En esta Parte
I de nuestra visita a San Mamede de Moldes vamos a disfrutar del
hermoso entorno y el paseo hasta la iglesia. Veremos el cruceiro y
hoy nos centraremos en los muros exteriores de este importante
ejemplo del románico rural de Galicia, que fue fundado por los
Templarios (S. XII).
Seguimos en
toda la visita al gran erudito D. Manuel Chamoso Lamas, en un gran
trabajo realizado en 1934 sobre la iglesia, que en aquel momento
estaba en ruinas. Él mismo dirigió años después su restauración.
D. Manuel, natural de la parroquia de Moldes, descansa en el
cementerio que circunda la iglesia.
Click Aquí para ver la Parte II: El interior de la iglesia.
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Coordenadas
de situación de Boborás en Galicia. Amplíe el mapa y llegará a la
Iglesia Románica de San Mamede de Moldes: 42.416743, -8.127735
Nota: Los
textos en cursiva han sido extraídos del trabajo de Don
Manuel Chamoso Lamas titulado: La Iglesia de los Templarios de San
Mamed de Moldes. Publicado en el Boletín de la Sociedad Española de
Excursiones y de la Sección Excursionista de la Facultad de
Filosofía y Letras Arte - Arqueología – Historia. Año XLII.
Segundo trimestre, Madrid, Junio de 1934. Pags. 122 a 138.
Estamos en el
cruce de caminos al lado del acceso a la iglesia de San Mamede. Esta
es la iglesia de San Benito de Moldes. Vemos la carretera asfaltada
que nos ha traído hasta aquí. También vemos el sendero homologado
PR-G 79, llamado Senda del Río Arenteiro que pasa por aquí y al que
dedicaremos nuestra atención en otra ocasión.
El sendero
PR-G 79 va desde O Carballiño hasta Pazos de Arenteiro, en el
municipio de Boborás. San Mamede de Moldes es uno de los atractivos
de este sendero, entre otros muchos, claro está.
Ahora vemos
también los pendellos,
donde se celebraban las ferias, y detrás San Benito de Moldes, de
más reciente construcción respecto a San Mamede y donde se celebran
los actos litúrgicos de la parroquia.
Este
indicador nos muestra el camino. Detrás, el otro indicador es el del
senderp PR-G 79, que nos indica que faltan 1,7 kilómetros para
llegar al puente de Ponterriza.
Giramos 180º.
A la izquierda, el camino empedrado que nos va a llevar a San Mamede,
el otro sendero es el PR-G, que sigue su curso y, a la derecha vemos
el muro del pendello.
Emprendemos
el camino. Se trata de poco más de 200 metros de terreno en ascenso,
entre un bosque de castaños.
Hemos
visitado Moldes en dos ocasiones, en otoño y en primavera, casi
verano, 11 de junio, fecha de celebración, la única que nos
permitía el acceso al interior de la iglesia, ya que ésta permanece
cerrada todo el año. En la Parte II de nuestra visita, centrada en
el interior de la iglesia entraremos en detalles. Iremos combinando
imágenes de una y otra visita.
Primavera.
Otoño.
Habla D.
Manuel Chamoso:
En un
trabajo publicado en 1905 en el Boletín de la Comisión de
Monumentos de Orense por D. Arturo Vázquez Núñez, se atribuye a
los Templarios dos iglesias románicas situadas en el distrito
judicial de Carballino (Orense), la de San Julián de Astureses y la
de San Mamed de Moldes.
En tal
estudio, el Sr. Vázquez Núñez analiza con cierto detenimiento la
de Astureses, pero con brevedad excesiva, a nuestro juicio, la de
Moldes, la cual, dada su interés arqueológico y la amenaza
insistente de desaparición a que la ruina y el abandono la tienen
sentenciada
(recordemos que D. Manuel Chamoso escribió este texto en 1934),
merece
no sólo la mayor atención, sino también un minucioso y detallado
estudio.
Es una
muestra de esas iglesias humildes, rurales o parroquiales construidas
por los siglos XII y XIII que en gran número se extienden por la
región gallega.
