Es un día de otoño, el viento sopla con fuerza, aquí, a 1300 metros de altitud. Estamos en el municipio de Pedrafita do Cebreiro, en el interior de la Provincia de Lugo. Aquí es donde empieza el recorrido del Camino de Santiago Francés en Galicia, en O Cebreiro, a donde llegan los peregrinos desde la Comunidad vecina de Castilla León. En O Cebreiro visitaremos la Iglesia de Santa María A Real, veremos el poblado y las pallozas, la Hospedería de San Giraldo de Aurillac, antiguo Hospital de Peregrinos.
En la capilla que está a la izquierda del presbiterio, la Capilla de San Benito, se encuentra la sepultura de D. Elías Valiña, párroco de O Cebreiro entre 1959 y 1989, gran descubridor y promotor del Camino. Fue un gran impulsor del Camino con una amplia variedad de estudios sobre él así como de las restauraciones de la Iglesia, la Hospedería y el poblado. También señalizó profusamente el Camino con las flechas amarillas.
En la capilla situada a la derecha del presbiterio, la capilla del Santo Milagro, se consevan el cáliz, la patena y las reliquias del milagro eucarístico. El milagro del Santo Grial de O Cebreiro (también así conocido) se remonta a comienzos del S. XIV.
La historia refiere como un día de invierno, con mucha nieve y frío, un campesino del pueblo de Barxamaior acude como siempre a misa, a pesar del mal tiempo. El sacerdote que estaba celebrando pensó para sí que el campesino habría podido morir en el camino sólo para venir a arrodillarse delante de un poco de pan y de vino. En el momento de la consagración, la hostia se transformó en carne y el vino en sangre. Enseguida, la imagen de la Virgen, colocada en el altar mayor, inclinó la cabeza para adorar el cuerpo y la sangre de Cristo.
Desde entonces, el cáliz, la patena y las reliquias del milagro se encuentran en O Cebreiro.
Debajo de la vitrina hay un sagrario de plata que representa la urna de la Catedral de Santiago en la que reposan los restos del Apóstol Santiago. Fue donado por los Reyes Católicos cuando peregrinaron a Compostela en 1486 y pasaron por O Cebreiro. El sacerdote y el campesino están enterrados bajo los dos arcos que se ven a la derecha de la imagen.
El cáliz y la hostia figuran además en el escudo de Galicia.
La tradición popular cuenta que la reina Isabel quiso llevarse con ella las reliquias de O Cebreiro. La comitiva regia partió hacia Castilla y unos kilómetros más adelante, los caballos se detuvieron y resultó imposible hacerlos continuar. El miedo se apoderó de la comitiva y dejaron libres a los caballos, que regresaron a las puertas de la iglesia de Santa María de O Cebreiro. Viendo esto, la reina Isabel ordenó que las reliquias continuasen en O Cebreiro.
La influencia de los Reyes Católicos en la historia de estas tierras se refleja también en el hecho de la petición que hacen al Papa Inocencio VIII para restaurar la hospedería y el hospital que, por su mediación, pasan a depender de la Orden Benedictina de Valladolid. Además, el santuario obtuvo diversas bulas papales y privilegios reales. Estuvo en manos de los monjes benedictinos hasta el año 1854. Ahora son los franciscanos los que se encargan de ella.
Las pallozas son construcciones prerromanas adaptadas por los pobladores de la zona a las duras condiciones climatológicas. Son de planta redondeada ovalada con muros de granito o de pizarra, con una única puerta de acceso. Están cubiertas por un tupido tejado de paja de centeno. En el interior había dos o tres estancias separadas, para los moradores y el ganado, que convivían bajo el mismo techo para aprovechar la temperatura corporal de unos y otros.
En O Cebreiro se conservan cuatro pallozas, de ellas una está dedicada a Museo Etnográfico, recreando lo que era la vida cotidiana en ellas y otra a albergue de peregrinos. Forman un conjunto junto con las demás edificaciones del poblado.
La Hospedería San Giraldo de Aurillac fue construida sobre los restos del antiguo Hospital de Peregrinos. Dicho hospital fue fundado por el Santo francés en el S. IX, al poco tiempo de iniciarse las primeras peregrinaciones a Compostela. Fue uno de los primeros en fundarse en todo el Camino por parte de los monjes benedictinos, encargados de custodiar en un principio los restos del Apóstol.
Después de dejar atrás O Cebreiro, el peregrino sigue su camino pasando por aldeas y sus capillas, para llegar al Alto de San Roque, donde una estatua que recrea la figura de un peregrino medieval se hace real y parece luchar contra la fuerza del viento.
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