto cobra el aspecto que tiene en la actualidad.
La iglesia románica conserva pinturas murales únicas.
Además,
posee ocho sepulcros antropomorfos del primitivo claustro suevo y el
campanario rupestre.
El
altar del templo, datado en el siglo VI, se conserva en el Museo de
Ourense. El enclave en el que fue construido el monasterio conserva
el carácter agreste y solitario propio de los antiguos cenobios.
La
Casa Prioral alberga actualmente, tras la rehabilitación del
edificio en 2006, el Centro de Interpretación de la Ribeira Sacra
y Vida Monástica de San Pedro de Rocas, que por su interés
merece una visita aparte, lo cual tendrá lugar, sin duda. Pero será
en otra ocasión.
Sobre
la propia Casa Prioral, según leemos en un panel del Centro de
Interpretación:
La
casa prioral de San Pedro de Rocas fue erigida a finales del siglo
XVII, en el solar del viejo monasterio, que quedó reducido a cenizas
y en un estado deplorable, consecuencia del último incendio. De
hecho, para su construcción fueron utilizadas piedras del anterior
cenobio.
Se
trata de una edificación de planta casi cuadrangular de piedra
granítica con cantería lisa y balcones en sus esquinas delanteras.
Es una arquitectura práctica, ya que el objetivo era que sirviese
para alojar a una comunidad de monjes, en esos tiempos, muy reducida.
Las
ventanas son abocinadas en la planta baja y las de la planta alta,
más grandes y convencionales, fueron añadidas en los años 50 del
siglo XX.
Sus
dos plantas contienen innumerables atractivos para entender cómo era
la vida de los monjes, como eran los oficios tradicionales en la zona
y como es hoy el cultivo de la vid en lo que se denomina con gran
acierto viticultura heroica, puesto que se desarrolla en las
escarpadas laderas en las riberas de los ríos Miño y Sil,
Denominación de Origen Ribeira Sacra. Además el Centro de
Interpretación nos cuenta la historia del monasterio e interesantes
tradiciones y leyendas.
Llegamos
a la iglesia. La fachada actual se construyó en el siglo XIX
queriendo que su estilo se asemejara al de la Casa Prioral que ya
existía en esa época. Más tarde volveremos, antes vamos a dar un
agradable paseo.
El
campanario. Leemos sobre el campanario en el Centro de Interpretación
lo siguiente: En el siglo XVI se le añade al recinto de culto una
espadaña con campanas erigida sobre un monolito de roca natural de
veinte metros de altura. Dicha roca fue perforada en forma de arco
para abrir paso a un camino. El campanario constituye una de las
señales más definitorias y características del conjunto de San
Pedro de Rocas.
El
cementerio, cuyo acceso está al lado del campanario. El cementerio
se construyó en el siglo XIX.
Desde
el muro del cementerio nos asomamos y vemos el camino empedrado que
conduce a la Fuente de San Bieito/Benito.
Unos
metros más adelante. Vemos, si nos fijamos un poco, a la derecha de
la imagen, una señal blanca y amarilla. Corresponde a una de las
marcas que se emplean para señalizar los senderos homologados. El
sendero PR-G 4, denominado Camiño Real de San Pedro de Rocas,
pasa por el monasterio. Por aquí viene el sendero tras pasar por
otros bellos recodos a lo largo de sus nueve kilómetros de longitud.
Llegamos
a la fuente. A la derecha podemos ver las escaleras por las que
acabamos de bajar, tras desviarnos levemente del camino. Acerca de la
Fuente de San Benito leemos en un panel que hay en el Centro de
Interpretación que la tradición le atribuye el poder de curar las
verrugas.
Regresamos
a la iglesia, a la izquierda.
Leemos
acerca de la iglesia en otro panel informativo que hay en el Centro
de Interpretación:
La
iglesia, así como todo en este recinto, es el resultado de las
sucesivas superposiciones y añadiduras que se fueron construyendo a
lo largo de su historia.
La
iglesia primitiva nace a partir de las cuevas que los eremitas,
retirados en este lugar buscando una vida de soledad y oración,
fueron excavando en la propia roca.