Un
fenómeno social de Índole religiosa, que por su origen guarda
identidad con las actividades de la Orden Cisterciense, intervienen
la presente construcción dotándola de determinadas características
propias a la vez que de cierto ambiente de leyenda ampliado por la
fantasía popular: nos referimos a la orden religioso-militar de los
Caballeros Templarios.
A
continuación, el autor explica con detalle el origen
histórico de la iglesia:
Nada hemos
podido conseguir de documentación, pues los libros parroquiales sólo
alcanzan al siglo XVI, ateniéndonos, por consiguiente, a lo que los
restos nos digan y ofrezcan como resultado del examen.
En lo que
atañe a su origen en relación con los Templarios, sólo un detalle
a primera vista puede indicar esa procedencia, es el señalado por el
Sr. Vázquez Núñez en su citado trabajo sobre las dos iglesias de
Astureses y Moldes. Se trata de la cruz que figura en el centro del
tímpano de la puerta principal y que se repite en todo un Vía
Crucis alrededor del templo. Es esta una cruz latina con
ensanchamientos triangulares en los cuatro extremos y pintada de
rojo.
No cabe
duda de que la forma de la cruz es uno de los signos más seguros
para identificar la presencia de los Templarios, puesto que cada
orden militar tenía su símbolo distintivo en una cruz de forma
convencional.
Nada puede
afirmarse con seguridad respecto de la forma de la cruz utilizada
como símbolo por los Templarios. Ahora bien, la opinión que cita el
Conde de Clonard tienen algunos historiadores respecto de ser su
forma octógona, puede servirnos en cierto modo de orientación.
La
circunstancia de señalar como octógona su forma coincide con la
presencia de un elemento importante en la iglesia de Moldes, cuya
estructura pasó desapercibida para el Sr. Vázquez Núñez que no lo
cita más que al paso. Nos referimos a la cruz de piedra en que
remata la espadaña que corona el templo.
La
caprichosa forma de esta cruz llama inmediatamente la atención, no
sólo por su originalidad sino también por el esmero con que ha sido
trabajada. Lo que en un comienzo hace suponer obedece a una muestra
de habilidad y gusto del cantero encargado de su construcción,
motiva al observarla con detenimiento sugerencias interesantes sobre
su forma y presencia en tal sitio.
Adopta
esta cruz una forma octógona por sus remates, de ahí que no sería
muy arbitrario dudar si responderá tal elemento a un fin puramente
decorativo o a un fijo símbolo de propiedad. Creemos no ser muy
atrevido el considerar esta cruz como un emblema de propiedad de la
Orden. Confirmamos la intuición del Sr. Vázquez Núñez al
determinar como templaria la cruz roja que ostenta el tímpano de
esta iglesia y, por tanto, atribuir su construcción a la Orden del
Temple.
La cruz
latina roja con ensanchamientos triangulares en los extremos de sus
brazos, es sin duda el emblema principal de la Orden, aunque ésto no
quite que en algunas ocasiones hayan adoptado otra forma de cruz.
Pero no
solamente en la cruz puede identificarse la actividad de la Orden en
esta construcción, se observa además, en toda su estructura
arquitectónica y ornamental, como veremos al avanzar en su
descripción.
Y continúa
el paseo hacia la iglesia.
Una mirada
atrás pasada la curva.
Y seguimos
caminando...
Llegamos a
las proximidades de la iglesia, subimos esos escalones.
A nuestra
derecha queda el cruceiro,
que vamos a ver con detalle.
Remate:
Cristo crucificado en una cara y la Virgen en la otra.
En la base
está esta imagen, parece la de un peregrino.
Y ahora nos
encaminamos a la iglesia. Primavera.
Otoño.
En la entrada
al recinto del cementerio y la iglesia, al parecer se trata de un
sistema usado para limpiar el calzado, al llegar caminando por el
sendero que podía estar embarrado.
La fachada
principal presenta el elemento más importante y digno de estudio de
la iglesia, la portada.
