El
Museo das Peregrinacións e de Santiago ubica su sede expositiva en
la Plaza de Platerías, al lado de la Catedral. En las cuatro plantas
del museo haremos un
apasionante recorrido a través de las
tres grandes áreas temáticas sobre las que gira la extraordinaria
colección que posee: La
peregrinación como fenómeno universal;
La
peregrinación y el Camino de Santiago
y el Nacimiento
y evolución de la ciudad de Santiago de Compostela.
Este
capítulo supone el final de la visita a la planta baja del museo.
Continuamos con el segundo tema de los tres que mencionamos, La
peregrinación y el Camino de Santiago. En la sala que veremos
hoy: ...el relato del
museo quiere subrayar al peregrino como actor protagonista de la
peregrinación. Las motivaciones, los libros de viaje, los medios de
transporte, la protección y asistencia en el viaje, la indumentaria
y los recuerdos de la peregrinación, aparecen ilustrados a través
de los interesantes fondos de la colección.
Algunas
de las medallas conmemorativas de años santos expuestas en una de
las vitrinas de la sala. (Un
pequeño homenaje a nuestra sencilla y entrañable Olympus VR 340.
Todas y cada una de las fotos de este blog las ha hecho ella.
Gracias, queridiña, seguimos caminando).
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Coordenadas
de situación del Museo de las Peregrinaciones en la Plaza de
Platerías, Santiago de Compostela: 42.879907, -8.544134
Nota.
Los textos que figuran en cursiva son aquellos que describen
las piezas y obras del museo, así como los diferentes textos
explicativos que iremos viendo.
Hemos
modificado “ligeramente” uno de los planos que figuran en el
folleto informativo que se entrega al visitante al museo. En rojo,
nuestra aportación, las partes en las que se reparten los espacios
de la planta baja.
Otra
modificación del plano nos permite señalar, también en rojo, la
parte de la planta baja que vamos a ver en el presente capítulo.
Como
se indica más arriba, nos hallamos en la parte del museo cuyo tema
es La
peregrinación y el Camino de Santiago.
En la Parte 1 (Click Aquí)
hemos reproducido los textos del folleto informativo que se entrega
al visitante al museo, en el que se resumen los contenidos de las
tres grandes áreas temáticas a las que aludíamos en la cabecera de
esta entrada.
Vamos
a comenzar pues con el espacio de la planta baja que nos queda por
ver. Vamos a hacer un recorrido visual en redondo por la sala.
Comenzaremos
por la pared panel de la izquierda en esta imagen.
El
peregrino jacobeo.
En
época romana peregrino designaba a quien caminaba por tierra ajena.
En la Edad Media se consideraba peregrino a “… aquel que va a la
casa de Santiago, en Galicia, o vuelve de ella” (Dante, Vita
Nuova, capítulo XL), distinguiéndose así del “romero”,
que iba a Roma y del “palmero”, a Tierra Santa. No obstante
“peregrino” suele usarse como sinónimo de “romero”. Así se
recoge en Las Siete Partidas de Alfonso X para
referirse a aquellas personas que se desplazan para visitar
santuarios y “… servir a Dios y honrar a los santos”.
El
peregrino jacobeo es el actor principal de la peregrinación a
Compostela. El hecho de peregrinar propició el nacimiento del
Camino, las infraestructuras, la normativa de protección de los
caminantes, una liturgia propia así como un inmenso conjunto de
elementos materiales e inmateriales que han hecho singular esta
peregrinación. La mayoría de los peregrinos de cualquier época son
personas anónimas. El franco Bretenaldo pasa por ser hacia el año
920, el primer peregrino jacobeo extranjero conocido. Godescalco,
obispo de Le-Puy, en el año 950, es otro de los más tempranos.
Emblema
que acompaña distintos textos en las paredes de esta sala. Como
hemos visto en capítulos anteriores, los emblemas varían en cada sala,
en las distintas partes de la planta baja.
lustración
de la izquierda:
Stephan
III Praun, peregrino en 1571. Memorial de la familia Von Praun,
1615-1644. Stadtarchiv Núremberg.
Ilustración
de la derecha:
Peregrino
a su llegada a Compostela (detalle). Jacobo Remuñán, 2004.
Seguimos
por la pared de la imagen. En primer lugar, la vitrina de la derecha.
Texto
que acompaña a la vitrina:
Recuerdos
de la peregrinación.