Dichas
cuevas trazaron los ejes de las tres naves que forman la iglesia; la
central, como es frecuente, de mayores dimensiones que las laterales.
Están cubiertas con un techo en forma de bóveda de medio cañón,
cubierta que también fue agujereada en su parte central para dotar
de una tenue luz al conjunto.
Al
crecer la comunidad y la población, se tuvo que ampliar el recinto,
añadiendo una nave transversal en la entrada de la iglesia. En un
lateral se lee una inscripción en que se relata que la obra se hizo
bajo el mandato del prior Gonzalo de Penalva en el siglo XV. En esa
época, la iglesia tendría cinco altares, dos de ellos ya
desaparecidos, y un coro superior de madera destruido en 1936.
En
la capilla de la izquierda se pintó sobre la pared un mapamundi que,
por el momento, es el único que se conoce en época románica.
La
fachada actual está fechada en el siglo XIX. Se hizo imitando el
estilo de la casa prioral ya existente en esa época.
Vamos
a entrar en la iglesia. Leemos en un pequeño panel de metacrilato
junto a la puerta de acceso a la iglesia este breve texto: Las
capillas excavadas en la roca son la parte más importante del
conjunto arquitectónico, remontan su antigüedad al menos al siglo
VI.
Ventana
situada sobre la puerta de acceso a la iglesia. Creemos que la
inscripción que se ve en la parte superior de la imagen es aquella a
la que se refiere el panel y que hace referencia al momento en el que
se amplió la iglesia con la construcción de una nave transversal en
la entrada de la iglesia, obra que se hizo bajo el mandato del prior
Gonzalo de Penalva, en el siglo XV.
Entramos
en la iglesia. La pasarela metálica está construida en la parte de
la nave transversal ampliada y detrás de los arcos están las
capillas trogloditas excavadas en la roca, las tres naves de la
iglesia primitiva.
La
roca.
A
nuestra izquierda vemos la nave transversal del siglo XV. En 1988 se
procedió a levantar el enlosado de esta nave para su reforma y se
descubrieron una serie de tumbas que ahora quedan a la vista.
Pertenecían a enterramientos que se hicieron en el exterior de la
primitiva iglesia, en donde ahora está la nave transversal.
Y
a nuestra derecha la otra parte de la misma nave transversal. Vemos
más tumbas. Se ha constatado que las sepulturas nos indican que hubo
tres períodos diferenciados en la construcción de la iglesia: la
primitiva o prerrománica, anterior al siglo X, la románica en el
siglo XII y una tercera en reformas posteriores de los siglos XVI y
XVII.
Existen
más tumbas en la nave central y en la lateral de la derecha y
también en el exterior de la iglesia, entre la misma y la casa
prioral, como más adelante veremos.
Desde
el
mismo punto
vemos también
la puerta de acceso a la nave lateral de la derecha de la iglesia
primitiva, la decoración de la misma está labrada en la roca y la
forma de los arcos indicaría la construcción de las capillas
laterales en el siglo X, como ampliación de la primera iglesia.
A
la derecha de la imagen se ven, no sin alguna dificultad, dos
imágenes yacentes sobre dos sepulcros, que se han datado en los
primeros años del siglo XIII.
Los
arcos de las puertas de acceso a las naves central y derecha de la
iglesia primitiva.
Entramos
en la nave central. Vamos a ver la iglesia, en un primer momento, con
la escasa luz natural de la que disponían los eremitas y monjes que
accedían a la misma. Vemos las escaleras del altar y en la parte
inferior, cuatro tumbas que están orientadas de este a oeste. El haz
de luz que se observa sobre las tumbas proviene de un agujero hecho
en la bóveda de cañón de la nave.
El
agujero excavado en la roca al que nos referimos.
Desde
lo alto del altar de esta nave central vemos la escasa luz que entra
en este espacio.
En
el centro de la imagen el hueco que comunica esta nave central con la
lateral de la derecha.
Ahora
estamos en la nave lateral derecha. Esta es la puerta que veíamos
desde la nave transversal con las tumbas a las que nos hemos referido
antes.
