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Iglesia Románica de San Xoán de Vilanova, en Miño. Provincia de A Coruña.


Visitamos el municipio de Miño, en la Ría de Betanzos, provincia de A Coruña, muy cerca de su capital. Vamos a ver la iglesia románica de San Xoán de Vilanova, de finales del siglo XI, con su ábside semicircular, uno de los más antiguos de Galicia. Todo ello después de tomar un cafecito en la Playa Grande de Miño. Días para recordar.




Coordenadas de situación de Miño en Galicia. Amplíe el mapa y llegará a la Iglesia de San Xoán de Vilanova: 43.378949, -8.201378


Nota: Los textos que figuran en cursiva han sido extraídos de la Tesis Doctoral de María del Pilar Carrillo Lista titulada Arte Románico en el Golfo Ártabro y el Oriente Coruñés. Capítulo 4: Primeros pasos del románico en Galicia, pags. 149 a 155. Universidade de Santiago de Compostela. Facultade de Xeografía e Historia. Departamento de Historia da Arte. Santiago de Compostela, 2005.


Llegamos a Miño, municipio de aproximadamente 6000 habitantes, que se asoma a la Ría de Betanzos, en las “Mariñas Coruñesas”. Nos acercamos a una de sus playas  más conocidas y frecuentadas, la Playa Grande, de casi 1 kilómetro de extensión. El día está algo nublado pero a lo largo de la mañana también saldrá el sol.




Mientras contemplamos extasiados la Playa Grande de Miño, leemos una breve reseña histórica de la profesora Carrillo Lista sobre la iglesia que vamos a visitar:

Esta interesante iglesia se encuentra situada en el municipio de Miño y es anexo de San Pedro de Perbes. Según indica Chamoso, San Xoán de Vilanova perteneció a San Martín Pinario desde su fundación, que debió coincidir con los tiempos del abad Adulfo de San Martín.

Son escasos y tangenciales los datos que se conocen de su historia. Esta iglesia aparece citada en una Bula del Papa Adriano IV, fechada en 1156. En este documento se menciona como uno de los principales monasterios de la Diócesis de Mondoñedo.

En los primeros años del siglo XVII, el cardenal Hoyo indicaba que los frutos de esta iglesia iban al cura, menos una parte que se llevaba el monasterio de Caión (Laracha, A Coruña), y que la presentación era de San Martiño de Santiago.




En las conclusiones de su estudio sobre la iglesia de San Xoán de Vilanova, la profesora Carrillo apunta la fecha de construcción:

El ábside semicircular resulta novedoso, por ser uno de los más antiguos de Galicia. En cuanto a la cronología de San Xoán de Vilanova, habría que situarla en los últimos años del siglo XI, ya que los elementos constructivos que presenta no difieren demasiado de los que se pueden observar en San Antolín de Toques (Click Aquí para ver nuestra visita San Antolín de Toques) o en San Martiño de Mondoñedo: el tipo de arco triunfal, sin columnas, igual que ocurre en los ábsides de Mondoñedo; la presencia en el ábside de una cornisa sobre arquillos semicirculares tallados y unidos por lesenas, que parecen una variante del modelo visto en Toques o Mondoñedo.

Además, en la cornisa de Vilanova se está retomando un motivo como el del trenzado, que también aparece en Mondoñedo entre 1070 y 1112, lo que reforzaría esta idea de que la iglesia de San Xoán de Vilanova se habría construido, aproximadamente, en el último cuarto del siglo XI.





Ya hemos llegado a la iglesia, muy cerca también de la vecina parroquia de Perbes. Estamos frente a su parte norte.

Al observar el edificio por fuera, destaca la armonía y rotundidad de sus volúmenes.

El aparejo utilizado en la nave es distinto al del ábside, ya que es mampostería, quedando relegado el uso de sillería a las ventanas, puertas, esquinas y aleros.





Pila bautismal.





Los muros laterales fueron remodelados; como consecuencia, el muro norte sobresale en la zona central, donde se abren una puerta adintelada y un óculo modernos; las ventanas septentrionales desaparecieron, excepto una, que está cegada.











Una marca de cantero.





No hemos podido saber más acerca de estas inscripciones.





A continuación la profesora Carrillo hace un detallado análisis de las piezas de la cornisa de esta fachada norte. Las imágenes tal vez no son de la calidad necesaria para apreciar todos los matices que introduce Carrillo Lista pero…

En las piezas originales que se conservan por el lado norte, realizadas con talla en reserva, aparece un tallo ondulante que va enmarcando a las diferentes figuras, que tanto pueden ser motivos vegetales o geométricos como figuras de animales.

El mal estado de conservación que presentan hacen difícil identificar algunas de las representaciones, sin embargo se puede resumir así el aspecto de cada una de esas piezas: la más oriental fue pensada para ser un remate de esquina, ya que está decorada por sus dos caras: la menor ha sido rudamente cortada y en ella aparece un cuadrúpedo con largas orejas, cuya especie es difícil de precisar; le acompaña otro de mayor tamaño en la otra cara, que es del que brota el tallo ondulante; un tercer animal puede identificarse con un jabalí.





En la segunda pieza labrada el tema ornamental es completamente distinto: en los espacios que quedan entre el tallo, del que salen algunas hojas lanceoladas, se sitúan unos grandes círculos en cuyo interior aparecen radios u otros adornos, y también lo que parece la figura de un ave.





