El
Museo das Peregrinacións e de Santiago ubica su sede expositiva en
la Plaza de Platerías, al lado de la Catedral. En las cuatro plantas
del museo haremos un
apasionante recorrido a través de las
tres grandes áreas temáticas sobre
las que gira la extraordinaria colección que posee: La
peregrinación como fenómeno universal;
La
peregrinación y el Camino de Santiago
y el Nacimiento
y evolución de la ciudad de Santiago de Compostela.
Continúa
la visita, ya en el gran
espacio central de la planta
primera. Los tres grandes expositores nos presentan las tres
representaciones de Santiago, Apóstol, Peregrino y Caballero. En el
presente capítulo veremos el expositor dedicado al tercer
modelo iconográfico, que
es el de caballero. Se representa sobre un caballo blanco, con espada
y/o estandarte, con “infieles” a sus pies o dirigiendo a las
tropas cristianas. Obras
escultóricas, en madera, granito, en plata, en azabache; obras
pictóricas; importantes documentos en pergamino…
Santiago
matamoros.
Taller
compostelano. Plata cincelada y dorada. S. XIX.
A
Santiago, en su versión de caballero, se le atribuye la protección
y la defensa de la fe. Su imagen no se restringe solamente al aspecto
político o militar de la Orden de Santiago. En este caso decora una
pieza cuya finalidad era la de servir de regalo institucional por
parte de la Iglesia compostelana que, en ocasiones, dotaba de
beneficios espirituales al acompañarla de indulgencias.
Click Aquí para ver los capítulos dedicados a la Planta Baja.
Click Aquí para ver los capítulos dedicados a la Planta 1.
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Click Aquí para ver el capítulo dedicado a la Planta 3.
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Coordenadas
de situación del Museo de las Peregrinaciones en la Plaza de
Platerías, Santiago de Compostela: 42.879907, -8.544134
Nota.
Los textos que figuran en cursiva son aquellos que describen
las piezas y obras del museo, así como los diferentes textos
explicativos que iremos viendo. En este capítulo también irán en
cursiva los textos que hemos extraído del folleto informativo
que se facilita al visitante.
Plano
de la primera planta, extraído del citado folleto informativo. La
parte que está en color negro es la dedicada a la exposición
permanente del Museo. Hay tres espacios diferenciados: la gran sala,
a la derecha; y otros dos espacios, parte superior izquierda y parte
central izquierda. En la parte inferior, la sala dedicada a
exposiciones temporales. Destacamos en rojo la parte de esta planta
primera que vamos a ver en este capítulo.
A
continuación, unos párrafos procedentes también del susodicho
folleto. Se resumen los contenidos de esta planta, dentro de la
segunda gran área temática del Museo, La peregrinación y el
Camino de Santiago, en la que se engloba también parte de la
Planta Baja:
En
la primera planta se destaca la importancia de la literatura y de la
música de la peregrinación como lenguaje universal de los
peregrinos. A continuación reciben una referencia especial los
principales símbolos jacobeos – venera y cruz de Santiago – con
una selecta representación de bienes culturales que explican su
origen y su uso, tanto simbólico como decorativo.
El
espacio central en esta planta, se dedica a los diferentes tipos que
se fueron generando para representar a Santiago, como Apóstol,
Peregrino y Caballero. Nos introducimos así en la iconografía
jacobea, de la que se expone una pequeña selección de los fondos
con que cuenta el museo. Entre las numerosas obras de pintura,
escultura, tejidos, grabado, etc., destacan las tablas de Juan de
Flandes y Juan de Juanes (siglo XVI).
Termina
la visita en esta planta con singulares producciones artísticas que
nos hablan de la presencia de Santiago en el mundo, tanto en España
como en el resto de Europa. Destaca el especial arraigo que tuvo en
América el culto al Apóstol.
Ahora
pasamos a ver pues el tercero de los expositores, a la izquierda de
la imagen, dedicado a la representación de Santiago caballero. A la
derecha queda el expositor dedicado a Santiago peregrino, objeto del
capítulo anterior.
Comenzaremos,
como en el caso de los anteriores, por la cabecera, a la izquierda,
donde están impresos en el propio expositor unos textos y una
ilustración a modo de introducción, para seguir con las obras
situadas a este lado.
La
cabecera del expositor. Vamos en primer lugar con el texto e
ilustración para después pasar a ver la obra que nos mira de
frente.
Texto
impreso en el expositor:
Santiago
caballero.
Desde
el siglo X, los monarcas cristianos fomentan, con carácter político,
el patronato de Santiago sobre los reinos hispánicos. La primera
mención explícita a Santiago como caballero intercediendo por las
tropas cristianas frente a los musulmanes, aparece en textos de la
primera mitad del siglo XII si bien se refieren a acontecimientos
anteriores como la Batalla de Clavijo (844) que sirvió para
justificar el Voto de Santiago.
Se
representa como jinete, generalmente con atuendo militar sobre un
caballo blanco (símbolo de pureza), luchando por liberar a la
cristiandad del mal. Matamoros, mataturcos, mataindios o
mataespañoles son algunas de sus versiones. El concepto de “guerra
justa” y los santos guerreros (Jorge, Demetrio, Menas…), tan
propios de la Iglesia de Oriente pasan, con las Cruzadas, a
Occidente.
Ilustración
que acompaña al texto.
Ejecutoria
(detalle). Santiago caballero. Gregorio Félix, 1641.
La
obra que se sitúa sobre el texto.
Santiago
matamoros.
Taller
compostelano. Plata cincelada y dorada. S. XIX.