Desde
la nave derecha vemos el acceso desde
la pasarela sobre la nave transversal
a la iglesia primitiva.
Alguien
ha encendido las luces. Ahora estamos en la nave lateral de la
izquierda y desde aquí vemos parte de la nave transversal.
Altar
de esta nave lateral izquierda. A la izquierda del altar está el
mapamundi de época románica al que se refiere el panel que hemos
transcrito más arriba. El mapamundi hoy apenas se distingue.
Y
volvemos a la nave central. El ábside es semicircular como los de
las otras naves, corresponden a reformas hechas ya en época
románica. También vemos mejor las cuatro tumbas a las que nos hemos
referido anteriormente. El altar, datado en el siglo VI, se conserva
en el Museo de Ourense y
está presente en la exposición, como más adelante veremos.
Nave
lateral de la derecha.
Salimos
al exterior de la iglesia y
nos
encaminamos al espacio que hay entre la iglesia y la casa prioral.
Hay
aquí ocho tumbas antropomorfas, procedentes del primitivo claustro
suevo.
Puerta
de acceso a la iglesia, tapiada.
Aquí
ponemos punto final a la visita a San Pedro de Rocas. Volvemos a
Santa María Nai.
De
regreso, ahora vamos a ver las dos importantes piezas halladas en
Rocas, la lápida fundacional o conmemorativa (izquierda) y el altar,
o ara.
Lápida
de San Pedro de Rocas. Descripción del panel informativo que hay al
lado de la misma:
Lápida
fundacional o conmemorativa.
Granito.
Siglo VI (573). Monasterio de San Pedro de Rocas (Esgos, Ourense).
Museo Arqueolóxico Provincial de Ourense.
+[H]
EREDITAS : N / EVFRAXI : EVSANI / QUINEDI : EATI : FLAVI / RVVE : ERA
D A C X A I
«EL
PATRONATO HEREDITARIO DE ESTA IGLESIA ES DE NOSOTROS CINCO, EUFRASIO,
EUGA, QUINEDIO, EATO Y FLAVIO, QUE LA HEMOS EDIFICADO Y DOTADO,
SIENDO VITIMER OBISPO (DE ORENSE) EN EL AÑO 573».
Incorporamos
aquí unas notas que ya incluimos en nuestra visita a la exposición
antológica permanente del Museo Arqueolóxico de Ourense. La pieza
fue declarada Pieza
del mes en
Febrero
de 2017. Autor de la reseña para
su presentación fue:
Francisco Javier Pérez Rodríguez. El
texto que sigue, en
cursiva,
ha sido
extraído de: http://www.musarqourense.xunta.es/
La
razón que otorga a San Pedro de Rocas su lugar único en el panorama
monástico gallego e hispano es la pieza protagonista de estas
líneas: la lápida que, considerada en ocasiones “fundacional”,
se conserva en la actualidad en el Museo Arqueológico Provincial de
Ourense.
Se
trata de una inscripción hecha en una losa de granito en la que
figura un texto repartido en cuatro líneas, rodeado por una soga
que, partiendo del lado derecho, divide el espacio central en dos
partes, con dos líneas de texto sobre y debajo de ella. La soga
termina en el espacio izquierdo con una cruz. El texto es el
siguiente:
†
[H]EREDITAS
: N
EVFRAXI
: EVSANI
QUINEDI
: EATI : FLAVI
RVVE
: ERA DA C XA I
De
ella destaca en primer lugar la fecha: año 611 de la era hispana,
que lleva a nuestro año 573. La palabra de apertura, HEREDITAS, hace
pensar que se trata de una donación al supuesto cenobio entonces
existente, hecha por los nombres que figuran detrás de la N -¿NOS?-,
como mínimo cinco: EUFRAXI, EUSANI, QUINEDI, EATI y FLAVI, pues
queda poco claro qué es exactamente RUVE, si un sexto hombre, o
apellido de FLAVI -¿o de todos ellos?-, o algo que no se sabe
exactamente de qué se trata.
