El
Museo das Peregrinacións e de Santiago ubica su sede expositiva en
la Plaza de Platerías, al lado de la Catedral. En las cuatro plantas
del museo haremos un
apasionante recorrido a través de las
tres grandes áreas temáticas sobre las que gira la extraordinaria
colección que posee: La
peregrinación como fenómeno universal;
La
peregrinación y el Camino de Santiago
y el Nacimiento
y evolución de la ciudad de Santiago de Compostela.
Continuamos
la visita en la planta baja. Se inicia ahora el segundo tema de los
tres que mencionamos, La peregrinación y el Camino de Santiago.
Este tema ocupa la mayor parte de esta planta y también la primera
en su totalidad. Nos encontramos en el espacio más amplio de los
varios en que se divide la planta baja. Iremos viendo con detalle las
distintas obras, comenzando por la gran vitrina, como se explica en
el plano que se verá más abajo.
Click Aquí para ver los capítulos dedicados a la Planta 2.
Sagrada
Familia peregrina. Taller mejicano. Plata cincelada, fundida y
grabada. Finales del s. XVIII.
Click Aquí para ver todos los capítulos dedicados a la Planta Baja.
Click Aquí para ver los capítulos dedicados a la Planta 1.
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Coordenadas
de situación del Museo de las Peregrinaciones en la Plaza de
Platerías, Santiago de Compostela: 42.879907, -8.544134
En
el capítulo anterior (Click Aquí),
como
presentación,
vimos
la Plaza de Platerías, su
historia. También la historia del propio museo y sus sedes. Hicimos
un resumen general de los contenidos de las tres áreas temáticas
mencionada, para finalmente pasar al interior para empezar por la
parte dedicada a la
peregrinación como fenómeno universal.
Nota.
Los textos que figuran en cursiva son aquellos que describen
las piezas y obras del museo, así como los diferentes textos
explicativos que iremos viendo. En este capítulo también irán en
cursiva los textos que hemos extraído del folleto informativo
que se facilita al visitante al museo.
Hemos
modificado ligeramente uno de los planos que figuran en el citado
folleto. En rojo, la parte de la planta baja que vamos a ver en este
capítulo.
Ahora
vamos a reproducir la parte del folleto citado que se refiere a la
planta baja:
La
peregrinación y el Camino de Santiago.
En
la misma planta baja y continuando en la primera planta se trata el
origen de la peregrinación jacobea y el nacimiento y evolución del
Camino de Santiago. Primero, se presenta a Santiago el Mayor en su
entorno geográfico y familiar para después desgranar la figura de
Santiago como discípulo de Jesús, la tradición de su predicación
en Hispania o la traslación de su cuerpo a Gallaecia envuelto en una
apasionante leyenda. Sugestivos fondos artísticos,
arqueológicos, bibliográficos o documentales contextualizan todos
estos aspectos.
Hacia
los años 820-830, bajo el reinado de Alfonso II y en el pontificado
de Teodomiro, obispo de Iria, se descubre el sepulcro que se
identificaría como la tumba de Santiago. Surge la peregrinación a
Compostela, va configurándose el Camino de Santiago, reflejo
simbólico de la Vía Láctea. A partir del siglo XI se consolida y
en los siglos posteriores consigue su gran esplendor. Las diferentes
rutas, las infraestructuras o el urbanismo que se genera a lo largo
de su recorrido aparecen aquí reflejados.
El
relato del museo quiere subrayar al peregrino como actor protagonista
de la peregrinación. Las motivaciones, los libros de viaje, los
medios de transporte, la protección y asistencia en el viaje, la
indumentaria y los recuerdos de la peregrinación, aparecen
ilustrados a través de los interesantes fondos de la colección.
Continuamos
donde lo dejamos en el capítulo anterior, con las obras situadas a
ambos lados de los textos del centro de la imagen.
Giramos
la vista en redondo para ver la sala en la que nos encontramos, con
los dos grandes expositores del centro y la vitrina perteneciente a
la “isla” que hemos visto en el capítulo anterior.
Seguimos,
pues, con las obras de la imagen. En primer lugar, nos referiremos al
texto explicativo del centro, parte superior, después a las obras
situadas a la derecha, más tarde al otro texto explicativo y
posteriormente, a las obras de la izquierda.