Texto
que acompaña a la descripción:
A
Santiago, en su versión de caballero, se le atribuye la protección
y la defensa de la fe. Su imagen no se restringe solamente al aspecto
político o militar de la Orden de Santiago. En este caso decora una
pieza cuya finalidad era la de servir de regalo institucional por
parte de la Iglesia compostelana que, en ocasiones, dotaba de
beneficios espirituales al acompañarla de indulgencias.
Continuamos
con las obras de este lado. En primer lugar una vitrina con un
volumen.
Se
acompaña de dos paneles, uno con la descripción de la obra y otro
que se refiere al hecho de que la obra expuesta se trata de una
copia, para preservar el buen estado del original:
Ejecutoria
a pedimento de Francisco Ximenez del Palomar, caballero de la Orden
de Santiago.
Real
Chancillería: Valladolid. Pergamino Manuscrito y miniado. 1542.
El
objeto expuesto es una reproducción fiel del original. El objeto
auténtico se retiró de la exposición para protegerlo de la luz.
Será expuesto de nuevo una vez termine el período de descanso.
La
siguiente obra.
Santiago
matamoros. Taller español. Madera tallada y policromada. S. XVII.
Un
poco más adelante encontramos una vitrina y un cuadro. En primer
lugar vamos a ver la vitrina, que contiene un pequeño objeto.
Medallón
con Santiago en la batalla de Clavijo.
Taller
compostelano. Azabache tallado y pulido y plata cincelada. S. XVII.
Sobre
la vitrina se encuentra el cuadro que hemos mencionado.
Santiago
en la batalla de Clavijo.
Escuela
andaluza. Óleo sobre lienzo. S. XVIII.
Llegamos
al final de este lado del expositor, junto a la pared, y vemos, antes
de pasar al otro lado, esta obra dentro de una vitrina.
Ejecutoria
de Diego de Sanjuan, caballero de la Orden de Santiago.
Real
Audiencia y Corte de Justicia de Aragón. Pintor: Gregorio Félix.
Pergamino manuscrito y miniado, 1641.
Texto
explicativo:
Entre
los fines de las ejecutorias constaba el de verificar la “limpieza
de sangre” del peticionario, demostrando que la sangre de su
familia no estaba mezclada con la de infieles. Sancionadas por los
reyes, estas confirmaciones eran necesarias por ejemplo para ingresar
en la Orden de Santiago. En su ornamentación solía incluirse a
Santiago, como defensor de la cristiandad hispánica y de su
monarquía.
Antes
de continuar con las obras del otro lado, nos centramos en este
cuadro.
Santiago
matamoros.
Óleo
sobre tabla. S. XVII.
Seguimos
ahora con las obras de este lado del expositor, mientras vemos los
tres grandes expositores centrales de la sala, los dos de la derecha
objeto de los dos capítulos anteriores.
De
izquierda a derecha, la primera de las obras.
Santiago
en la batalla de Clavijo.
Real
Fábrica de Loza de Alcora. Cerámica moldeada y vidriada. Segunda
mitad del siglo XVIII.
Siguiente
obra, alojada en una vitrina.
Esta
obra también se acompaña de dos paneles, uno con su descripción y
otro que se refiere al hecho de que la obra expuesta se trata de una
copia, para preservar el buen estado del original.
Ejecutoria
a pedimento de Cristoval Sánchez, caballero de la Orden de Santiago.
Real
Chancillería: Valladolid. Pergamino manuscrito y miniado. 1556.
Al
lado de la vitrina vemos esta otra.
Ejecutoria
a pedimento de Jerónimo Sáenz de Quintanilla,
caballero de la Orden de Santiago.
Real
Chancillería: Valladolid. Pergamino manuscrito y miniado. 1596.
Una
tercera vitrina contiene tres pequeñas piezas.
De
izquierda a derecha:
Medallón
con Santiago matamoros.
Taller
español. Plata, filigrana y granulado. S. XVII.
(Pedimos
disculpas porque esta imagen ha salido “algo” borrosa).
Medallón
con Santiago matamoros.
Taller
español. Plata fundida, cincelada y calada. S. XIX.
Medallón
con Santiago matamoros.
Taller
español. Cristal pintado y plata cincelada.
Una
vez hemos terminado de ver el expositor, seguimos con el cuadro a la
izquierda en la imagen...
...y
pasamos a la pared siguiente. Veremos, como final de este capítulo,
los tres cuadros a la derecha de la imagen, que por su temática
guardan estrecha relación con el conjunto de obras del expositor.
Nos
disponemos a ver en detalle estos tres cuadros.
Comenzamos
por la obra de la derecha.
Santiago
en la batalla de Clavijo.
Atribuido
a Gabriel de la Corte. Óleo sobre lienzo. Segunda mitad del s. XVII.
Ahora,
la obra de la izquierda.
Santiago
en la batalla de Clavijo.
Pedro
Ruiz Zenzano. Óleo sobre cobre. Finales del s. XVI.
Tercero
de los cuadros.
Santiago
en la batalla de Clavijo.
Atribuido
a Juan de Borgoña de Toro. Óleo sobre tabla. Mediados del s. XVI.
Texto
que acompaña a la descripción de la obra:
Tras
la conquista de Granada, el sentido de la imagen de Santiago
matamoros no decae sino que se reactualiza con el devenir de los
acontecimientos históricos. La amenaza turca, el nuevo enemigo
infiel en las fronteras europeas, provoca una renovada utilización
como abanderado de la defensa de la Fe cristiana. Se reafirman así
los poderes político y religioso y su patronazgo en España.
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