La
lápida en su lugar de exposición en el Museo Arqueolóxico de
Ourense.
Al
interpretarse el texto como donación y, en función de su evidente
antigüedad, no cabe duda de que puede tomarse como la dotación
inicial del primer monasterio de Rocas.
Hay
que hacer referencia a la duda de si estamos ante la piedra original,
labrada en el 573, o ante una copia posterior que, sólo por haberse
hecho, redunda en el
valor del texto grabado. No cabe duda de que el sogueado que rodea y
parte el texto, típico del arte prerrománico asturiano, parece
declarar que fue hecho en los siglos IX o X.
A
esta datación contribuye la innegable relación de este sogueado con
el del pie de altar (ara) de la misma iglesia,
conservado también en la actualidad en el Museo Arqueolóxico
Provincial. Sus arcos de herradura llevan su hechura más al siglo X
que al VI, avalando así que estaríamos ante una copia de la
inscripción original hecha en el tiempo en que se elaboró este pie
de altar.
Original
o copiada cuatro o cinco siglos después, es evidente que siempre fue
transcendental para la comunidad religiosa que sucesivamente vivió
en Rocas, como lo demuestra que fuera conservada
en la iglesia nada menos que hasta el siglo XX.
La
transcendencia de la lápida reside indiscutiblemente en su fecha,
que hace de ella el primer testimonio de la vida monástica en
Galicia.
Es
también lógico -como ha hecho la historiografía- relacionar el
texto con el II Concilio de Braga, celebrado el año anterior -572-,
y con la figura de San Martín de Dumio o Braga, que lo presidió.
Apóstol del cristianismo en la Gallaecia o, mejor dicho, en el reino
suevo, san Martín pasa por ser impulsor y difusor del monacato en el
referido reino.
Uno
de los cánones del concilio muestra como por entonces estaban
fundando iglesias no sólo el episcopado o los eclesiásticos, sino
seglares particulares. Los obispos consagrarán estas iglesias
“propias”, si bien, antes de hacerlo, deben comprobar que el
templo cuenta con unos bienes que aseguren un culto decente.
A
la vista de este canon, la lápida de Rocas bien puede pasar por una
transcripción en piedra, resumida, de esa escritura de donación que
exjgen los padres de la iglesia sueva reunidos en Braga.
En
conclusión, y a pesar de las dudas, creo que la lápida de Rocas es
verdaderamente un testimonio de la difusión del cristianismo en el
territorio auriense en la segunda mitad del siglo VI. Recuérdese,
también, que la primera noticia de un obispo en Ourense data del
560, por su presencia en el I Concilio de Braga.
Desde
la sede episcopal se fomentaría la propagación de la fe en Cristo,
que se intensificaría con la definitiva conversión de los suevos a
la fe ortodoxa de Nicea, dando lugar al nacimiento de nuevas iglesias
en el rural entre las que San Pedro sería una más, privilegiada en
función de que de ella se conserva la donación que puede ser su
dote. Obsérvese que digo “iglesia”, que no monasterio, pues la
fundación pudo haber sido tanto una como otra cosa.
Ahora
continuamos con el Ara o Altar de San Pedro de Rocas.
Descripción
del panel informativo que la acompaña:
Altar.
Granito.
Siglo VI / Siglos IX-X. Monasterio
de San Pedro de Rocas (Esgos, Ourense). Museo Arqueolóxico
Provincial de Ourense.
Incorporamos
aquí otras notas que también
incluimos en nuestra visita a la exposición antológica permanente
del Museo Arqueolóxico de Ourense. En este caso la pieza fue
declarada Pieza del mes en eptiembre de 2005 y el autor
de la reseña para
su presentación fue
Francisco
Fariña Busto. El texto que sigue, en
cursiva,
fue extraído
de: http://www.musarqourense.xunta.es/
Se
conserva en el Museo una pieza singular, un pilar prismático de
granito, con las dimensiones de 43 cm. de frente, 41 cm. de fondo y
77 cm. de altura, procedente de San Pedro de Rocas. Ingresó hace dos
décadas por depósito de la Excma. Diputación Provincial con el fin
de garantizar su conservación, después de diversas actuaciones
vandálicas. Es una muestra representativa de los altares del primer
momento del cristianismo en Galicia.