Comenzamos
con el citado texto de la parte superior:
Peregrinación
cristiana.
El
cristianismo hunde sus raíces en el judaísmo. Para los cristianos
Jesucristo es el Mesías profetizado en el Antiguo Testamento. En su
vida terrenal predicaría una nueva doctrina, obraría milagros y se
rodearía de discípulos (apóstoles) que difundirían su Palabra.
Los
lugares relacionados con la vida de Cristo, de los discípulos y de
los primeros mártires, considerados éstos como los cimientos de la
fe cristiana, pronto se convirtieron en centros de devoción y meta
de peregrinación, a imitación de lo que hacían los judíos. La
libertad de culto y la imposición del cristianismo como religión
oficial del Imperio Romano a lo largo del siglo IV favorecieron la
expansión y multiplicación de estos lugares. Las tumbas de
apóstoles y mártires o sus reliquias darán lugar a importantes
centros de peregrinación en la Edad Media.
En
el siglo XVI el Humanismo endurecerá las críticas contra la
práctica de la peregrinación. La venta de indulgencias, la
exagerada veneración de las reliquias y otros excesos fueron
criticados tanto dentro de la Iglesia Católica (Erasmo de Róterdam)
como fuera de ella (Martín Lutero).
A
continuación, las tres piezas a la derecha de los textos
explicativos (si nos situamos frente a los mismos).
Obra
de la parte superior.
Huida
a Egipto.
Francisco
Antolínez y Sarabia. Óleo sobre lienzo. Segunda mitad del s. XVII.
Obra
de la parte inferior izquierda.
Vida
de san Menas.
Escuela
rusa. Óleo sobre tabla. S. XIX. Colección particular.
Pieza
de la parte inferior derecha.
Ampolla
con representación de san Menas.
Alfar
de Alejandría (Egipto). Barro cocido. S. IV-VIII.
Seguimos
ahora con el texto de la parte inferior:
El
origen: la peregrinación judía.
Los
judíos peregrinaban a Jerusalén en las principales fiestas: Pascua
(Pésaj), Semanas (Shavout) y Tabernáculos (Sacut). La destrucción
del templo (70 d.C.) marca un cambio en la peregrinación que
recupera la nostalgia por el pasado y alienta la esperanza hacia lo
que está por venir. La obligación de peregrinar del judaísmo será
una práctica recomendable para los cristianos.
El
sacrificio, la renuncia, la mortificación o la penitencia formarán
parte de la idea judeocristiana de la peregrinación en
contraposición con ciertas visiones más festivas que se documentan
en otras culturas. El viaje de los Reyes Magos, la Huida a Egipto, el
Camino de Emaús o la dispersión de los apóstoles, se consideran
como peregrinaciones simbólicas que marcan el comienzo de la era
cristiana.
Ahora
las obras situadas a la izquierda de los
textos.
En
primer lugar, la de la parte inferior.
Santa
Catalina de Alejandría.
Escuela
madrileña. Madera tallada y policromada. S. XVII.
Ahora
la obra situada sobre la anterior.
Camino
de Emaús.
Gérard
della Vallée. Óleo sobre cobre. Mediados del s. XVII.
Representa
el viaje que realizó Jesús después de su Resurrección desde
Jerusalén a Emaús. Se considera uno de los episodios más notables
de Cristo como peregrino -el
primero sería la Huida a Egipto-. Curiosamente, en esta pintura
viste indumentaria de caminante e incluso luce las insignias
identificativas del peregrino jacobeo.
Antes
de continuar con las obras de la pared en la que estamos, la que
desde aquí se ve al fondo, vamos a detenernos en la vitrina que
completa el lado que nos queda por ver de esta “isla”, a la
derecha de la imagen.
Vista
general de la vitrina.
Texto
explicativo general de la vitrina:
Las
tres grandes peregrinaciones cristianas.
Jerusalén
es un lugar sagrado para las tres grandes religiones monoteístas.
Para los cristianos es el centro de un amplio territorio (Tierra
Santa) con muchos lugares de interés relacionados con su fundador y
el origen del cristianismo. A partir del siglo IV son muchos los
“palmeros” que peregrinan a estos lugares.