La
repetición del arco engendra una doble arquivolta adornada con
toros, cañas y medias cañas y al exterior con una ancha faja con
dos órdenes de hojas. Se anuncia ya en este arco, aunque
tímidamente, el factor poderoso de la transición, pues parece
corresponder al momento crítico en que se aparta ligeramente del
semicírculo, formando en el encuentro de los dos arcos un ángulo
poco perceptible a primera vista.
Confirma
la influencia de este momento, la forma y decoración de los
capiteles sobre los que descansa el arco, los que a su vez se apoyan
en dos pares de columnas a cada lado de la puerta que aparecen
acodilladas a las jambas. Sobre los capiteles se alza a manera de
ábaco un friso con un motivo de decoración formado por líneas
dentadas.
Como
observa Lamperez, existe en la ornamentación románica un principio
básico de variedad, pues, en la misma portada no es extraño
alternen capiteles de abolengo corintio con otros de entrelazos y
otros historiados. Así puede apreciarse en esta portada, observemos
la ornamentación empleada en los capiteles y en primer lugar los que
corresponden a la derecha de la puerta. En el primero tenemos un tema
muy reproducido y de gran significado simbólico, dos palomas
bebiendo en un cáliz.
En el
segundo capitel, tenemos un motivo ornamental forrmado por entrelazos
que recuerdan el gusto bizantino. Contrasta con ésta la decoración
de los capiteles del lado izquierdo. Ya tenemos en ellos motivos
vegetales que son un paso hacia el naturalismo, reproduciendo de una
manera muy esquemática la flora local en perjuicio de la
tradicional, y así vemos suplantada la hoja de acanto del capitel
corintio por la hoja de col tan abundante en la región.
La
exclusión en los templos de la Orden del Císter de la decoración
groseramente animada y el empleo de la flora Iocal como tema de
dibujo, se identifica en este momento dándonos a la vez confirmación
a lo que antes decíamos respecto de los Templarios. Sabido es que
San Bernardo dio su regla a los Templarios y, por tanto, éstos
sujetándose a ella emplearon en sus construcciones, al menos en un
comienzo, los elementos propios del Cister.
Las
columnas son de fuste liso, delgado y largo con basa clásica muy
degenerada, las cuales se refuerzan con garras que se apoyan sobre un
pesado plinto que a su vez descansa en un zócalo moldurado.
El vano
del arco está ocupado por otro arco de descarga que protege a un
tímpano liso, como es frecuente hallarlo en la región. Figura en su
centro la cruz roja que antes señalábamos como propia del Temple.
Se apoya el tímpano en mochetas de sencillo dibujo que culmina en
una poma suspendida.
Se observa
en esta portada una armónica perfección en todo su desarrollo,
permitiéndolo la buena calidad de la piedra y la regularidad
empleada en la colocación de los sillares. Por su estructura, unida
a lo que indica el resto del templo, puede designarse como un buen
ejemplar de los comienzos de la segunda mitad del siglo Xll, época
en la que ya se inician los ensayos precursores de la transición.
Sobre esta
portada corre una imposta sostenida por once canecilIos de talla
multiforme (aunque hoy sólo son
diez, unos de ellos no está en su lugar sino colocado en el suelo,
junto a la puerta, como se ve en la imagen inmediatamente anterior),
alternando motivos geométricos, vegetales y animales, reducidos
éstos a una cabeza de cordero (animal de tanto valor simbólico en
la escultura religiosa), situada sobre la entrada.
La imposta
biselada presenta una decoración de hojas menudas, bajo ella en los
sillares que quedan entre los canecillos, aparecen grabados círculos
y otros dibujos geométricos, de los cuales alguno corresponde a los
signos que se aprecian en otras construcciones templarias.
Corona el
imafronte una espadaña muy sencilla, en la que se abren dos arcos de
medio punto para cobijar las campanas.
Fachada Sur.
Flores en el
Día de Todos los Santos.
En la
fachada del Sur la ornamentación es más abundante y rica que en la
del Norte. La cornisa cortada en bisel, presenta una decoración
animada que tiene su origen en un sencillo simbolismo religioso,
reproducido. y ejecutado con toda la rudeza del artista popular.