Los
peregrinos solían llevar como recuerdo objetos elaborados en la
ciudad. Los más característicos eran de azabache que se vendían en
la entrada norte de la catedral bajo un estricto control de la
Iglesia compostelana. Vieiras, crucifijos, amuletos, collares,
rosarios, esculturas de Santiago, objetos litúrgicos…, eran
despachados por los azabacheros. No faltaban piezas en plata, aunque
muchas veces con más valor evocador que económico, y sobre todo
medallas con la imagen de Santiago y las conmemorativas de los Años
Santos en distintos metales.
La
elaboración y comercialización de recuerdos para los peregrinos
reportaba importantes beneficios a la ciudad. Estos objetos continúan
siendo hoy ofertados en múltiples establecimientos y no faltan
aquellos que son producto de una globalización y mercantilización
característicos del turismo actual.
Otra
presencia del emblema de esta parte de la sala. Detalle.
La
vitrina, vista general.
Pieza
situada en la parte inferior izquierda.
Calabaza
del Año Santo 1954.
Taller
de Talavera de la Reina. Barro cocido y vidriado. 1875.
La
pieza que acabamos de ver y la siguiente. También, el reflejo en el
cristal de algunas de las piezas situadas en el expositor central de
esta sala.
Medallón
conmemorativo Exposición de 1961.
Julio
López Fernández. Bronce. Madrid, 1961.
La
siguiente obra de las tres que están situadas en la parte inferior
de la vitrina.
Santiago
de Compostela. Recuerdos de las Fiestas del Apóstol.
F.
Guisasola. Papel impreso. 1875.
Continuamos
ahora con estas tres piezas, situadas en la parte superior izquierda.
Primera
de estas tres piezas.
Santiago
peregrino.
José
Vasco Seijo. Colmillo de cachalote. S. XX.
Al
lado de la pieza anterior.
Campanita
con Santiago Caballero.
Bronce.
S. XVIII-XIX.
Sobre
las dos piezas anteriores.
Santiago
de Galicia.
Fábrica
de Loza de Sargadelos. Loza. 1845-1862.
Ahora
nos centramos en el conjunto de piezas situadas en la parte superior
derecha de la vitrina. Se trata de una serie de medallas jacobeas y
otras conmemorativas de distintos años santos.
Parte
inferior: Medallas jacobeas. S. XVI-XX.
Parte
superior: Medallas de años santos.
Dejamos
atrás la vitrina de la derecha y pasamos brevemente por la situada
en el centro (Descripción: Indumentaria de peregrino actual),
para seguir por la de la izquierda.
Pieza
situada en la parte inferior derecha.
Sello
de pan con peregrina.
Madera
tallada. Alcazaba de Málaga. S. XVI-XVII.
Objeto
de la parte inferior central.
Escarcela.
Alfonso
Cid González. Piel de potro. Concha. 1983.
Objeto
de la parte inferior izquierda.
Niño
Jesús peregrino.
Escuela
española. Madera policromada, telas, hilos metálicos y abalorios. S
XVII-XVIII.
Objeto
de la parte superior derecha.
Sombrero.
Alfonso
Cid González. Piel de potro. Concha. 1983.
Pieza
de la parte superior izquierda.
Peregrina.
Taller
inglés. Bronce fundido a la cera perdida. S. XIX.
Termina
el repaso a esta pared de la sala con la obra de la izquierda y el
texto que la acompaña.
Texto:
La
indumentaria.
Al
principio las ropas del peregrino son las propias del caminante. Capa
no muy larga, sayo, esclavina, sombrero de ala ancha y calzado
resistente protegían de las inclemencias meteorológicas y permitían
caminar con comodidad. Criterios territoriales, estacionales y de
condición social marcaban las mayores diferencias, pero después se
produciría una estandarización del actuendo que favorecía la
identificación del peregrino. Así, el bordón (baculus)
y la esportilla, zurrón o escarcela (pera), se
convirtieron en distintivos del peregrino a los que se uniría la
calabaza para llevar agua o vino. Sobre la vestimenta se cosían
insignias distintivas de los santuarios de peregrinación, abundando
vieiras y bordoncillos jacobeos.
La
reciente incorporación de indumentaria deportiva, con prendas
coloristas y cómodas, ha revolucionado los esquemas en el modo de
vestir de los peregrinos.
La
obra en cuestión.
Santiago
peregrino.
Anónimo.
Madera policromada. S. XVII-XVIII.
Vamos
a pasar ahora a la siguiente pared. Comenzamos con los tres cuadros
del centro de la imagen, de derecha a izquierda.
D.
Diego de Acuña Comendador de los Hornos, del Hábyto de Santiago.
José
Rodríguez Losada. Óleo sobre lienzo. 1845-1850.
Caballero
de la Orden de Santiago.
Escuela
madrileña. Óleo sobre lienzo. Principios del s. XVII.