Roma,
con las tumbas de Pedro y Pablo, llamará pronto la atención
de los peregrinos. La abundancia de santuarios, la riqueza de
reliquias y el ser sede del papado atraerán a muchos “romeros”.
Santiago
de Compostela será centro de peregrinación tras el
descubrimiento del cuerpo del Santiago el Mayor en el siglo IX. La
importancia de la reliquia se extenderá pronto por Europa y los
peregrinos llegarán en gran número.
Obra
que ocupa toda la parte superior de la vitrina.
Vista
de Roma desde el Gianicolo.
Giuseppe
Vasi. Impresión sobre papel. Grabado a buril. 1765.
Ahora
continuamos con las cuatro obras de la mitad inferior.
De
las cuatro, mirando de frente a la vitrina, vemos la obra de la parte
superior izquierda.
Tobías
y el arcángel san Rafael.
Raffaelle
Minichini. Madera, bronce, marfil, plata y piedras pulidas. 1792.
La
siguiente obra es la de la parte inferior izquierda.
Sagrada
Familia peregrina.
Taller
mejicano. Plata cincelada, fundida y grabada. Finales del s. XVIII.
Cuadro
situado en la parte superior derecha de la mitad inferior.
Descripción
de la obra y texto que la acompaña:
Joven
peregrino con insignias de Santiago y Roma.
Anónimo
italiano. Óleo sobre tabla. S. XVI.
Las
grandes dificultades imperantes según avanza la Edad Media para
peregrinar a Tierra Santa a causa de la expansión del Islam, tiene
como consecuencia que Roma y Santiago se conviertan en los
principales lugares de peregrinación cristiana, hasta el punto de
que los emblemas de ambas, la concha y las llaves de san Pedro, se
utilizan en muchas ocasiones conjuntamente.
Obra
situada en la parte inferior derecha.
San
Alejo.
Taller
del sur de Alemania. Madera tallada en su color. S. XVII.
A
la derecha de la estatua de san Alejo se encuentra la siguiente obra,
sale del marco cuadrado de la vitrina pero está orientada para ser
vista desde aquí por lo que entendemos que se incluye en el tema de
esta vitrina y no en la contigua, al fondo, ya vista en el capítulo
anterior, al comienzo de la visita.
Patrimonio
Seraphico en Tierra Santa fundado por Christo Nuestro Redentor con su
preciosa sangre prometido…
Francisco
de Jesús María de San Juan del Puerto. Papel. Encuadernación en
cartón. Madrid. 1724.
Una
vez que hemos terminado de ver las obras de la vitrina, continuamos
la visita por la pared en la que estábamos. Comenzaremos con las
tres obras que se ven más a la derecha, continuaremos con las
siguientes tres, para llegar al final de la pared y doblar la esquina
con las tres obras que se ven al fondo a la izquierda, aunque esto
último ya será en el siguiente capítulo.
A
la izquierda uno de los dos grandes expositores del centro de la
sala, que veremos en un próximo capítulo.
Las
tres obras a las que nos hemos referido.
Obra
de la parte superior.
Transfiguración.
Escuela
rusa. Óleo sobre tabla. Finales del siglo XVIII-XIX. Depósito
colección particular.
Obra
de la parte inferior derecha.
Ascensión.
Escuela
rusa. Pintura al temple sobre tabla. Principios del siglo XVIII.
Depósito colección particular.
Obra
de la parte inferior izquierda.
Dormición
de la Virgen (koimesis).
Escuela
rusa. Óleo sobre tabla. Finales del siglo XVIII-XIX. Depósito
colección particular.
Siguiente
obra, situada a la izquierda de este conjunto que acabamos de ver.
Oración
en el Huerto de los Olivos.
Círculo
de Pieter Coecke van Aelst. Óleo sobre tabla. 1535-1545.
Aquí
observamos todas las obras ya vistas de esta pared.
Y
aquí las dos que restan de la pared en la que estamos y las dos
primeras de la siguiente.
La
siguiente obra, la primera de las dos que restan en esta pared.
Santa
Parentela (Familia de Santiago).
Anónimo.
Madera tallada en su color. S. XVI.
Ahora,
la segunda.
Santa
Parentela.
Círculo
de Cornelisz van Oostsanen. Óleo sobre tabla. 1515-1525.
Concluye
aquí la Parte 2.
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