Corrubedo. La Gran Duna Móvil, Playa de Ladeira, Río do Mar. Marisma de Carregal. En Ribeira, Provincia de A Coruña.
Estamos
en Corrubedo, en el municipio de Ribeira (o Riveira), provincia de A Coruña, en la margen
norte de la Ría de Arousa. Hoy vamos a dar un paseo por una pequeña
parte del Parque Natural de las Dunas de Corrubedo y las Lagunas de
Carregal y Vixán, conocido por su belleza e importancia natural y
paisajística.
Caminaremos
por la pasarela de madera que nos llevará a la gran duna móvil.
Después llegaremos a la playa de Ladeira, el Islote Ferreira, para
continuar por el Río do Mar hacia la Marisma de Carregal y regresar
al punto de partida. Apenas 4 kilómetros, una mañana de verano, con
marea baja, claro.
La
pasarela de madera que nos acerca a la gran duna móvil de Corrubedo.
Coordenadas
de situación del lugar en el que comienza nuestro paseo de hoy: 42.584413, -9.044879
Ya
estuvimos en el faro (Click Aquí)
y en el núcleo urbano de Corrubedo, donde pudimos ver el muelle,
la iglesia
de
Santa María y
las
playas
de A
Robeira y O Prado (Click AquÍ).
Este
es el panel informativo que nos servirá de guía, situado en el
aparcamiento de Oliveira.
Ahora
vemos más en detalle el mapa del panel. Empezamos en el aparcamiento
de Oliveira, parte superior. Recorremos la pasarela hasta la duna
móvil, en donde hay un punto de observación y termina la pasarela.
Como la duna no se debe pisar, nos trasladamos a la playa de Ladeira.
Una vez en la playa nos dirigimos al islote Ferreira y desde allí
tierra adentro por el llamado Río do Mar hasta la marisma de
Carregal para desde allí regresar al aparcamiento.
Hemos
“retocado” esta captura de Google Maps, para señalar el
recorrido a realizar en el día de hoy.
Comenzamos
pues en la ya mencionada pasarela de madera, que mide unos 600 metros
hasta llegar al mirador o puesto de observación que hay a los pies
de la duna.
Ya
se divisa la duna.
Estamos
llegando ya al final de la pasarela donde está el punto de
observación o mirador.
Miramos
lo que hemos dejado atrás.
Llegamos
al puesto de observación de la gran duna. El panel que se ve al
fondo prohíbe expresamente el tránsito por la duna, sujeto a
importantes sanciones económicas.
Damos
unos pasos, pocos, por la duna y miramos hacia el puesto de
observación.
Observamos
que la prohibición no parece que se tenga muy en cuenta. Es cierto
que desde el aparcamiento esta es la manera más corta de llegar a la
playa de Ladeira. Son 600 metros de pasarela más otros 500 metros de
duna...
Caminamos
otro pequeño trecho por terreno prohibido para tomar una imágenes
de la duna y volvemos al puesto de observación para acceder a la
playa de Ladeira por otro lugar.
Ha
pasado un rato y ya estamos en la playa. Islote Ferreira.
La
marea está a estas horas en su punto más bajo.
A
lo lejos divisamos el Islote de Ferreira, que separa la playa de
Ladeira de la de O Vilar.
A
lo lejos vemos el núcleo urbano de Corrubedo, al que nos hemos
referido anteriormente.
Playa
de Laderira. A la derecha, el Monte Tahume, a unos 3 kilómetros en
línea recta de donde nos encontramos.
Vamos
a trasladarnos por un momento al mirador que hay en lo alto del Monte
Tahume. Hemos de afinar un poco la vista: En el centro de la imagen,
la pasarela de madera. Algo a la derecha, la gran duna móvil y
detrás, Ladeira. También en el centro, el islote. Hacia la
izquierda, el Río do Mar y más a la izquierda, la marisma de
Carregal.
Volvemos
a la playa.
Ahí
detrás está la duna y allá, el imponente Tahume.
Nos
acercamos a la parte donde desemboca el Río do Mar, junto al islote.
Estas
rocas se llaman Predecelos, según el panel que hemos visto más
arriba.
Toda
esta parte de la playa está cubierta por las aguas con marea alta.
Llegamos
a donde desemboca el Río do Mar. Hoy tiene poco caudal. Es verano.
Al subir la marea, el agua ocupa toda esta parte y sube hacia la
marisma. En invierno el lugar tendrá un aspecto bien diferente.
Hemos de volver.
Llegamos
a la parte de la marisma de Carregal.
La
marisma y la duna.
De
regreso al aparcamiento. La gran duna. En la parte izquierda de la
imagen podemos distinguir el puesto de observación.
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