Pedro
Calderón de la Barca.
Atribuido
a: Juan Carreño de Miranda. Óleo sobre lienzo. 1667-1671.
En
la parte izquierda de esta pared vemos ahora el texto acompañado de
la ilustración del cuadro en el que se representa a Francisco de
Quevedo.
Texto:
La
Orden de Santiago.
La
Orden de Santiago fue fundada por el rey Fernando II de León en
1170, en Cáceres, núcleo de la defensa de la frontera leonesa con
los almohades. En los “freyles” confluye el ideal ascético
de los monjes y el caballeresco de los soldados. La “limpieza de
sangre” y el sometimiento a la rígida disciplina de la Regla son
condiciones imprescindibles. Las Comendadoras de Santiago representan
la versión femenina.
En
el siglo XIII era la orden militar más rica con múltiples
posesiones en la península ibérica. Terminada la Reconquista en
1492, la Orden pierde su función guerrera en la península y la
traslada a América.
La
pertenencia a la Orden se convertiría en una distinción nobiliaria
manteniendo su poder fáctico hasta su abolición en el siglo XIX.
La
ilustración se acompaña de la siguiente descripción:
Retrato
de Francisco de Quevedo y Villegas. Juan van der Hamen, segundo
tercio del siglo XVII. Instituto Valencia de Don Juan (Madrid).
El
cuadro representado en la ilustración figuró entre las obras
presentes en la Exposición Camino
El Origen, celebrada en el Museo Gaiás de Santiago de Compostela
entre 13 de Marzo y el 13 de septiembre de 2015. Estuvimos allí. (Click Aquí para ver la exposición).
Pasamos
a la siguiente pared, en la cual veremos la obra de la imagen y el
texto, dos vitrinas con tres obras y su texto; y una gran ilustración
acompañada de otro texto. También dos audiovisuales que reproducen
dos de las obras de las vitrinas mencionadas.
Texto:
Los
medios de transporte.
Desde
su origen, el viaje a pie se convirtió en el principal medio de
transporte para el peregrino jacobeo. El uso de animales o de
carruajes era un privilegio. La debilidad del caminante, indefenso
ante la presencia de animales salvajes, bandoleros y criminales, se
combatía con la organización de grupos de peregrinos. A menudo
viajaban con comerciantes que transportaban sus mercancías en carros
o a lomos de animales. Los peregrinos ingleses y de
otros territorios nórdicos navegaban hasta algún puerto francés o
peninsular para proseguir el camino a pie hasta Santiago. Actualmente
la peregrinación a pie es mayoritaria; el uso de animales tiene sus
adeptos; y se ha incrementado la peregrinación en bicicleta. Es
posible la peregrinación en silla de ruedas para personas con
minusvalías físicas.
Paisaje
con cazadores y peregrinos.
David
Teniers el Joven. Óleo sobre tabla. Segunda mitad del s. XVII.
La
vitrina de la imagen, en la misma pared, a la izquierda del cuadro,
contiene tres obras. En los dos extremos de la misma hay dos
audiovisuales en los que pueden verse con menús interactivos el
contenido de dos de las tres obras, las situadas en ambos extremos
de la vitrina.
Texto
que acompaña a la vitrina:
Los
libros de viaje.
La
Guía
del peregrino
(libro V del Códice Calixtino) es un documento excepcional del siglo
XII que ofrece información de interés para peregrinar a Compostela.
Muchos otros libros (itinerarios, guías o crónicas) constituyen una
importante fuente para el estudio de la peregrinación jacobea. Die
Walfart und Stras zu Sant Jacob,
de Herman Künig von Vach, peregrino de finales del siglo XV, fue
usado por muchos viajeros posteriores. Viaggio
in Ponente a San Giacomo di Galitia e Finisterrae,
recoge
las visiones de Domenico Laffi que peregrinó tres veces (1666, 1670
y 1673) El francés Guillaume Manier, después de peregrinar en 1726
escribió Voyage
a St. Jacques de Compostelle.
También destaca Viaggio
da Napoli a San Giacomo di Galizia
del italiano Nicola Albani, con interesantes relatos de su viaje a
Santiago en 1743 y 1745.
Empezaremos
por la obra situada a la derecha. Al lado de la misma hay un
audiovisual con menús interactivos para ir viendo, como hemos
comentado, el contenido de esta obra.
Códice
de indumentaria femenina.
Anónimo
francés. Pergamino, acuarela y oro. 1530-1550.