Pasando la
vista a lo largo de la cornisa se ve, en un comienzo, una decoración
a base de cabezas de clavo agrupadas con cierta variedad geométrica,
después, varios peces se deslizan en un sentido para a continuación
destacarse una serpiente o anguila que persigue a un pez que corre en
sentido contrario de los otros.
Siguen
varias piedras de la cornisa sin decoración para ultimar con el
mismo motivo de la anguila persiguiendo al pez, pero con la variedad,
en este caso, de que la anguila hizo presa en el perseguido.
El
significado de está escena era tan conocido y sencillo, que muy bien
puede atribuirse a propia iniciativa del artista para reproducir en
la serpiente o anguila la tentación, que persigue a las almas
representadas por el pez.
Trece
canecillos sostienen esta cornisa en los que se reproducen figuras
geométricas y animales, alguna de ellas representaciones humanas
como son una figura desnuda y de rodillas, un busto al parecer de
hombre y una cabeza.
Contrasta
la variedad de decoración de esta fachada con la del lado norte, que
es más pobre.
Esto no
tiene otra causa que la acción poderosa de un fenómeno físico. En
esta región, en donde los inviernos son largos y extraordinariamente
húmedos con el cielo cubierto con frecuencia de espesas nubes, el
día carece de potencia luminosa y, como es natural, las partes
orientadas al mediodía perciben durante más tiempo la luz, mientras
que las del norte están condenadas la mayor parte del año, a una
oscuridad relativamente intensa.
En esta
iglesia tenemos un buen ejemplo, pues mientras en la parte sur
entretiene la variedad ornamental, en la del norte no se aprecian más
que unos enérgicos trazos geométricos en algunos canecillos.
Adosada al
muro Sur de la iglesia aparece una capilla cuya estructura exterior
indica, ya, ser una adición bastante posterior (1638), como
podremos comprobar en el interior.
Ábside.
El muro de
cabecera de la nave que separa a ésta del ábside, se halla coronado
por un cordero que representa toscamente el Agnus Dei, aunque ya sin
cruz, que figura en todas las iglesias del estilo. Tenemos a
continuación el ábside que aun conserva su techumbre de madera a
dos aguas.
Ofrece
este ábside la particularidad de ser de planta rectangular, arcaismo
tradicional que caracteriza a un buen número de iglesias de la
región y que llega a perdurar, como en este caso, a través del
siglo XII.
Por el
contrario de lo que ocurre en el resto de la iglesia, en el ábside,
la cornisa y los modillones sobre que se apoya, no ofrecen otra
decoración más que un simple dibujo que se repite con exacta
uniformidad.
Fachada
Norte.
En la
fachada del norte se halla una puerta estrecha con un arco de
descarga sobre un tímpano, que descansa en mochetas sencillas, pero
de distinto dibujo. Por lo alto del muro corre la cornisa, biselada,
pero sin representación alguna, sostenida por canecillos que sólo
ofrecen dibujos geométricos sencillos, aunque variados.
Canecillos de
la nave en su parte más próxima al ábside.
Puerta
estrecha con un arco de descarga sobre un tímpano, que descansa en
mochetas sencillas, pero de distinto dibujo.
En la parte
inferior de la imagen podemos observar una de las cruces del Vía
Crucis que están alrededor del templo.
Otra de las
cruces.
Marcas de
canteros.
En la Parte
II continuamos la visita al interior de la iglesia.
Fin de la
Parte I.
En este
enlace: http://xacopedia.com/Chamoso_Lamas_Manuel se hace
referencia a la actividad de D. Manuel Chamoso Lamas en lo
relacionado con el Camino de Santiago y los trabajos y excavaciones
en la Catedral de Compostela.
Su figura
abarca un importante número de escritos y estudios sobre arte y
patrimonio de Galicia, así como importantes excavaciones
arqueológicas en diversos puntos. Fue Presidente de la Real Academia
Galega de Belas Artes.
En este otro
enlace: http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2009/05/10/opinion-centenario-chamoso-lamas-legado-sensibilidade/284983.html Felipe Senén,
museólogo y tecnico en gestión cultural hace una sentida semblanza
de D. Manuel en el centenario de su nacimiento.
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