Del tallo de la siguiente cobija salen espirales de elegante diseño. Como apunta el profesor Pita Andrade, el motivo de la espiral es frecuente en el arte gallego desde las más antiguas manifestaciones, perviviendo, incluso, en el románico, donde las más de las veces trata de representar hojas muy estilizadas.





En la cuarta pieza de la cornisa del muro norte de Vilanova se representan tres cuadrúpedos con largas orejas, realizados con unos rasgos muy sumarios.





El noveno sillar de la cornisa muestra de nuevo el tallo ondulante del que surgen espirales. La ejecución es semejante a la descrita con anterioridad.





La siguiente cobija presenta una serie de hojas lanceoladas que brotan de la curva de ese tallo común a todas las piezas decoradas de la cornisa pero también aparece otro motivo difícil de identificar por el deterioro sufrido.





A fines del siglo XVIII se sustituyó la fachada primitiva por la actual, rematada con una elevada espadaña de granito.

















Fachada sur, con la parte añadida de la sacristía. En este muro se conservan tres ventanas, al contrario que en el muro norte, que sólo conserva una, que está cegada, como veremos desde el interior.















Doblamos la esquina y nos encontramos con el ábside.





El ábside, que se eleva sobre un pequeño zócalo, presenta sillares de granito, bien escuadrados y de desigual tamaño; las hiladas muestran diferentes alturas, mientras que a nivel de las ventanas la colocación de los sillares no es ordenada, lo que recuerda soluciones prerrománicas.







El muro semicircular se divide en tres paños mediante pilastras de poco resalte a modo de lesenas, única vez que se emplean en el románico gallego del siglo XI. Entre ellas se disponen arquillos de medio punto doblados -cuatro por paño-, cada uno tallado en un sillar y sostenido por pequeñas ménsulas que presentan una decoración geométrica, de cabezas antropomorfas o de animales, realizados con una talla muy sumaria.

La diferencia con la arquería de Toques es clara: en Vilanova los arcos aparecen tallados en el bloque pétreo y doblados, mientras que en Toques tienen un despiece en dovelas.





Las dos ventanas que proporcionan luz al interior del ábside, una en cada paño lateral, tienen doble derrame y rematan con arcos de medio punto igualmente doblados, tallados en un solo sillar.







La cornisa que remata el ábside tiene la nacela decorada con un trenzado formado por líneas ondulantes que se cortan formando ochos. Este motivo, que cuenta con pocos ejemplos en Galicia, se encuentra también en cimacios de la segunda etapa constructiva de San Martiño de Mondoñedo (de 1071 a 1112).















Antes de pasar al interior vemos la iglesia desde un plano superior. Ay, ese cable…





Pasamos al interior.

La iglesia de San Xoán de Vilanova consta de una nave, a la que se añadió con posterioridad una sacristía, y un ábside semicircular.















En el lado norte se abre una puerta rematada por un dintel sobre el que aparece un arco semicircular de descarga.







La puerta sur da paso a la sacristía y está coronada por un arco de medio punto apoyado directamente en las jambas.





Pese a tratarse de una obra del siglo XI, con respecto al ábside de San Antolín de Toques se aprecia una notable diferencia de concepción: en el caso de Toques el espacio en el que se desarrolla la liturgia sigue el modelo de las iglesias altomedievales, con espacios bien definidos y separados por un arco triunfal de escasa luz (Click Aquí para ver nuestra visita a Toques).

En Vilanova el interior del templo se caracteriza porque apenas hay diferenciación entre los dos ámbitos que lo componen, ya que se construyó un arco de acceso al presbiterio casi tan ancho como la nave, lo que permite una mayor comunicación entre el oficiante y el pueblo.





Posteriormente, en el interior de los muros laterales se construyeron dos arcos ciegos que albergaron retablos gemelos, ya desaparecidos.











La nave se cubre mediante una techumbre de madera a dos aguas, sostenida por una cercha con tirantes.





Dos ventanas proporcionan luz directa al presbiterio. Sobre ellas, contorneando toda la capilla, discurre una imposta que sirve de arranque a una bóveda de cuarto de esfera que está enlucida.

Todavía hace que el interior de este templo parezca más sencillo que el arco triunfal no esté sostenido por columnas como los que aparecen en otras iglesias románicas posteriores. En Vilanova, un simple arco de medio punto que se apea en los propios muros, ligeramente mayor que el perfil de la bóveda de cascarón, provoca la aparición de un brevísimo tramo recto que conecta con la nave.

Esta reducción del presbiterio es algo inusual en Galicia, ya que sólo vuelve a aparecer en San Martiño de Mondoñedo, y es característica de los edificios basilicales del primer románico europeo, lo que convierte a Vilanova en un caso excepcional por ser de una nave.















La iluminación y ventilación de este espacio la proporcionaban ventanas de medio punto y doble derrame, de las que se conserva una al norte, que está tapiada, y tres al sur.

Dos de las tres ventanas que se conservan en el muro sur.





En la parte superior de la imagen vemos, a la izquierda la única ventana que se conserva en el muro norte, la que está tapiada. A la derecha vemos la ventana cuadrada que se corresponde con el ósculo que hemos visto anteriormente en la fachada norte.





Salimos de la iglesia y la observamos desde el muro exterior del recinto.





Aquí finaliza nuestra visita a la Iglesia de San Xoán de Vilanova, en Miño.





Fin.


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