A
la descripción de la pieza acompaña este comentario:
Códice
del siglo XVI ilustrado con 28 mujeres ataviadas al estilo de la
época. Su autor, un anónimo viajero francés, dejó
fiel reflejo de la indumentaria tradicional femenina de ciertas
poblaciones por las que pasó desde una localidad francesa hasta
Santiago de Compostela. Es muy posible que tomase apuntes durante su
viaje y que, con posterioridad al mismo, lo terminase con detalle.
En
el centro de la vitrina.
Códice
Calixtino.
Edición
facsímil. Original: 1150-1160. Facsímil: 1993.
La
obra situada a la izquierda. Tal como hemos visto en el caso de la
obra dedicada a la Indumentaria Femenina, esta obra también
se puede ver al detalle en el audiovisual situado justo a su lado.
El
Camino de Santiago en España.
Ikeda
Munehiro. Papel japonés, acuarela y tinta negra. España-Japón.
1983-1986.
En
este caso también a la descripción de la obra acompaña un
comentario:
Realizado
durante el peregrinaje del autor, constituye una guía fidedigna y
detallada del Camino de Santiago en todos sus aspectos: geográficos,
culturales, de hospedaje, de intendencia, etc. Por su envergadura y
detallismo podría considerarse una especie de contrapunto actual a
la Guía del Peregrino, incluida en el Códice Calixtino del siglo
XII.
Continuando
en esta pared, terminamos con esta ilustración de gran tamaño y el
texto que la acompaña.
Las
motivaciones.
La
peregrinación jacobea nace de una convicción religiosa. Se
interpreta como un “camino de perfección” y se peregrina por
devoción piadosa (orationis causa) o para pedir
una gracia. Para algunos es un “camino de expiación” para
satisfacer un voto. Para otros es un “camino de purificación”
que sirve para cumplir una penitencia, como sucede con los años de
“Gran Perdonanza”, para ganar las indulgencias establecidas.
A
partir del siglo XV es también un “camino de conocimiento”.
Peregrinos movidos por sus ansias humanistas o sus valores
caballerescos, viajan a Compostela. Hay también peregrinaciones
forzadas o por imposición de una pena civil.
Aspectos
culturales, ecológicos, deportivos, esotéricos, la meditación o el
escapismo se cuentan también entre los muchos motivos por los que
hoy se peregrina a Compostela.
Ilustración:
Mutius
(detalle). Johan Sadeler (grabador), Martin de Vos (dibujante),
segunda mitad del s. XVI.
Ahora
vamos a ver el gran expositor central de esta sala.
Comenzamos
con los contenidos que se ven en primer plano. Se trata de un texto
de introducción, acompañado de una imagen. También un plano y otra
imagen, esta última corresponde al Hostal de los Reyes Católicos de
Santiago de Compostela.
El
texto mencionado:
Protección
y asistencia del peregrino.
La
peregrinación jacobea es una actividad que se va dotando de una
normativa para proteger al peregrino y de instituciones para
facilitar su viaje. Las jurisdicciones civil y eclesiástica
favorecieron la peregrinación con medidas especiales. La Orden de
Santiago prestó un servicio fundamental a los peregrinos jacobeos
garantizando la seguridad de las rutas de peregrinación.
La
asistencia sanitaria ha sido siempre imprescindible en el Camino. Por
ello, desde el siglo IX se fundaron hospitales. En Compostela el Gran
Hospital Real, fundado por los Reyes Católicos en 1499, acogió
buena parte de la asistencia prestada en la ciudad a los peregrinos.
La
imagen impresa en el propio expositor, sobre el texto:
Hospitalero
atendiendo a un peregrino, s. XV. Musée Historique Hotel Gadagne.
Lyon.
A
la derecha del texto anterior vemos un plano de Santiago de
Compostela en el que se señala el lugar donde está el Hostal de los
Reyes Católicos, en la Plaza del Obradoiro. Hay una imagen impresa
del edificio pero mejor aportamos una imagen propia de la fachada del
Hostal.
El
plano.
Nuestra
foto,en
una lluviosa y fría mañana de domingo.
Sobre
el plano vemos un texto también impreso en el mismo expositor, que
acompaña a las dos piezas de la siguiente vitrina:
La
presencia de la Orden de Caballería de Santiago fue considerable
desde su creación, tanto en el ámbito popular como en el más
distinguido de la alta nobleza y monarquía. Su emblema, la Cruz de
Santiago, se convirtió en símbolo de poder y prestigio utilizado en
la decoración de edificios y todo tipo de objetos para reforzar la
vinculación con la Orden.
Las
dos obras o piezas u objetos de esta vitrina.
Obra
de la izquierda.
Medalla.
Oro
y plata. Fundición y filigrana. S. XVII.
Pieza
de la derecha.