Su
forma, un bloque prismático, constituye la forma más antigua del
altar cristiano, de los que hay un ejemplar de gran interés en la
iglesia de San Torcuato en Santa Comba de Bande, éste marmóreo, y
otros semejantes, también de una piedra de granito, en Santa María
de Mixós o el más próximo de Ambía, derivando claramente de las
aras romanas.
El
altar está decorado en sus cuatro caras por un doble arco de
herradura, rebajado sobre columnillas sogueadas. Los arquitos
aparecen doblados por motivos incisos y en la enjuta un elemento
triangular. Un motivo de cordón doble remata la parte baja de la
pieza en todo su contorno. En una de sus caras presenta un nexo
epigráfico, hecho por incisión y de difícil lectura e
interpretación, que puede vincularse con Christus, a manera de
crismón con muchas peculiaridades.
Su
ornamentación, calificada por algunos como mozárabe, la podemos
relacionar con uno de los elementos más reveladores de la
arquitectura prerrománica en la provincia: el arco de herradura,
manifestado en numerosas ventanas geminadas procedentes de edificios
de este período o restaurados en ese momento.
Pero
es necesario resaltar que el tema de los arcos de herradura y los
sogueados es frecuente en numerosas estelas romanas del Noroeste
Peninsular, por lo que el peso de la tradición no debe descartarse
y, por encima, está el hecho de la presencia en el mismo lugar de la
lápida fundacional, del año 573, con los mismos temas y,
establecida la relación, cabe pensar que sean coetáneas las dos
piezas.
Así,
atendiendo a su semejanza formal, tanto el ara como la lápida
fundacional, corresponderían a un momento cronológico común, el
momento más antiguo del convento de Rocas, lugar expresivo de la
organización de la vida cristiana del siglo VI en la Ribeira Sacra,
bajo el influjo de Valerio del Bierzo, Fructuoso o Martín de Braga,
en el que el elemento de más peso en la datación será la mención
de la Era que aparece en la lápida: Era 611 (año de Cristo 573).
El
problema de enlazar la fecha de la inscripción (año 573) con la
fecha que mejor cuadraba estilísticamente a los motivos de su
decoración y la del altar (s.IX-X) se intentó salvar considerando
la inscripción como copia circia de otra anterior pero hecha tres
siglos después. Sin embargo, como dice Duro Peña no hay razón para
dudar de la falsedad de la lápida ni de su inscripción y son solo
motivos formales y estilísticos los que parecen cuestionar la
cronología común de inscripción y altar.
Parece
más razonable considerar los dos monumentos de la misma época y dar
validez a la fecha que figura en uno de los testigos, la lápida
fundacional.
Continuamos.
Como se ha indicado más arriba, enfrente del panel y piezas de San
Pedro de Rocas, están estas otras tres piezas, que iremos viendo, de
derecha a izquierda, junto a la pared norte de la iglesia.
Fragmento
de pilastra de cancel.
Mármol.
Siglos V-VI. Mausoléu de São Fructuoso. Montelios (Braga,
Portugal). Museu de Arqueología D. Diogo de Sousa (Braga, Portugal).
Friso
decorativo.
Piedra
caliza. Siglos VI-VII. São Torcato de Guimarães (Braga). Museu Pio
XII de Braga (Portugal).
Capitel.
Mármol
azul de O Incio. Siglos VII-IX. Santa María de Mosteiro (Guntín,
Lugo). Museo Provincial de Lugo.
Continuamos
con estos otros dos capiteles de la izquierda.
Capitel.
Granito.
Siglos V-VII. Capilla próxima a Santa Maria de Galegos (Barcelos,
Portugal). Museu Pio
XII de Braga (Portugal).
Capitel
de columna.
Granito.
Siglos V-VII. Rua dos Marchantes, Sé (Braga, Portugal). Museu
Pio XII de Braga (Portugal).
Aquí
termina el Capítulo 5 de la Parte II de la exposición.
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