En el día de hoy nos encontramos en la Plaza de la Quintana. La gran escalinata separa la Quintana de Vivos, en su parte norte, donde destacan la Puerta de los Abades, acceso a la iglesia de la Corticela y a la cabecera románica, hoy oculta tras la gran fachada barroca, y la Casa de la Parra, siglo XVII, con su fachada de vides. Desde aquí admiramos, a nuestra izquierda, el Monasterio de clausura de San Paio (Pelayo) de Antealtares, fundado en el siglo IX para custodiar y proteger el sepulcro del Apóstol, y en cuyo imponente muro, de la actual construcción de los siglos XVII y XVIII, una placa recuerda a los Héroes del Batallón Literario. Enfrente, divisamos la Casa de la Conga, antigua vivienda de los canónigos de la Catedral, con sus característicos soportales. Descendemos la escalinata y llegamos a la Quintana de Mortos, antiguo cementerio. A nuestra derecha, la Puerta Santa, retablo pétreo, lugar simbólico, abierta cada Año Santo. Más allá, el Pórtico Real, lugar por el que acce