Portapaz.
Taller
sevillano. Bronce moldeado y dorado. Segunda mitad del s. XVI.
Continuamos
el repaso por este gran expositor central. Nuestro siguiente objetivo
son las dos obras de la vitrina del centro de la imagen.
Obra
de la derecha.
Regla
y constituciones de las religiosas de la Orden de Santiago.
Pergamino
manuscrito a dos tintas. Encuadernado en piel. 1615.
Obra
de la izquierda, de esta vitrina.
Chronica
de las tres Ordenes y Cauallerías de Sanctiago, Calatraua y
Alcantara.
Francisco
de Rades y Andrada (†1599).
Impresor: Juan de Ayala. Impresión sobre papel. Xilografías.
Encuadernación posterior en pasta española. Toledo, 1572.
Y
ahora continuamos con las dos obras de la vitrina de la izquierda,
contigua a la anterior.
Obra
de la derecha.
Ceremonial
de la Orden de Santiago con el Oficio Divino correspondiente a las
funciones que la misma celebra.
Ángel
Álvarez de Araújo y Cuéllar. Impresor: R. Vicente. Impresión
sobre papel. Litografías. Madrid, 1868.
Obra
de la izquierda.
Regla
de la orden y cavalleria de S. Santiago de la Espada…
Maestro
Ysla. Impresor: Juan de Brocar. Impresión sobre papel. Xilografías.
Encuadernado en pergamino. Alcalá de Henares (Madrid), 1547.
A
continuación este conjunto de piezas de cerámica, en dos vitrinas,
junto con la estatua de la imagen.
La
estatua.
San
Roque de Montpellier.
Taller
gallego. Madera tallada y policromada. Finales del s. XVI.
Piezas
de cerámica de la vitrina de mayor tamaño. En este caso se presenta
una descripción común a todo este conjunto:
Recipientes
del Hospital de San Roque.
Fábrica
de la Cartuja de Sevilla. Cerámica moldeada y esmaltada. S. XIX-XX.
Las
dos piezas de cerámica de la vitrina más pequeña.
Pieza
de la derecha.
Copa
de farmacia.
Producción
de Talavera de la Reina. Cerámica modelada a torno y esmaltada.
Monasterio de San Martiño Pinario. S XVIII-XIX.
Pieza
de la izquierda.
Bote
de farmacia. Albarelo.
Producción
de Talavera de la Reina. Cerámica modelada a torno y esmaltada.
Hospital Real de Santiago. S. XVII-XVIII.
Continuamos
con las obras situadas en el otro lado de este expositor central de
la sala.
Vitrina
de la izquierda en la imagen anterior. Contiene tres obras.
Obra
de la izquierda.
Historia
de las órdenes de caballería y las condecoraciones españolas.
José
Gil Dorregaray (y otros). Impresor: Tomás Rey. Papel impreso y
cromolitografías. Madrid, 1864-1865.
Obras
del centro y de la derecha de la vitrina.
Real
Provisión de Felipe IV para que D. Francisco Fernández de la Cueva
Enríquez, duque de Alburquerque, arme caballero de la Orden de
Santiago a D. Antonio Fernández de Castro…
Papel
manuscrito. Madrid, 1665.
Confirmación
del Rey Felipe IV de la transacción que se hizo entre (…)
caballeros de la Orden de Santiago.
Pergamino
manuscrito. Encuadernación en pergamino. Madrid, 22-08-1660.
Vitrina
con una obra, contigua a la anterior. A la derecha, el cuadro que nos
quedará por ver antes de finalizar la visita.
La
vitrina.
Descripción
de la obra y texto explicativo:
Las
Siete Partidas.
Alfonso
X el Sabio (1221-1284). Impresor: Andrea de Portanariis. Impresión
sobre papel. Encuadernación en piel. Salamanca, 1565.
El
Rey Alfonso X el Sabio dirigió personalmente las comisiones que
redactaron el llamado inicialmente Libro de las Leyes. Supuso la más
extensa recopilación de normativa legal de la Península Ibérica.
Su importancia no se restringe a lo jurídico sino que abarca también
campos como Literatura, Filosofía, Historia, etc. Algunas leyes
aludían a diversos aspectos de la protección a peregrinos.
Finalmente,
cerramos el recorrido por esta sala de la Planta Baja con la
siguiente obra.
San
Antonio Abad.
Escuela
castellana. Temple sobre sarga. 1495-1500.
Hemos
llegado al final de esta visita a la Planta Baja del Museo das
Peregrinacións. La aventura continúa, queda mucho por ver. En
próximos capítulos continuaremos este viaje inolvidable por la
historia del Camino.
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